"Echar una mirada interna al interior de nosotros mismos y al mundo que nos rodea para hallar un sitio en él"
Thomas Moore
Extraigo estos fragmentos del libro de Thomas Moore : "El placer de cada día", título que da pie a esta nueva entrada para ayudarnos a tomar conciencia de todo lo que nos pasa desapercibido desde que nos levantamos. Somos poco conscientes de los tesoros que tenemos y ya he comentado en el blog que hay l.m. que descubren valores y saborean más la vida a raíz de contraer la lesión.
Contraer una lesión no es incompatible con disfrutar y estar atentos. La semana pasada me comentaba un paciente que se le pasaban muchas "películas" por su cabeza. Se refería a las imágenes de toda la actividad que desempeñaba desde que se levantaba y que pensaba que ya no podía hacer. Seguía diciendo : "No me sentaba hasta la cena". Yo me pregunto si es esa la vida que uno quiere llevar, vida en la que apenas hay tiempo para el disfrute, en la que todo está programado, hora a hora, minuto a minuto. Le sugería revisar el Movimiento Slow que desconocía y que le sería muy útil no solo aplicado a su vida sino al mundo de la Educación de la que procede. ¡Vamos tan deprisa!
¿Habrán surgido estas lesiones con un significado, con la intención de pararse y disfrutar del placer de cada día?. No quiero que nadie interprete mis palabras como si la lesión fuese el resultado de un castigo, algo de lo que ya hablé en el blog. No hay día que no vea un paciente de nuevo ingreso que se pregunté ¿Por qué a mí?.
Podíamos, con Kenneth (ver su columna de la última Revista de Infomédula), entender la crisis ( ya que no se puede mirar para detrás) como una oportunidad.
En otra entrada hablaré de otras enseñanzas de Moore.
“Inclinándome” (Ed. Pre-textos), último libro de José Luis Parra, poeta madrileño que vivía en Valencia, salió hace unas semanas coincidiendo con la muerte de su autor. Copio un poema suyo, coherente con el título del libro y el tema de esta entrada,
ResponderEliminartitulado REGAR LAS PLANTAS y dedicado a Elena Cortell:
"Primeros trinos,
tenues, en el alba estival.
Salgo al balcón y riego las macetas.
Al inclinarme noto que envejezco.
Pero cómo consuela, con los años,
esta alegría, este ritual, el chorro
de agua sobre las hojas.
Qué verde y fresco,
como recién creado,
gotea el mundo".
¡Precioso! Bienvenido este primer comentario. Poema que me arrastra y me invita a leer el libro. Gracias por tu aportación.
ResponderEliminarEspero, Manuel, que nos cuentes, así mismo, algunas de las cosas que a tí te resulten más placenteras.
Muy buen libro
ResponderEliminarGracias por comentar.
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