viernes, 6 de diciembre de 2013

Primer Certamen de Cuentos : Votaciones : "Leyenda urbana"

Leyenda urbana                                                                        

Desde pequeño he sido bastante escéptico, y nunca creí todas aquellas leyendas urbanas que circulaban por las calles, y mucho menos toda la avalancha de ellas que llegó con la venida de internet.
Esto fue así hasta hace un mes, cuando al entrar en el baño de mi pequeño piso de estudiante, de la taza del inodoro aparecieron las enormes mandíbulas de un caimán de  tamaño mediano. Seguramente apareció allí porque algún antojadizo lo compró como mascota cuando era una cría y cuando vio que este crecía demasiado lo arrojó por el retrete. De esta forma allí en las alcantarillas se alimentó de la basura y desperdicios humanos, y hoy es el dueño de mi cuarto de baño.
Todo esto hubiera quedado ahí, sino fuera porque unos días después llegó a mi correo electrónico un mensaje anónimo con un vídeo con unos componentes muy característicos y reconocibles: una muchacha semidesnuda, un perro hambriento, un bote de mermelada entre los dos, y Ricky Martin en un armario. Todos sabemos de qué vídeo estoy hablando. Un video que antes que yo solo había visto una decena de personas en el mundo.
La puntilla llegó cuando una semana después, aparecía en un call-tv de sobremesa la figura de un envejecido Elvis Presley, hablando con un marcado acento andaluz, y desvelando que era cierto lo que alguna persona había dicho alguna vez, que su muerte había sido montaje y que llevaba viviendo de incógnito los últimos 40 años en un pueblecito de Almería.
Ya no sé qué pensar. El mundo se ha vuelto contra mí. Hace una semana inaguraron un restaurante chino en mi calle, La gran muralla. Y hace dos días, que mis tres gatos, Kun, Kiko y Vieri han desaparecido de casa.
 Yo ya no puedo vivir en este mundo, un mundo en el que marcan los dogmas el primo de la novia del amigo de mi hermano. Así que ya lo tengo decidido, voy a suicidarme. Ya tengo preparados el bote de pepsi y la bolsa de peta-zetas.


Ángel Lozano



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