El título de esta Entrada : "Un trabajo de reingeniería personal" es la frase que utilizó Horacio Novello http://horacionovello.blogspot.com/.en su último comentario volcado al blog la pasada semana.
Quien mejor que él, al igual que otros lesionados, sabe en qué consiste este trabajo, este redescubrirse tras la lesión, este retar a ese estado en el que a veces se cae, de abandono, de rendirse ante la adversidad, de no puedo más y así me quedo.
A lo largo de estos dos años, de uno u otro modo, he tratado en el blog de este trabajo de gran envergadura que es el rehacerse tras la lesión, superando los miedos, reestructurando los roles, conviviendo con el dolor, la espasticidad, la incontinencia, las nuevas sensaciones, el nuevo cuerpo, la disfunción sexual, las barreras sociales y las arquitectónicas, la pérdida de oportunidades, el estigma social, la incomprensión, la soledad, la lástima, el olvido y un largo etcétera.
Ya lo creo que es un arduo e ingente trabajo, unas veces más grato que otras. Un trabajo unipersonal en el que el lesionado tiene que emplearse de pleno que, al igual que un edificio, debe de empezarse desde abajo usando los mejores materiales y desestimando todo aquello que no sea necesario que habrá que ir dejando en el camino.
Sin saberlo, el lesionado se convierte en el arquitecto de un nuevo proyecto que es esa "otra forma de vida" que es la paraplejia. Como en otras construcciones, se necesita la ayuda y competencia de otras personas para un buen resultado. Asimismo, es un trabajo que requiere tiempo y paciencia, algo para lo que el lesionado se entrenó bien en el Hospital de Parapléjicos.
Creo que todos tenemos que ir reconstruyendo nuestros principios, en función de la experiencia que vamos adquiriendo en nuestras vidas. La única diferencia es que esa reconstrucción ha de ser urgente en el caso de los lesionados medulares, por ser el trauma muy repentino y por la dimensión del cambio. Tal vez tendríamos que pensar que los lesionados tienen que reconstruir desde los cimientos, mientras los demás vamos haciendo pequeñas chapuzas.
ResponderEliminarNo sé a qué o a quién tendremos que agradecer esa capacidad de reconstrucción, pero no cabe duda que existe.
Abrazos malagueños.
Felipe, no había reparado en que tu comentario de hace dos días, había sido captado como spam. Lo he rescatado ahora.
ResponderEliminarPienso que esa capacidad de reconstrucción tiene que ver con ese instinto de supervivencia y de aferrarse a la vida que nos caracteriza aunque unos sean más luchadores que otros y cada cual, como bien dices, luche a su manera.
Lo importante es canalizar bien la energía para seguir viviendo rodando o como sea.
Gracias por tu aportación y perdona el despiste.
Abrazos renovados.