La verdad es que veo que Eva ha retomado su vida con bastante "normalidad" http://afrontandolesionmedular.blogspot.com.es/2014/11/subida-un-escenario-volviendo-cantar.htmly al lado siguen esas personas tan especiales e importantes que llenan su vida. A Eva le dediqué unos cuantos Posts http://afrontandolesionmedular.blogspot.com.es/2013/09/la-vida-dibujada-el-arbol-de-los-suenos.html
y recordaréis que ganó el I Premio del I Certamen de cuentos del blog de 2013 con su "Pajarillo roto"
http://afrontandolesionmedular.blogspot.com.es/2013/12/primer-certamen-de-cuentos-votaciones_2238.html
Este es el Post que Eva ha hecho en su blog http://simpleimpulso.blogspot.com.es/2015/06/dos-anines.html al cumplirse "Dos añiñes" desde que contrajera su lesión,
Mil gracias Eva por tus palabras, por tu generoso gesto.
Imposible no emocionarse con el escrito de Eva, es el calco de la historia que hemos vivido con mi hija Elena. También nosotros hemos dejado atrás temores e incertidumbres y, después de asumir las pérdidas, hemos retomado la lucha por la vida.
ResponderEliminarEs increíble como han reaccionado estas chicas.
También nosotros, como en el cuento de Eva, cuando Elena era niña, encontramos un gorrioncillo caído de un nido, intentamos alimentarlo, nos desesperamos al ver que rechazaba el pan con leche que tratábamos de darle y, cuando ya estábamos a punto de abandonarlo en el césped del jardín de la casa de Nerja, vimos saltar a un pequeño saltamontes y, en un último intento se lo ofrecimos al depauperado pajarillos que, para nuestra sorpresa, abrió un gran pico y engulló el saltamontes con avidez. Después muchos saltamontes más y un año viviendo con nosotros. Un buen día, ya en Málaga, en primavera, el pájaro, a la sazón un gorrión macho, saltaba por la encimara de la cocina, llegó hasta la ventana, se asomó e, inesperadamente arrancó a volar. Nunca más lo volvimos a ver. Solo ahora, después de la mielitis de Elena, he podido comprender la sensación de alegría que sentí al ver volar el gorrión.
Maravillosa la historia de vuestro gorrión. Mis hijos estuvieron también alimentando un verderón al que pusieron de nombre "pepinillo" y cuando marchamos de vacaciones lo dejamos al cargo de unos amigos que respetaron rigurosamente sus horas de comida como si de un bebé se tratara y dejaban actividades y reuninones familiares para atender su demanda en una casa en el campo. Lo asombroso es que el pajarillo venía a comer a la mano y, cuando no requería alimentarse, volaba libremente. Un día haré un Post en homenaje a todos estos pajarillos rotos que tuvieron la suerte de encontrase con gente sensible. Ojalá y que siga habiendo gente con esa sensibilidad.
ResponderEliminarComo tú, Felipe, admiro esa adaptación increíble de tu hija, de Eva y de tantas personas que tuve la suerte de conocer.