Con esta frase que encabeza el título, "Hay vida después de la lesión medular" cerraba un correo que me ha enviado hoy Ignacio Pérez de Vargas, expaciente del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo.
He asumido bastante bien el confinamiento porque me ha permitido mantener el contacto con familiares, amigos y clientes, a través de emails, WhatsApps, conferencias telefónicas y vídeo conferencias, utilizando estos medios telemáticos, me equiparo al resto de los mortales, diríamos que estamos en condiciones de igualdad, es una broma, pero que refleja bastante bien la realidad.
Me he incorporado a un chat con 27 pacientes, que coincidimos al mismo tiempo en el HNP de Toledo. Está bien porque compartimos experiencias, una vez cada uno ubicado en su lugar de origen.
Mis recuerdos de la estancia con vosotros siguen siendo muy positivos, conforme el tiempo transcurre, se difuminan los malos momentos, al mismo tiempo que los buenos tienen cada vez más presencia en mi mente.
Mi agradecimiento para ti y para todo el personal sanitario, cuyas cualidades humana y profesional han sido esenciales en la experiencia vital que me ha tocado vivir.
Pero... como hemos comentado muchas veces, afortunadamente, hay vida después de la lesión medular.
Gracias, Ignacio, por tu gratitud y por compartir tus palabras y pensamientos.
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