Es la
vida que brota, los almendros se visten de blanco y la naturaleza
despierta para cubrir de verde el campo y de hojas los árboles. La
imagen que ofrece la mariposa es de delicadeza, respeto y elegancia. Me
maravilla ver tanta vida en una frágil criatura. Me gusta observar
cómo revolotea entre las plantas posándose con tanto cuidado de
manera tan liviana.
Las
mariposas son de primavera. Son muy frágiles, pero muy bellas. ¿Qué
buscarán? Porque todos, de alguna forma, buscamos algo aunque no sea
con la delicadeza de la mariposa.
¿Por qué el ser humano es capaz de matar a una frágil mariposa sin propósito alguno?
No
espantes a la mariposa de tu jardín, tiene una labor que hacer, así
es la naturaleza, esencial, no superflua.
En
la primavera se corre el telón del tiempo y la vida empuja la
máquina de la existencia que riega la creación.
Pedro Ruano Toledo, 20 de Abril de 2021
Relato nº 10 "Florecer por dentro"
Me gusta decir
que soy observadora de la vida, porque considero que aprecio los
detalles. Hace poco, descubrí algo en lo que quizá no hayas
pensado… y es que el ser humano también florece. No es algo solo
de flores; por raro que parezca, es algo que puede suceder en
cualquier momento (a veces más de una vez) y si presenciarlo es todo
un espectáculo, vivirlo es algo indescriptible. Intentaré
contártelo lo mejor que sepa, aunque cabe la posibilidad de que te
resulte familiar porque tú mismo ya lo hayas hecho alguna vez.
Primero: ¿Cómo
sabrás si floreces? Fácil. A veces se nota un cosquilleo, como un
brotar suave y lento que sube desde el estómago. Otras veces es una
sensación cálida, como cuando te sientas al sol una mañana de
primavera. Sin darte cuenta sonríes. En ocasiones hasta cierras los
ojos o se te llenan de lágrimas, pero no estás triste. Te sientes
ligero y robusto a la vez, capaz y valiente. Así lo he sentido yo
alguna vez.
Hay montones de
formas de florecer. Cada uno termina encontrando la suya, aunque sea
sin querer: al tender la mano a alguien que lo necesita, o
simplemente quedándote en silencio a su lado y en disposición de
ayudar; cuando cantas o bailas como un poseso, o cuando te ríes
tanto que hasta te duele. Quizá esta mañana te has mirado al espejo
y te has sentido genial por lo bien que te ves; tal vez hayas sentido
que te llenas de amor por algo, por alguien o por ti mismo; o hayas
encontrado una gran satisfacción al aprender algo nuevo; incluso al
comprobar que viejos talentos siguen latiendo dentro de ti. Ahí
también has florecido.
Si después de
contártelo todavía crees que no lo has sentido, no te preocupes,
llegará.
Irene Rodriguez Tomelloso (Ciudad Real), 20 de Abril de 2021
Relato nº 11 "El despertar de la madre tierra"
Dos gotas de agua cayeron en sus ojos y lentamente los abrió. Se
desperezó con calma y se incorporó. El aire llegaba fresco y le
traía el olor del bosque que la esperaba fuera del hueco de aquel
árbol donde siempre se cobijaba para pasar el invierno. Era hora de
levantarse, así que se puso en pie, se arregló la ropa y tiró del
verde y mullido manto que le había hecho las veces de cama para
echárselo sobre los hombros.
La brisa de la
mañana le hizo estremecer. Acarició la corteza de su guarida y se
encaminó hacia una charca cercana. Arrodillada en la orilla, se miró
en la superficie y la tocó con las yemas de los dedos.
- Buenos días,
Agua. - dijo. Y Agua le devolvió un alegre chapoteo a modo de
saludo. Cogió un poco entre las manos y se refrescó la cara. Le
gustaba Agua, era fresca y cambiante.
Levantó la
cabeza al oír los primeros trinos de los pájaros y un rayo de luz
que traspasaba las copas de los árboles le dio en el rostro. Sonrió.
- Buenos días,
Sol. – dijo. Y la luz parpadeó un instante para responder. Sol
también era amigo suyo, a pesar de la distancia. Le fascinaba su
calidez.
Paseó por el
bosque dejando tras de sí un rastro de flores y jóvenes arbustos
allá por donde arrastraba su manto, reverdeciendo el follaje en los
troncos donde posaba sus manos. Acarició a los animales que se
acercaban en busca de alimento fresco.
Una ráfaga de
aire le alborotó el pelo, que llevaba cubierto de flores y pequeñas
ramas:
- Por fin
amaneces. – susurró en su oído.
- Buenos días,
Viento. – susurró ella, divertida.
Estaba claro,
porque si Madre Tierra estaba despierta, significaba que la primavera
había llegado.
Irene Rodriguez Tomelloso (Ciudad Real), 20 de Abril de 2021
Relato nº 12 "Primavera Vital"
La
literatura guarda ciertos paralelismos con la vida. Generalmente,
ésta no se asemeja ni por asomo al guion que hubiéramos elegido.
Nos dan un puñado de palabras, y con ellas debemos ingeniar nuestra
propia historia.
Cuando
escucho las viejas canciones que formaban la banda sonora de mi
adolescencia, me percato del inevitable paso de los años. Aunque
queramos ser eternamente jóvenes, la cadena de la vida ha dado el
paso a la estación otoñal, a tenor de la caída del pelo,
tristemente caduco (a pesar de los mejunjes de la nueva alquimia) o,
incluso, al blanco invierno, si hacemos honor al mar de canas de la
sección felizmente perenne de la cabellera.
A
menudo trata uno de fingir que esto no es cierto, hasta que siente
sus huesos escacharrados por unos (antaño) leves ejercicios de
gimnasia o, simplemente, hasta que un joven imberbe le habla de usted
en la cola del supermercado. ¡Válgame Dios!
Como
decía el clásico, es Ley de Vida. Al fin y al cabo, dichosos
aquellos que llegan al frío invierno y lo pueden disfrutar. No
obstante, permítanme deleitarme y, aunque sea a destiempo, aprender
de mayor a ser pequeño.
En
este sentido, ¿por qué no?, siempre es maravilloso regresar a
tiempos ancestrales; cuando todo brotaba y florecía como algo
completamente nuevo y brutal. A medida que envejecemos somos más
resabiados, pero, ¿qué quieren que les diga?, ¡bendita ingenuidad!
Ser
padre es lo más maravilloso del mundo. Esta experiencia te devuelve
a la época de los dinosaurios, a construir castillos de arena o a
sumergirte en una historia interminable.
No
dejemos nunca de ser niños. No hay nada mejor que mantener el
espíritu de la primavera en cualquier etapa de la vida. De este
modo, la historia que escribimos día a día resulta mucho más
feliz.
Vicente López Ciudad Real, 27 de Abril de 2021
Relato nº 13 "Primavera"
Quiero dormir un rato, un rato, un minuto, un siglo…….decía
Federico
Cuando
uno llega al otoño y este no te asusta, cuando esperas disfrutar todavía del
color de los árboles y de la luz dorada de los atardeceres, cuando piensas que
la meta esta próxima y que lo vivido ha valido la pena; tal vez aquello que
esperabas se trastoca
Pero que
todos sepan que no he muerto
y debes
reconducir y reinventar tu propia vida acompañando a la persona que ha andado
el camino junto a ti, que te ha animado unas veces, que te ha desesperado
otras, que te necesita y a la que necesitas
Porque
hay un establo de oro en mis labios
y ves en
aquellos que te siguen, hijos, nietos; que la vida no se para. Que el ciclo se
repite. Que vuelve la primavera y que tú la puedes sentir en las risas de esos
niños con el graznido de las ocas y patos en el rio o el zureo de las palomas
junto a los arboles floridos. Ves la vida renacer
Porque
soy un pequeño amigo del viento del oeste
y tú
disfrutas con ellos, y vuelves a tiempos ya olvidados, que recreas de nuevo y
los vives y los sientes. Porque la vida continúa y tú tienes que asumirla sin
dejar que te pase por encima.
Aprovechar
las pequeñas o grandes alegrías y que las tristezas que vendrán, sin duda, no
te derroten.
Porque
soy la sombra inmensa de mis lágrimas
pues con
todo ello tienes que vivir y debes aprovechar lo que cada día nos depare.
Fabrizio (Pseudónimo) 29 de Abril de 2021
Relato nº 14 "Los lirios"
Después de un invierno en extremo frío, con la llegada de la
primavera, florecen los lirios de mi huerta. Una floración corta,
efímera y a la vez eterna, pues vuelve año tras año en un ciclo
sin fin. Como la efímera primavera de nuestras vidas, la juventud, que nos pasa casi inadvertida y que tanto añoramos después. Así
también, algunas vivencias fugaces, cortas, pero felices, prevalecen
siempre en nuestra memoria. Como mi recuerdo de una mañana paseando
con mi padre, por una zona donde había varios manantiales de aguas
claras, rodeados de helechos, árboles y una espesa vegetación que surgía de aquella abundante humedad, impropia de nuestra árida meseta castellana.
Descubrí unas grandes flores moradas,
que destacaban sobre el verde dominante en la vegetación. Yo
escuchaba atentamente a mi padre hablar de aquella flor especial. Era
la flor de lis, de reyes y caballeros, o que un pintor loco hacía
cuadro de aquellas flores azules. Yo con nueve años, elegí aquella
flor como mi preferida, así como ya había elegido: la naranja, el
número 5 o el color rojo.
Una trágica coincidencia, hizo que mi
padre muriese, casi a la vez que yo ingresaba en el Hospital de Parapléjicos. Cuando volví a casa “de alta”, lo primero que
sembré en mi huerta, fueron unos lirios, que como cada año han
vuelto a florecer y con ellos, ha vuelto la alegría de aquel
Caballito trotador; la ilusión de aquel primer diente bajo la
almohada; la magia de unos zapatitos en la ventana una noche de
Reyes; una pajarita de papel y una espada de madera. Aprendiendo una
canción que “llueva un chaparrón con azúcar y turrón”. Hoy
los lirios de mi huerta están llenos de flores y con su efímero
florecimiento han traído el eterno recuerdo de mi padre.
Mariano Rivera Calera y Chozas (Toledo), 10 de Mayo de 2021
Relato nº 15 "Un sueño primaveral"
Quien
podría pensar que la primavera puede llegar a transportar,
dentro de su inmensidad, ese inmenso brillo, donde la oscuridad
del ultimo día invernal llenó de frío, a veces húmedo, otro
helado y más de otro tapado por un manto blanco, que parece
que, de manera formal y respetuosa, muestra a
un majestuoso nuevo amanecer.
Llega
el momento, sorprendido por el manto blanco que hay bajo el que
le impregna con su brillo y frescor, de una fortaleza inmensa,
un poco enrojecido por lo encontrado, expande desde la faz de la
tierra, Esa nueva fortaleza, que se va desplazando desde la faz
de la tierra hacía el inmenso cielo, no da paso en su camino,
va ascendiendo segundo a segundo, va impregnando de vida, de
color, donde los árboles, las ramas, aún las pocas que quedan,
se mueven; y las hojas acompañan en
un zigzagueo que hace, dejar en claridad el brillo que tienen en
su interior, las aves que dormían sobre ellas mueven sus alas, todavía entumecidas y frías; sus ojos y su
cuello se mueven al unísono.
Se
dan cuenta que es el momento de remontar el vuelo y ejercitarse
en busca de un alimento que les de fortaleza a un nuevo día de una
nueva primavera.
Sobre la tierra empiezan a verse desplazar diversidad de animalillos que
con alegría y energía acompañan el nuevo día.
Es
algo digno de admirar, y el ser humano acompaña con su mirada y
el resultado es placentero.
No
olvidemos nunca, que sin nuestro apoyo y ayuda no se conservaría
este inmenso logro de “nuestra casa llamada”: TIERRA
Manuel Penalva "Sonriman" Madrid, 10 de Mayo de 2021
Relato nº 16 "¡¡¡Silencio!!!"
Guardad
silencio, escuchad mi voz de auxilio, mi grito sordo.
Hace
ya tiempo que os hablo y seguís ignorando mi tragedia, mi dolor.
Estoy
herida, mutiláis mis árboles y se me
agota el oxígeno, me asfixio. Maltratáis a mis animales sin piedad, invadiendo
sus espacios e ignorando sus derechos. Por favor ¡evitad nuestro sufrimiento!
Vuestra
tecnología es para nosotros un virus devastador, vuestros plásticos guillotinas,
vuestros pesticidas nuestra inyección letal.
No
olvidéis que el equilibrio es necesario para poder continuar en este juego,
disfrutando de la magia que aún se os brinda. Hasta ahora he podido reparar el daño
padecido y he perdonado. ¡Basta ya!
Observáis
impávidos la destrucción. Sin embargo, sé que aún podéis sentirme. Las raíces
que compartimos y nos unen, duelen. Cuando un escalofrío recorre vuestro cuerpo o
una sensación de ansiedad os bloquea, esa es mi angustia, ese es mi tormento.
Deberíais
de colaborar y repartir con la naturaleza porque si lo queréis todo para
vosotros, tarde o temprano lo vais a perder.
Sin
evitar el sufrimiento de la Madre Tierra y sus seres vivos, podéis ser más
poderosos pero nunca felices. El bien de otros es el tuyo también. Necesitamos
vuestra ayuda, que trabajemos en equipo, es por ello que os voy a proponer un pacto:
- Cerrad
los ojos y concentraos para conectar con mi energía.
- Permitíos
sentir la caricia limpia y suave de un mar inmenso y lo que transmite su azul
perfecto.
- Apagad
vuestros dispositivos para escuchar con atención la melodía infinita de la naturaleza
que os cuida y os acompaña.
- Respirad
profundo retirados de la contaminación, para inhalar la brisa relajante y perfumada
de los campos hidratados por el agua de la lluvia, el agua de la vida.
Si
vosotros conseguís reflexionar sobre mi mensaje y empezáis a actuar, yo prometo
regalaros otra Hermosa Primavera.
Mamen Movellán Argés (Toledo), 12 de Mayo de 2021
Relato nº 17 "La Primavera es luz"
Cuando le pregunté a mi marido Miguel que qué era para él la primavera, me dijo: “la primavera
es luz”. Luz que ilumina todo, luz para ver como florecen los árboles, las plantas y las flores y ver como
los campos se inundan de colores.
Habíamos salido de un invierno frío, y un final muy duro con un trágico accidente, pero también
tuvimos la alegría inmensa de la noticia de nuestro traslado al Hospital Nacional de Parapléjicos
de Toledo, y en él, estamos descubriendo la primavera en Toledo… llena de color, con sol, cielos
claros y luminosos, y nuestro ánimo también empieza a florecer, a brotar con ilusión y con
esperanza.
No hay prisas, ni días acelerados, todo es día a día, con paciencia, calma en el hospital y calma
para disfrutar de los días primaverales, pararnos a mirar la vegetación en los campos, disfrutar
del sol.
Hemos aprendido a estar juntos de otra manera compartiendo minuto a minuto, a oír frases de
Miguel con una emoción antes no expresada: “¡volver a la vida!”; “¡Por alta que sea la muralla,
veo que la puedo superar!”.
La primavera es preciosa, pero ésta es especial, por todo lo que se ha removido en nuestro
interior y valorar la importancia que tienen las cosas normales: pasear, sentir el sol, el aire, … La
primavera es un fluir de la naturaleza y nuestros sentimientos.
Mª Jesús Bueno Toledo, 16 de Mayo de 2021
Relato nº 18 "Primavera"
¿Qué es la primavera? Y tú me lo preguntas…
Esta primavera son destellos, destellos que con una poderosa luz iluminan. Breves momentos,
instantes fugaces y a la vez eternos.
Primavera es escucharnos, es una foto compartida, una llamada bajo la lluvia. Primavera es una
caricia y unos ojos vidriosos. Es la crema en las manos y el masaje en los pies.
Primavera es sabernos todos juntos con una misma ilusión y un mismo camino por recorrer. Es
hacer piña y querernos más.
Primavera son los croissants para celebrar, los abrazos, las risas por
el humor redescubierto. Es disfrutar de una garra de pollo y del aire en la cara.
Primavera es mirarme en tu espejo y aprender, aprender que por muy altas que sean las
murallas se pueden superar. Aprender a sonreír en cualquier circunstancia, a celebrar cada
logro, cada paso.
Primavera es crecer juntos y aprender a vivir cada instante como algo único,
como un milagro, como la rama verdecida…
Luis Miguel Ferrer Ainsa (Huesca) 16 de Mayo
Relato nº 19 "Primavera en familia"
Nosotros somos de Zaragoza, ciudad con la denominación actual de origen romano, pero de
origen ibérico “Salduie”. Capital de Aragón, que como decía José Antonio Labordeta tiene “al
norte los Pirineos y al sur la cordillera callada, pasa el Ebro por el centro”. Ciudad en la que existe
la primavera, pero no se siente. Pasamos de las botas y el abrigo, para protegernos de la niebla
y del cierzo, a las sandalias y el abanico, para protegernos del calor y del bochorno.
Pero este año la primavera no la vivimos en Zaragoza, por suerte la vivimos en Toledo, capital
de Castilla-La Mancha, ciudad de las tres culturas –judíos, musulmanes y cristianos-, declarada
Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, capital imperial, casa del Greco, tierra de leyendas,
bordeada por el Tajo y con un hospital público referente en lesión medular.
Si miras en el diccionario la primavera es la estación del año que, astronómicamente, comienza
en el equinoccio del mismo nombre y termina en el solsticio de verano. También, es la época
templada del año, que en el hemisferio boreal corresponde a los meses de marzo, abril y mayo,
y en el austral a los de septiembre, octubre y noviembre.
Pero para nosotros, esta primavera de 2021 es cuando estuvimos juntos al aire libre sintiendo
el sol en nuestra piel; es tardes de encuentros familiares, de paseos bajo el cielo infinito de la
llanura castellana y descansos bajo la sombra de un olivo; es momentos compartidos en familia
que creímos perdidos pero que los hemos ganado; es atardeceres cada día más tardanos, pero
siempre únicos y de una belleza cromática extraordinaria; es cuando los campos se visten de
primavera agreste y te llenan de energía, optimismo, fuerza y alegría. La primavera es… ¡ahora!
¡Disfrútala!
Marina Ferrer 16 de Mayo de 2021
Relato nº 20 "La estación viva"
Abro los ojos, aunque al momento un
diminuto rayo de luz, que pasa entre las nubes tormentosas, me haga
entornarlos.Negros los grandes nubarrones que agigantan el temor a lluvia,
entre las confusiones del cielo y verde hierba.
Ante mí hay tal variedad de colores que mi
pupila no sabe muy bien dónde debe parar. Asimismo, me deleito con el olor a tierra húmeda y el sonido de
las alas de los pájaros que se persiguen de árbol en árbol, mientras que otros,
como yo, les contemplan y ensanchan con su canto la hora parada de la estación
viva. Sólo por todo esto mi mente ya
tiene claro que la vida es un regalo, a veces inexplicable, que merece la pena
poseer.
Sigo observando cómo las nubes
suavemente se deslizan sobre un tablero profundamente azul e inmaculado
mientras que percibo algo que me hace sonreír. El viento me da el placer de acercar a mis sentidos el aroma a
buganvilla, tan propio de esta época, enviando imágenes a mi cerebro que ni
siquiera han estado al alcance de mi vista.
También me hace pensar en ese día,
ese día en que la señora negra ya no venga, y yo sonría sin fin a todo, y se
quedarán los pájaros cantando, la hierba seguirá siendo verde, con su mirlo
blanco y nos daremos cuenta de cuáles fueron los mejores momentos porque los
echaremos de menos.
Intento moverme, pero una inusitada
ligereza recorre todo mi ser. Por la ventana abierta entra una brisa fresca
preguntando por mi alma, todo parece lejano, distante, de otro mundo. Cada hora mía me parece un suspiro en el
devenir del tiempo, tiempo dulce y suave como el vivir verdadero.
Y yo me iré…O quizás ya me he ido.
Miguel Ángel Navarro (16 años) Toledo, 17 de Mayo de 2021
Relato nº21 "La sombra de una ilusión"
Érase una vez un mes de mayo. Poco
tiempo atrás, vivía, no muy lejos de aquí, Florencio. Le encantaban las flores y
salir a pasear con su familia. Siempre
disfrutaba haciendo carreras por las praderas y jugando al escondite entre los
jazmines. Su mejor amigo venía a
visitarlo muy a menudo y juntos ensayaban diferentes movimientos bajo el sol de
primavera. Su padre le recordaba siempre
que tenía que repasar sus deberes al igual que él lo hacía con su abuelo.
Un día, Florencio esperaba a su
mejor amigo entre las flores, como hacia todos los días, pero su amigo no
llegó. Florencio estaba muy preocupado,
su madre al verlo tan triste le dijo que iba a preguntar qué había pasado. Su
madre preguntó y volvió a preguntar sin descanso pero no encontró ninguna
respuesta. Una amiga suya le dijo algo
sobre un virus, pero ninguno podía entenderlo.
Florencio seguía pensando en su amigo, el ganadero con el que había practicado
todos los movimientos con los que un día quería llegar a hacerse famoso al
igual que su abuelo.
Después de un mes aproximadamente
y casi acabando la primavera regresó con algo en la cara que ninguno de su
familia comprendía. No se le veía ni su
nariz ni su boca y apenas se le podía oír.
Su amigo estaba igual de contento que Florencio de volver a verlo, pero
le explicó que tendrían que seguir entrenando, ahora las celebraciones estaban
prohibidas, la salud de los demás era lo más importante.
Florencio sigue aún a día de hoy
entrenando entre flores, feliz en las praderas corriendo, todos los días con
sus amigos, algunos con mascarilla y otros sin, deseando que llegue el día de
la vuelta a la normalidad y pueda escuchar esos aplausos merecidos a su fuerza
y esfuerzo.
Darío Navarro (10 años) 20 de Mayo de 2021
Relato nº 22 "El ciclo mágico de la vida"
Colocada su silla junto al tronco
de un frondoso castaño, ya con ramas
cargadas de hojas de color verde intenso
y con una floración incipiente, que no
sólo le proporciona una amplia sombra, sino que le permite escuchar y observar
la naturaleza a su alrededor, en pleno crecimiento y abundancia, llena del
colorido que proporcionan las flores y del sonido procedente del vuelo y del
canto de los pájaros, y de fondo, del agua que fluye por el río.
Su edad y su limitada movilidad
corporal, le llevan a una reflexión, si la primavera representa el renacer y el
esplendor de la naturaleza, cualidades que se predican de la juventud, ¿Será
cierto que nuestra primavera se haya evaporado en el tiempo con nuestra
juventud?, y por tanto, ¿será cierto que estemos inmersos en una época de frío
y oscuridad? ¿será verdad que de la plenitud pasamos a la decadencia y al
apagamiento?
Un recuerdo le viene a la mente, los
días de senderismo en el otoño de cada año, recorriendo estos mismos bosques,
hoy en plena primavera de color verde intenso, pero en otoño transformadas las
hojas de sus ramas en colores ocres, en diversas tonalidades, por su
colorido, a estos bosques, que cubren el
inmenso valle del río Genal, con un manto de color ocre, le llaman “la primavera dorada”.
¡Que esplendor y belleza tienen estos bosques
de color verde en primavera y de color ocre en otoño¡
¡Qué bonita metáfora, si trasladamos
la imagen de los bosques en primavera y en otoño, a las etapas de nuestro ciclo
vital, juventud y madurez¡
Son tan diferentes, pero ambas
pueden estar llenas de esplendor y de plenitud, por muchas que sean las
dificultades que tengamos que afrontar, ¿por qué no?, cada día nos podemos
levantar, volver a renacer, para iniciar un nuevo camino.
Ignacio Pérez de Vargas Estepona (Málaga), 23 de Mayo de 2021
Relato nº 23 "Primavera musical"
Hoy me despierto con
las notas de tu voz después de tanto tiempo estando dormida mientras
me abrazabas en la distancia. Acaricio, día tras día, todo tu
cuerpo como el aire acaricia las hojas de los árboles encontrando lo
que buscamos: sentirnos vivas. Le pregunto a la vida si tiene algo
que decirme y siempre me repite cantando el mismo mensaje:
“Y llegó, por fin,
la primavera donde tu nombre me sabe a hierba y en la cual te amo
mucho más que te amas a ti misma. Tengo tanto que agradecerte...
Tanto que “por amarte yo doy toda mi vida y doy por buenas las
angustias sufridas. Estamos en el camino de erigir otros anhelos
nuevos y es que nos vemos en todas las esquinas que hay en nuestro
corazón pero, eso sí, tú me sientes en cada orilla de ese mar que
es tu interior. Yo te siento en cada piedra que sostiene la muralla
que, día a día, crea nuestro amor”.
Tenemos el enorme poder
de sufrir, con gran gusto, todas las sensaciones térmicas de cada
estación: desde el más puro frío del invierno hasta el calor más
extremo del verano y, de manera intermedia, aclimatarnos en el resto
de estaciones. Tus abrazos me quitan el frío y tus sonrisas me
quitan el calor. Estoy muy enamorada de la vida contigo porque no
existe nada mejor, mi Marita.
Recuerdo despertarme
con las notas de tu voz pero he de decirte, amor mío, que también
me duermo acurrucada en el recuerdo de tu voz, esa voz de seda que se
torna en mi abrigo en invierno y que en verano es el aire fresco que
necesito. En definitiva, que tu única existencia es mi eterna
primavera musical en la que estoy dispuesta a ser la tuya también.
Almudena Rubiales Toledo, 23 de mayo de 2021
Relato nº 24 "Sensaciones en Primavera"
Abro los ojos y entro
en pánico. ¿Dónde estoy? Me lo pregunto pero no consigo oírme.
Veo el techo, luces a mi alrededor y gente moviéndose de un lado
para otro. No puedo moverme pero quiero hacerlo. La angustia se
apodera de mí. ¿Por qué no puedo hablar? Se escucha un silbido que
susurra que hay vida pero a la par hay silencio. Pitidos, prisas,
máquinas, términos médicos, cariño a la par, nerviosismo, estrés,
sosiego. En general, confusión. “Parezco bipolar”, me digo a mí
misma. Sonrío y lloro a partes iguales. Me falta el aire y el agobio
me invade. “No es posible”, no paro de repetírmelo. Las horas
pasan y el ahogo de saberme inmóvil se apodera de mí hasta tal
punto en el que parece que se me olvida respirar. Tengo sensaciones
muy raras y no sé si es primavera, verano, otoño o invierno. ¿Sabré
diferenciar las estaciones?
Mis dudas son
razonables. No sé si los demás lo sabrán porque, por ahora, no
puedo comunicarme. También sé que lo podré hacer porque, en el
fondo, confío en mí misma aunque me cueste reconocerlo. Me recuerdo
a mí misma lo afortunada que soy porque sé que no me falta lo que
más necesito en esta situación: amor, fuerza y ánimos. Me conozco
demasiado y sé que tengo mi parte negativa pero dispongo de fuerzas
suficientes para sacar a flote la parte positiva, que está más
escondida pero está. Esta es, por ahora, mi pacífica lucha en la
que, poco a poco y con la mejor ayuda que podría tener, saldré
victoriosa y convencida de que sea una oportunidad para crecer y para
mostrar que se puede ser muy feliz y valorar aún más, si cabe, las
pequeñas cosas que nos pueden pasar en primavera (o en cualquier
estación).
Almudena Rubiales Toledo, 23 de Mayo de 2021