NOTA : Esta entrada solo está para colgar los relatos. En ella no se pueden hacer comentarios.
Relato nº 1 "Primavera"
Febrero. Un viento frio del norte hace inhóspito el paseo diario por el jardín, solo las euphorbias, los aloes y el almendro tienen la gallardía de mostrar sus flores al vendaval. El resto del jardín parece muerto, los arboles y enredaderas de hoja caduca permanecen desnudos, los arbustos podados muestran sus muñones, las cepas de las viñas parecen troncos secos y no se puede atisbar en ellas ni el menor vestigio de yemas. Final del invierno.
Marzo. El viento se ha calmado y una manta de nubes abriga la tierra. El paseo hace descubrir promesas, los bulbos emergen del suelo que ha velado su reposo y presagian la aparición de flores multicolores, las cepas muestran sus primeros brotes que desarrollaran los sarmientos y los racimos de uva moscatel, las higueras se pueblan de hojas y aparecen los higuillos que serán deliciosos en agosto, los mangos y aguacates se llenan de flores y, sin transición, aparecen pequeños frutillos, las glicinias dejan ver sus racimos de lagrimas blancas y violetas, los rosales nos regalan el esplendor sus primeras rosas, los hibiscos florecen, los lamprantus se abren al sol como llamaradas y se cierran al anochecer….. Es como una explosión de vida. Es la primavera.
En un banco del parque se han sentado dos adolescentes enamorados, cansados de vagar por la ciudad sin rumbo y sin dinero, se miran a los ojos y, simultáneamente, avanzan sus caras para darse el primer beso. Sus caras se iluminan y permanecen silenciosos para saborear la experiencia. Es la primavera.
Dos ancianos se encuentran en el pasillo de su casa y vacilan un momento para dejar paso, ambos se mueven en el mismo sentido cortándose el paso y acabando con una carcajada, un beso y un abrazo. También eso es la primavera.
Felipe Vila Málaga, 2 de Abril de 2021
Relato nº 2 "Primavera"
Me dices que llevas años esperando que la primavera llegue a tu vida. Que tu verano fue largo y caluroso. Que luego llegó el otoño y llorabas y llorabas sin saber bien por qué. Después vino el invierno, frío. El dolor se agudizó, tanto que se llevó hasta las ganas de lamentarte, te dejó sin lágrimas. Y me preguntas ¿cuándo llegará mi primavera?
Mi respuesta, amigo, ya la hemos hablado más de una vez tu y yo. Ambos conocemos a personas que creyeron que encontrarían su primavera en el dinero, en casas grandes y bonitas. Otras, en el éxito profesional. Y también a quien, lo que más deseaba, era una familia. Lo consiguieron y, sin embargo, siguen esperando su primavera. Yo te digo que mires a tu alrededor, limpies y des una mano de barniz a lo que te guste y que te desprendas de lo demás. No pienses en dar una segunda oportunidad a lo que no te conmueve, a quien te hace padecer. La primavera está en lo que te estremece, en lo que te hace reír, en quién te escucha y te agarra la mano para caminar juntos el sendero de baldosas amarillas que llega hasta Oz.
Encontré estos párrafos en lo que parece una carta, sin remite ni destino, entre un montón de papeles viejos en el trastero de mi casa. Serán sobre las seis de la tarde. Es sábado y veo a través de la ventana que algo está pasando ahí afuera; hay una luz brillante y amarilla, maravillosa. El cielo, impresiona, se está volviendo gris plomo. La temperatura es realmente agradable. Empieza a oler a tierra mojada. No hay duda, la primavera ya está aquí. Y a Dios pongo por testigo -como dijo la señorita O’Hara- de que nunca la dejaré marchar porque, esta es mi primavera.
Sol Villanueva Toledo, 3 de Abril de 2021
Relato nº 3 "¡Ya es Primavera.....!"
¡Ya
es Primavera...! Todos los años, con estas palabras acompañadas de sugerentes
imágenes, una importante cadena comercial me anticipa y recuerda su inminente
llegada, mostrándome los nuevos colores que deben completar el armario de esta primavera.
Javier Lázaro de la Calle Valladolid, 4 de Abril de 2021
Relato nº 4 "Primavera en el corazón"
Tras un año de retiro obligado, el tiempo pasa factura, hay días en que al ánimo le cuesta remontar. Hoy tras una noche gélida sale el sol, van floreciendo las plantas, se oye el gorjeo de los jilgueros y los campos retoñan. Comenzamos a salir del letargo.
Igual que caldea las raíces, los rayos del sol abrigan las mías. Y con una taza de café entre mis manos y frente al astro rey, cierro los ojos y escucho como me habla el mundo que me rodea. Disfruto del despertar de la primavera. Pasan unos vecinos esbozados en sus mascarillas y nos saludamos con cordialidad. Es gratificante poder hablar, aun manteniendo los dos metros de distancia, poder comprobar que seguimos vivos superando aciagos meses.
Sigo frente al sol, pasa un desconocido andando ligero, saluda con timidez. A los diez minutos vuelve a pasar. Y tras otros diez minutos vuelve a aparecer, pero esta vez se detiene, con una leve sonrisa deja en el muro de la fachada un ramillete con bocas de dragón silvestres amarillos y margaritas. Sin mediar palabra le agradezco su gesto con una sonrisa. Retoma su camino y le despido con un ademán de la mano.
Coloco las flores en un jarroncillo y enciendo una vela, prendo un Palo Santo. Poco a poco se esparce el humo llenando la habitación con su aroma dulce y leñoso, mientras susurro: que el espíritu del Palo Santo limpie y proteja este hogar. Que esta madera sagrada atraiga a este hogar las mayores bendiciones y fortunas. Gracias. Gracias. Gracias.
Siento como las cadenas que me oprimían se hacen añicos. La vida es bella si podemos vislumbrar los pequeños detalles de cada día y apreciarlos, porque esa es la felicidad, los pequeños y brillantes fragmentos de lo cotidiano.
Relato nº 5 "Haru" (Primavera)
Hoy hemos cargado el coche con el caballete, los pinceles, los colores y una silla plegable y nos hemos ido a la carretera del Valle, cerca de la ermita. Pero antes de ponerse a pintar hemos contemplado el paisaje con una humeante taza de té.
Y sin darnos cuenta nos hemos enfrascado en una charla. Dice que echa de menos su tierra. Yo le contesto que es lógico, pero todo en esta vida tiene sus ventajas e inconvenientes. No la hubiera conocido sino se hubiera venido a vivir frente a mi puerta, en mi escalera. Admiro su educación y respeto, su forma de tratarme, ella me ve a mí y jamás he notado sus ojos en mi silla de ruedas. A veces intenta ayudarme, casi siempre le digo que puedo, que ya le pediré ayuda cuando la necesite. Y es entonces cuando me hace una genuflexión con las manos juntas.
Seguimos charlando, contemplando el verdor del Valle. Me cuenta que en su tierra todo se llena de tonalidades pasteles con el sakura, uno de los momentos más importantes en Japón por la floración de los cerezos, en el parque Hirosaki. La vida es como las flores del cerezo, en ellas se une lo viejo y lo nuevo, vale la pena contemplarlas aún en su declive.
El silencio nos acalla y Taka coge su pincel. Frente a nosotros hay un almendro en flor y de fondo la magnífica ciudad de Toledo, comienza a plasmar el espectáculo que observamos. Tras varias horas ya se percibe el cuadro con las flores perfectas quitando protagonismo a la ciudad.
Dolores del Cerro Toledo, 9 de Abril de 2021
Relato nº 6 "¡Añorada Primavera!"
Trato de recordar, sin gran esfuerzo, pero sí con cierta dosis de nostalgia y a su vez inmensa alegría, esas pequeñas vivencias de mi niñez en una primavera del 67 y no puedo por menos que retrotraerme a la época colegial y muy especialmente al mes de mayo.
Ese luminoso mes, en el que las flores se convertían en protagonistas, donde cada día, al llegar a clase, un nuevo dibujo pleno de colorido y esmerada elaboración nos esperaba, inundando su encerado y no dejando de provocarme gran sorpresa y admiración.
Por cierto, nunca me atreví a preguntarle cuanto tiempo empleaba en su realización y en qué momento de la tarde/noche lo podía llevar a cabo, ¡a mí me parecía casi milagroso!
Recuerdo aquel día de primavera, que amaneció para Ella.
Fue esa mañana que Ella se despertó, como hacia tiempo que no recordaba…
Despertó, porque aquella noche sí que durmió; y despertó de un amargo sueño que la tuvo años en vela y no la dejaba dormir.
Y fue a partir de esa mañana… cuando empezó a vivir, como hacía tiempo que no vivía, con ansia viva de vida por vivir su vida.
Y Ella empezó a quererse, porque atrapada en su forma de verse, no aceptaba que la vida le estaba dando otra oportunidad.
Ella se obsesionó con la idea de que nadie así la querría. Se esforzaba por querer que la quisieran y dejaba de quererse para complacer a los demás.
Ella sabía que estaba enfermando, por esa obsesión enferma de no sentirse aceptada y por no aceptar la realidad.
Y cansada de vivir una vida, que no era la vida que ella quería, se enfrentó a sus miedos, venció sus temores, abrió sus alas y aprendió a volar.
Ese día, Ella empujó su silla con más fuerza y valentía que jamás pensé que lo haría. Miró al frente con la frente erguida y liberada de sus amargos sueños, abrió sus ojos y abrazó a su nueva vida.
Y fue a partir de aquel día que Ella aprendió a decir lo que sentía; a sentir lo que valía, a soñar lo que quería y comprendió que le sobraba con tener lo que tenía.
Vida solo hay una y a Ella la primavera se la regaló aquel día.
Es la vida que brota, los almendros se visten de blanco y la naturaleza despierta para cubrir de verde el campo y de hojas los árboles. La imagen que ofrece la mariposa es de delicadeza, respeto y elegancia. Me maravilla ver tanta vida en una frágil criatura. Me gusta observar cómo revolotea entre las plantas posándose con tanto cuidado de manera tan liviana.
Las mariposas son de primavera. Son muy frágiles, pero muy bellas. ¿Qué buscarán? Porque todos, de alguna forma, buscamos algo aunque no sea con la delicadeza de la mariposa.
¿Por qué el ser humano es capaz de matar a una frágil mariposa sin propósito alguno?
No espantes a la mariposa de tu jardín, tiene una labor que hacer, así es la naturaleza, esencial, no superflua.
En la primavera se corre el telón del tiempo y la vida empuja la máquina de la existencia que riega la creación.
Pedro Ruano Toledo, 20 de Abril de 2021
Relato nº 10 "Florecer por dentro"
Me gusta decir que soy observadora de la vida, porque considero que aprecio los detalles. Hace poco, descubrí algo en lo que quizá no hayas pensado… y es que el ser humano también florece. No es algo solo de flores; por raro que parezca, es algo que puede suceder en cualquier momento (a veces más de una vez) y si presenciarlo es todo un espectáculo, vivirlo es algo indescriptible. Intentaré contártelo lo mejor que sepa, aunque cabe la posibilidad de que te resulte familiar porque tú mismo ya lo hayas hecho alguna vez.
Primero: ¿Cómo sabrás si floreces? Fácil. A veces se nota un cosquilleo, como un brotar suave y lento que sube desde el estómago. Otras veces es una sensación cálida, como cuando te sientas al sol una mañana de primavera. Sin darte cuenta sonríes. En ocasiones hasta cierras los ojos o se te llenan de lágrimas, pero no estás triste. Te sientes ligero y robusto a la vez, capaz y valiente. Así lo he sentido yo alguna vez.
Hay montones de formas de florecer. Cada uno termina encontrando la suya, aunque sea sin querer: al tender la mano a alguien que lo necesita, o simplemente quedándote en silencio a su lado y en disposición de ayudar; cuando cantas o bailas como un poseso, o cuando te ríes tanto que hasta te duele. Quizá esta mañana te has mirado al espejo y te has sentido genial por lo bien que te ves; tal vez hayas sentido que te llenas de amor por algo, por alguien o por ti mismo; o hayas encontrado una gran satisfacción al aprender algo nuevo; incluso al comprobar que viejos talentos siguen latiendo dentro de ti. Ahí también has florecido.
Si después de contártelo todavía crees que no lo has sentido, no te preocupes, llegará.
Irene Rodriguez Tomelloso (Ciudad Real), 20 de Abril de 2021
Relato nº 11 "El despertar de la madre tierra"
Dos gotas de agua cayeron en sus ojos y lentamente los abrió. Se desperezó con calma y se incorporó. El aire llegaba fresco y le traía el olor del bosque que la esperaba fuera del hueco de aquel árbol donde siempre se cobijaba para pasar el invierno. Era hora de levantarse, así que se puso en pie, se arregló la ropa y tiró del verde y mullido manto que le había hecho las veces de cama para echárselo sobre los hombros.
La brisa de la mañana le hizo estremecer. Acarició la corteza de su guarida y se encaminó hacia una charca cercana. Arrodillada en la orilla, se miró en la superficie y la tocó con las yemas de los dedos.
- Buenos días, Agua. - dijo. Y Agua le devolvió un alegre chapoteo a modo de saludo. Cogió un poco entre las manos y se refrescó la cara. Le gustaba Agua, era fresca y cambiante.
Levantó la cabeza al oír los primeros trinos de los pájaros y un rayo de luz que traspasaba las copas de los árboles le dio en el rostro. Sonrió.
- Buenos días, Sol. – dijo. Y la luz parpadeó un instante para responder. Sol también era amigo suyo, a pesar de la distancia. Le fascinaba su calidez.
Paseó por el bosque dejando tras de sí un rastro de flores y jóvenes arbustos allá por donde arrastraba su manto, reverdeciendo el follaje en los troncos donde posaba sus manos. Acarició a los animales que se acercaban en busca de alimento fresco.
Una ráfaga de aire le alborotó el pelo, que llevaba cubierto de flores y pequeñas ramas:
- Por fin amaneces. – susurró en su oído.
- Buenos días, Viento. – susurró ella, divertida.
Estaba claro, porque si Madre Tierra estaba despierta, significaba que la primavera había llegado.
Irene Rodriguez Tomelloso (Ciudad Real), 20 de Abril de 2021
Relato nº 12 "Primavera Vital"
La literatura guarda ciertos paralelismos con la vida. Generalmente, ésta no se asemeja ni por asomo al guion que hubiéramos elegido. Nos dan un puñado de palabras, y con ellas debemos ingeniar nuestra propia historia.
Cuando escucho las viejas canciones que formaban la banda sonora de mi adolescencia, me percato del inevitable paso de los años. Aunque queramos ser eternamente jóvenes, la cadena de la vida ha dado el paso a la estación otoñal, a tenor de la caída del pelo, tristemente caduco (a pesar de los mejunjes de la nueva alquimia) o, incluso, al blanco invierno, si hacemos honor al mar de canas de la sección felizmente perenne de la cabellera.
A menudo trata uno de fingir que esto no es cierto, hasta que siente sus huesos escacharrados por unos (antaño) leves ejercicios de gimnasia o, simplemente, hasta que un joven imberbe le habla de usted en la cola del supermercado. ¡Válgame Dios!
Como decía el clásico, es Ley de Vida. Al fin y al cabo, dichosos aquellos que llegan al frío invierno y lo pueden disfrutar. No obstante, permítanme deleitarme y, aunque sea a destiempo, aprender de mayor a ser pequeño.
En este sentido, ¿por qué no?, siempre es maravilloso regresar a tiempos ancestrales; cuando todo brotaba y florecía como algo completamente nuevo y brutal. A medida que envejecemos somos más resabiados, pero, ¿qué quieren que les diga?, ¡bendita ingenuidad!
Ser padre es lo más maravilloso del mundo. Esta experiencia te devuelve a la época de los dinosaurios, a construir castillos de arena o a sumergirte en una historia interminable.
No dejemos nunca de ser niños. No hay nada mejor que mantener el espíritu de la primavera en cualquier etapa de la vida. De este modo, la historia que escribimos día a día resulta mucho más feliz.
Vicente López Ciudad Real, 27 de Abril de 2021
Relato nº 13 "Primavera"
Quiero dormir un rato, un rato, un minuto, un siglo…….decía
Federico
Cuando
uno llega al otoño y este no te asusta, cuando esperas disfrutar todavía del
color de los árboles y de la luz dorada de los atardeceres, cuando piensas que
la meta esta próxima y que lo vivido ha valido la pena; tal vez aquello que
esperabas se trastoca
Pero que
todos sepan que no he muerto
y debes
reconducir y reinventar tu propia vida acompañando a la persona que ha andado
el camino junto a ti, que te ha animado unas veces, que te ha desesperado
otras, que te necesita y a la que necesitas
Porque
hay un establo de oro en mis labios
y ves en
aquellos que te siguen, hijos, nietos; que la vida no se para. Que el ciclo se
repite. Que vuelve la primavera y que tú la puedes sentir en las risas de esos
niños con el graznido de las ocas y patos en el rio o el zureo de las palomas
junto a los arboles floridos. Ves la vida renacer
Porque
soy un pequeño amigo del viento del oeste
y tú
disfrutas con ellos, y vuelves a tiempos ya olvidados, que recreas de nuevo y
los vives y los sientes. Porque la vida continúa y tú tienes que asumirla sin
dejar que te pase por encima.
Aprovechar
las pequeñas o grandes alegrías y que las tristezas que vendrán, sin duda, no
te derroten.
Porque
soy la sombra inmensa de mis lágrimas
pues con
todo ello tienes que vivir y debes aprovechar lo que cada día nos depare.
Fabrizio (Pseudónimo) 29 de Abril de 2021
Relato nº 14 "Los lirios"
Una floración corta, efímera y a la vez eterna, pues vuelve año tras año en un ciclo sin fin. Como la efímera primavera de nuestras vidas, la juventud, que nos pasa casi inadvertida y que tanto añoramos después. Así también, algunas vivencias fugaces, cortas, pero felices, prevalecen siempre en nuestra memoria. Como mi recuerdo de una mañana paseando con mi padre, por una zona donde había varios manantiales de aguas claras, rodeados de helechos, árboles y una espesa vegetación que surgía de aquella abundante humedad, impropia de nuestra árida meseta castellana.
Descubrí unas grandes flores moradas, que destacaban sobre el verde dominante en la vegetación. Yo escuchaba atentamente a mi padre hablar de aquella flor especial. Era la flor de lis, de reyes y caballeros, o que un pintor loco hacía cuadro de aquellas flores azules. Yo con nueve años, elegí aquella flor como mi preferida, así como ya había elegido: la naranja, el número 5 o el color rojo.
Una trágica coincidencia, hizo que mi padre muriese, casi a la vez que yo ingresaba en el Hospital de Parapléjicos. Cuando volví a casa “de alta”, lo primero que sembré en mi huerta, fueron unos lirios, que como cada año han vuelto a florecer y con ellos, ha vuelto la alegría de aquel Caballito trotador; la ilusión de aquel primer diente bajo la almohada; la magia de unos zapatitos en la ventana una noche de Reyes; una pajarita de papel y una espada de madera. Aprendiendo una canción que “llueva un chaparrón con azúcar y turrón”. Hoy los lirios de mi huerta están llenos de flores y con su efímero florecimiento han traído el eterno recuerdo de mi padre.
Mariano Rivera Calera y Chozas (Toledo), 10 de Mayo de 2021
Relato nº 15 "Un sueño primaveral"
Quien podría pensar que la primavera puede llegar a transportar, dentro de su inmensidad, ese inmenso brillo, donde la oscuridad del ultimo día invernal llenó de frío, a veces húmedo, otro helado y más de otro tapado por un manto blanco, que parece que, de manera formal y respetuosa, muestra a un majestuoso nuevo amanecer.
Llega el momento, sorprendido por el manto blanco que hay bajo el que le impregna con su brillo y frescor, de una fortaleza inmensa, un poco enrojecido por lo encontrado, expande desde la faz de la tierra, Esa nueva fortaleza, que se va desplazando desde la faz de la tierra hacía el inmenso cielo, no da paso en su camino, va ascendiendo segundo a segundo, va impregnando de vida, de color, donde los árboles, las ramas, aún las pocas que quedan, se mueven; y las hojas acompañan en un zigzagueo que hace, dejar en claridad el brillo que tienen en su interior, las aves que dormían sobre ellas mueven sus alas, todavía entumecidas y frías; sus ojos y su cuello se mueven al unísono.
Se dan cuenta que es el momento de remontar el vuelo y ejercitarse en busca de un alimento que les de fortaleza a un nuevo día de una nueva primavera.
Sobre la tierra empiezan a verse desplazar diversidad de animalillos que con alegría y energía acompañan el nuevo día.
Es algo digno de admirar, y el ser humano acompaña con su mirada y el resultado es placentero.
No olvidemos nunca, que sin nuestro apoyo y ayuda no se conservaría este inmenso logro de “nuestra casa llamada”: TIERRA
Manuel Penalva "Sonriman" Madrid, 10 de Mayo de 2021
Relato nº 16 "¡¡¡Silencio!!!"
Guardad silencio, escuchad mi voz de auxilio, mi grito sordo.
Hace ya tiempo que os hablo y seguís ignorando mi tragedia, mi dolor.
Estoy herida, mutiláis mis árboles y se me agota el oxígeno, me asfixio. Maltratáis a mis animales sin piedad, invadiendo sus espacios e ignorando sus derechos. Por favor ¡evitad nuestro sufrimiento!
Vuestra tecnología es para nosotros un virus devastador, vuestros plásticos guillotinas, vuestros pesticidas nuestra inyección letal.
No olvidéis que el equilibrio es necesario para poder continuar en este juego, disfrutando de la magia que aún se os brinda. Hasta ahora he podido reparar el daño padecido y he perdonado. ¡Basta ya!
Observáis impávidos la destrucción. Sin embargo, sé que aún podéis sentirme. Las raíces que compartimos y nos unen, duelen. Cuando un escalofrío recorre vuestro cuerpo o una sensación de ansiedad os bloquea, esa es mi angustia, ese es mi tormento.
Deberíais de colaborar y repartir con la naturaleza porque si lo queréis todo para vosotros, tarde o temprano lo vais a perder.
Sin evitar el sufrimiento de la Madre Tierra y sus seres vivos, podéis ser más poderosos pero nunca felices. El bien de otros es el tuyo también. Necesitamos vuestra ayuda, que trabajemos en equipo, es por ello que os voy a proponer un pacto:
- Cerrad los ojos y concentraos para conectar con mi energía.
- Permitíos sentir la caricia limpia y suave de un mar inmenso y lo que transmite su azul perfecto.
- Apagad vuestros dispositivos para escuchar con atención la melodía infinita de la naturaleza que os cuida y os acompaña.
- Respirad profundo retirados de la contaminación, para inhalar la brisa relajante y perfumada de los campos hidratados por el agua de la lluvia, el agua de la vida.
Si vosotros conseguís reflexionar sobre mi mensaje y empezáis a actuar, yo prometo regalaros otra Hermosa Primavera.
Mamen Movellán Argés (Toledo), 12 de Mayo de 2021
Relato nº 17 "La Primavera es luz"
Cuando le pregunté a mi marido Miguel que qué era para él la primavera, me dijo: “la primavera es luz”. Luz que ilumina todo, luz para ver como florecen los árboles, las plantas y las flores y ver como los campos se inundan de colores.
Habíamos salido de un invierno frío, y un final muy duro con un trágico accidente, pero también tuvimos la alegría inmensa de la noticia de nuestro traslado al Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, y en él, estamos descubriendo la primavera en Toledo… llena de color, con sol, cielos claros y luminosos, y nuestro ánimo también empieza a florecer, a brotar con ilusión y con esperanza.
No hay prisas, ni días acelerados, todo es día a día, con paciencia, calma en el hospital y calma para disfrutar de los días primaverales, pararnos a mirar la vegetación en los campos, disfrutar del sol.
Hemos aprendido a estar juntos de otra manera compartiendo minuto a minuto, a oír frases de Miguel con una emoción antes no expresada: “¡volver a la vida!”; “¡Por alta que sea la muralla, veo que la puedo superar!”.
La primavera es preciosa, pero ésta es especial, por todo lo que se ha removido en nuestro interior y valorar la importancia que tienen las cosas normales: pasear, sentir el sol, el aire, … La primavera es un fluir de la naturaleza y nuestros sentimientos.
Mª Jesús Bueno Toledo, 16 de Mayo de 2021
Relato nº 18 "Primavera"
¿Qué es la primavera? Y tú me lo preguntas…
Esta primavera son destellos, destellos que con una poderosa luz iluminan. Breves momentos, instantes fugaces y a la vez eternos.
Primavera es escucharnos, es una foto compartida, una llamada bajo la lluvia. Primavera es una caricia y unos ojos vidriosos. Es la crema en las manos y el masaje en los pies.
Primavera es sabernos todos juntos con una misma ilusión y un mismo camino por recorrer. Es hacer piña y querernos más.
Primavera son los croissants para celebrar, los abrazos, las risas por el humor redescubierto. Es disfrutar de una garra de pollo y del aire en la cara.
Primavera es mirarme en tu espejo y aprender, aprender que por muy altas que sean las murallas se pueden superar. Aprender a sonreír en cualquier circunstancia, a celebrar cada logro, cada paso.
Primavera es crecer juntos y aprender a vivir cada instante como algo único, como un milagro, como la rama verdecida…
Luis Miguel Ferrer Ainsa (Huesca) 16 de Mayo
Relato nº 19 "Primavera en familia"
Nosotros somos de Zaragoza, ciudad con la denominación actual de origen romano, pero de origen ibérico “Salduie”. Capital de Aragón, que como decía José Antonio Labordeta tiene “al norte los Pirineos y al sur la cordillera callada, pasa el Ebro por el centro”. Ciudad en la que existe la primavera, pero no se siente. Pasamos de las botas y el abrigo, para protegernos de la niebla y del cierzo, a las sandalias y el abanico, para protegernos del calor y del bochorno.
Pero este año la primavera no la vivimos en Zaragoza, por suerte la vivimos en Toledo, capital de Castilla-La Mancha, ciudad de las tres culturas –judíos, musulmanes y cristianos-, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, capital imperial, casa del Greco, tierra de leyendas, bordeada por el Tajo y con un hospital público referente en lesión medular.
Si miras en el diccionario la primavera es la estación del año que, astronómicamente, comienza en el equinoccio del mismo nombre y termina en el solsticio de verano. También, es la época templada del año, que en el hemisferio boreal corresponde a los meses de marzo, abril y mayo, y en el austral a los de septiembre, octubre y noviembre.
Pero para nosotros, esta primavera de 2021 es cuando estuvimos juntos al aire libre sintiendo el sol en nuestra piel; es tardes de encuentros familiares, de paseos bajo el cielo infinito de la llanura castellana y descansos bajo la sombra de un olivo; es momentos compartidos en familia que creímos perdidos pero que los hemos ganado; es atardeceres cada día más tardanos, pero siempre únicos y de una belleza cromática extraordinaria; es cuando los campos se visten de primavera agreste y te llenan de energía, optimismo, fuerza y alegría. La primavera es… ¡ahora! ¡Disfrútala!
Marina Ferrer 16 de Mayo de 2021
Relato nº 20 "La estación viva"
Abro los ojos, aunque al momento un diminuto rayo de luz, que pasa entre las nubes tormentosas, me haga entornarlos.Negros los grandes nubarrones que agigantan el temor a lluvia, entre las confusiones del cielo y verde hierba.
Ante mí hay tal variedad de colores que mi
pupila no sabe muy bien dónde debe parar. Asimismo, me deleito con el olor a tierra húmeda y el sonido de
las alas de los pájaros que se persiguen de árbol en árbol, mientras que otros,
como yo, les contemplan y ensanchan con su canto la hora parada de la estación
viva. Sólo por todo esto mi mente ya
tiene claro que la vida es un regalo, a veces inexplicable, que merece la pena
poseer.
Sigo observando cómo las nubes
suavemente se deslizan sobre un tablero profundamente azul e inmaculado
mientras que percibo algo que me hace sonreír. El viento me da el placer de acercar a mis sentidos el aroma a
buganvilla, tan propio de esta época, enviando imágenes a mi cerebro que ni
siquiera han estado al alcance de mi vista.
También me hace pensar en ese día,
ese día en que la señora negra ya no venga, y yo sonría sin fin a todo, y se
quedarán los pájaros cantando, la hierba seguirá siendo verde, con su mirlo
blanco y nos daremos cuenta de cuáles fueron los mejores momentos porque los
echaremos de menos.
Intento moverme, pero una inusitada
ligereza recorre todo mi ser. Por la ventana abierta entra una brisa fresca
preguntando por mi alma, todo parece lejano, distante, de otro mundo. Cada hora mía me parece un suspiro en el
devenir del tiempo, tiempo dulce y suave como el vivir verdadero.
Y yo me iré…O quizás ya me he ido.
Miguel Ángel Navarro (16 años) Toledo, 17 de Mayo de 2021
Relato nº21 "La sombra de una ilusión"
Érase una vez un mes de mayo. Poco tiempo atrás, vivía, no muy lejos de aquí, Florencio. Le encantaban las flores y salir a pasear con su familia. Siempre disfrutaba haciendo carreras por las praderas y jugando al escondite entre los jazmines. Su mejor amigo venía a visitarlo muy a menudo y juntos ensayaban diferentes movimientos bajo el sol de primavera. Su padre le recordaba siempre que tenía que repasar sus deberes al igual que él lo hacía con su abuelo.
Un día, Florencio esperaba a su mejor amigo entre las flores, como hacia todos los días, pero su amigo no llegó. Florencio estaba muy preocupado, su madre al verlo tan triste le dijo que iba a preguntar qué había pasado. Su madre preguntó y volvió a preguntar sin descanso pero no encontró ninguna respuesta. Una amiga suya le dijo algo sobre un virus, pero ninguno podía entenderlo. Florencio seguía pensando en su amigo, el ganadero con el que había practicado todos los movimientos con los que un día quería llegar a hacerse famoso al igual que su abuelo.
Después de un mes aproximadamente y casi acabando la primavera regresó con algo en la cara que ninguno de su familia comprendía. No se le veía ni su nariz ni su boca y apenas se le podía oír. Su amigo estaba igual de contento que Florencio de volver a verlo, pero le explicó que tendrían que seguir entrenando, ahora las celebraciones estaban prohibidas, la salud de los demás era lo más importante.
Florencio sigue aún a día de hoy entrenando entre flores, feliz en las praderas corriendo, todos los días con sus amigos, algunos con mascarilla y otros sin, deseando que llegue el día de la vuelta a la normalidad y pueda escuchar esos aplausos merecidos a su fuerza y esfuerzo.
Darío Navarro (10 años) 20 de Mayo de 2021
Relato nº 22 "El ciclo mágico de la vida"
Colocada su silla junto al tronco
de un frondoso castaño, ya con ramas
cargadas de hojas de color verde intenso
y con una floración incipiente, que no
sólo le proporciona una amplia sombra, sino que le permite escuchar y observar
la naturaleza a su alrededor, en pleno crecimiento y abundancia, llena del
colorido que proporcionan las flores y del sonido procedente del vuelo y del
canto de los pájaros, y de fondo, del agua que fluye por el río.
Su edad y su limitada movilidad
corporal, le llevan a una reflexión, si la primavera representa el renacer y el
esplendor de la naturaleza, cualidades que se predican de la juventud, ¿Será
cierto que nuestra primavera se haya evaporado en el tiempo con nuestra
juventud?, y por tanto, ¿será cierto que estemos inmersos en una época de frío
y oscuridad? ¿será verdad que de la plenitud pasamos a la decadencia y al
apagamiento?
Un recuerdo le viene a la mente, los
días de senderismo en el otoño de cada año, recorriendo estos mismos bosques,
hoy en plena primavera de color verde intenso, pero en otoño transformadas las
hojas de sus ramas en colores ocres, en diversas tonalidades, por su
colorido, a estos bosques, que cubren el
inmenso valle del río Genal, con un manto de color ocre, le llaman “la primavera dorada”.
¡Que esplendor y belleza tienen estos bosques
de color verde en primavera y de color ocre en otoño¡
¡Qué bonita metáfora, si trasladamos
la imagen de los bosques en primavera y en otoño, a las etapas de nuestro ciclo
vital, juventud y madurez¡
Son tan diferentes, pero ambas
pueden estar llenas de esplendor y de plenitud, por muchas que sean las
dificultades que tengamos que afrontar, ¿por qué no?, cada día nos podemos
levantar, volver a renacer, para iniciar un nuevo camino.
Relato nº 23 "Primavera musical"
Hoy me despierto con las notas de tu voz después de tanto tiempo estando dormida mientras me abrazabas en la distancia. Acaricio, día tras día, todo tu cuerpo como el aire acaricia las hojas de los árboles encontrando lo que buscamos: sentirnos vivas. Le pregunto a la vida si tiene algo que decirme y siempre me repite cantando el mismo mensaje:
“Y llegó, por fin, la primavera donde tu nombre me sabe a hierba y en la cual te amo mucho más que te amas a ti misma. Tengo tanto que agradecerte... Tanto que “por amarte yo doy toda mi vida y doy por buenas las angustias sufridas. Estamos en el camino de erigir otros anhelos nuevos y es que nos vemos en todas las esquinas que hay en nuestro corazón pero, eso sí, tú me sientes en cada orilla de ese mar que es tu interior. Yo te siento en cada piedra que sostiene la muralla que, día a día, crea nuestro amor”.
Tenemos el enorme poder de sufrir, con gran gusto, todas las sensaciones térmicas de cada estación: desde el más puro frío del invierno hasta el calor más extremo del verano y, de manera intermedia, aclimatarnos en el resto de estaciones. Tus abrazos me quitan el frío y tus sonrisas me quitan el calor. Estoy muy enamorada de la vida contigo porque no existe nada mejor, mi Marita.
Recuerdo despertarme con las notas de tu voz pero he de decirte, amor mío, que también me duermo acurrucada en el recuerdo de tu voz, esa voz de seda que se torna en mi abrigo en invierno y que en verano es el aire fresco que necesito. En definitiva, que tu única existencia es mi eterna primavera musical en la que estoy dispuesta a ser la tuya también.
Almudena Rubiales Toledo, 23 de mayo de 2021
Relato nº 24 "Sensaciones en Primavera"
Abro los ojos y entro en pánico. ¿Dónde estoy? Me lo pregunto pero no consigo oírme. Veo el techo, luces a mi alrededor y gente moviéndose de un lado para otro. No puedo moverme pero quiero hacerlo. La angustia se apodera de mí. ¿Por qué no puedo hablar? Se escucha un silbido que susurra que hay vida pero a la par hay silencio. Pitidos, prisas, máquinas, términos médicos, cariño a la par, nerviosismo, estrés, sosiego. En general, confusión. “Parezco bipolar”, me digo a mí misma. Sonrío y lloro a partes iguales. Me falta el aire y el agobio me invade. “No es posible”, no paro de repetírmelo. Las horas pasan y el ahogo de saberme inmóvil se apodera de mí hasta tal punto en el que parece que se me olvida respirar. Tengo sensaciones muy raras y no sé si es primavera, verano, otoño o invierno. ¿Sabré diferenciar las estaciones?
Mis dudas son razonables. No sé si los demás lo sabrán porque, por ahora, no puedo comunicarme. También sé que lo podré hacer porque, en el fondo, confío en mí misma aunque me cueste reconocerlo. Me recuerdo a mí misma lo afortunada que soy porque sé que no me falta lo que más necesito en esta situación: amor, fuerza y ánimos. Me conozco demasiado y sé que tengo mi parte negativa pero dispongo de fuerzas suficientes para sacar a flote la parte positiva, que está más escondida pero está. Esta es, por ahora, mi pacífica lucha en la que, poco a poco y con la mejor ayuda que podría tener, saldré victoriosa y convencida de que sea una oportunidad para crecer y para mostrar que se puede ser muy feliz y valorar aún más, si cabe, las pequeñas cosas que nos pueden pasar en primavera (o en cualquier estación).
Almudena Rubiales Toledo, 23 de Mayo de 2021
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