Hago llegar esta carta que me envía una expaciente del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo. Es una carta de inmensa gratitud a TODO el EQUIPO por lo que le aportó y le permitió lograr que pudiera retomar su vida. Soy consciente de que esto no se ve hasta pasado un tiempo ya que el alta inicialmente suele ser mal vivida y el paciente cree que lo echamos.
Llegué a Toledo a finales de mayo y me marché el 18 de diciembre del 2020, sé que para una persona que ha adquirido una lesión medular es compleja su estancia en Parapléjicos, pero para vosotros también durante la epidemia del COVID-19.
Por eso os quiero agradecer a todos a enseñarme a ser independiente, algo que se aprende allí pero que se hace tan necesario aquí en nuestro día a día.
Durante mi estancia en Toledo, a pesar de la lesión medular, del shock de encontrarme sin movilidad, de mi situación, de la restricción de visitas, me hicisteis sentir en un hogar, TODOS desde el personal de limpieza, celadores, auxiliares, enfermeras, médicos, psicólogos y psiquiatra, personal del gimnasio, personal de la autoescuela, fisios, terapeutas ocupacionales, personal de manualidades, el equipo de cocina, a los trabajadores sociales, atención al paciente ... Ah!! Y a Tita, no recuerdo todos vuestros nombres, debería haberlos apuntado.. Pero pufff... sois tantos.
Gracias, gracias, gracias infinitas a todo el equipo encargado de la habitación 10C2B, por el apoyo, las sonrisas, los mimos que te hacen sentir que esto no es una enfermedad, sino un cambio de perspectiva vital. No recuerdo los nombres pero sí vuestras caras con mascarilla.
Gracias, gracias, gracias infinitas al equipo de Terapia Ocupacional por enseñarme a transferirme y a lograr independencia.
Gracias, gracias, gracias infinitas al equipo de Fisioterapia, en especial a Elena Egido por ayudarme a recuperar masa muscular y movilidad pero también por ser mi fisioterapeuta, vaya chapa le di!!!
Gracias, gracias, gracias infinitas a mí Trabajadora Social (lo siento, no recuerdo el nombre) por responder a mis preguntas una y mil veces con paciencia y por realizar toda la burocracia que se encuentra detrás de una lesión medular.
Gracias, gracias, gracias infinitas a Mari Fe de la autoescuela por enseñarme a conducir con las manos.
Gracias, gracias, gracias infinitas al equipo de Deporte, José Miguel y su compi, por enseñarme que se puede hacer deporte en una silla y además se consiguen cosas increíbles en dos ruedas.
Gracias, gracias, gracias infinitas al equipo de cocina que nos permitió disfrutar de deliciosas comidas a pesar de no tener una pizca de sal.
Gracias, gracias, gracias infinitas al equipo de Psicología y Psiquiatría, en especial a Leticia, con vosotras aprendí que la salud mental requiere de tiempo y trabajo por uno mismo, para aceptar y comprender lo que nos ocurre.
Gracias, gracias, gracias infinitas a los dos médicos rehabilitadores de la planta C2, por sus explicaciones, el ajuste de la medicación para los dolores neuropáticos y por prescribir las sesiones necesarias para poder recuperarme.
Gracias, gracias, gracias infinitas al doctor Barriga y su equipo de Traumatología y al doctor Romero, por las intervenciones realizadas durante mi ingreso porque a pesar de no ser de columna fueron una labor maravillosa.
Gracias, gracias, gracias infinitas al doctor Espino de Cirugía Plástica, por realizarme un colgajo que me permite tener riego, gracias por salvarme el pie izquierdo.
Ahhh y gracias a Rosa de Atención al Paciente por su apoyo y sobre todo por su sonrisa, irradias positividad por cada poro de tu piel.
Gracias, seguir siendo ese maravilloso engranaje que permiten que la adaptación de una persona con una lesión medular sea un río a cruzar y no un mar que nadar.
Un abrazo gigante, os llevo en un pedacito de mi cuerpo y en un trozo gigante de mi corazón.
Carmen Bejarano Bachiller
Gracias a tí, Carmen, por tu cariño y gratitud. Haré llegar tu carta a Dirección y Atención al Paciente para que la haga llegar a los trabajadores.
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