Se ha creado el Trofeo Ibérico José Luis Montoya por la labor que José Luis Montoya realizó por el impulso de la Vela inclusiva.
Copa de España impulsada por la Federación de Vela
Se ha creado el Trofeo Ibérico José Luis Montoya por la labor que José Luis Montoya realizó por el impulso de la Vela inclusiva.
Copa de España impulsada por la Federación de Vela
Hace tiempo que quería escribir de la experiencia del voluntariado de Elena Batalla en Lourdes. Elena, que siempre ha estado ahí dispuesta a echar una mano a los demás.
Refiere que esa experiencia y el contacto con los enfermos y con el resto de voluntarios, le ayudó a afrontar mejor su propio duelo, la perdida de José Luis Montoya, su marido. "Pasé unos días intensos al servicio de quienes me necesitaban", comenta.
Nos dice que volverá el año que viene.
Gracias, Elena, por tu generosidad y por ese saber hacer el bien que tanto bien hace y te hace.
Retomo con retraso, este legado de Francisco Javier Peña Mateos, Fran, que ha sido tan amable de compartir con los seguidores del blog y que voy colgando capítulo a capítulo.
AMIGOS
Como hay un dicho que dice…, “Quien tiene un amigo, tiene un tesoro”.
Estando bien, y siendo totalmente independiente, a veces no piensas mucho en eso, creo, que ni te lo planteas, pero, cuando tienes una lesión similar a la mía, esa frase es mucho más cierta, y piensas mucho en ello. Siempre o casi siempre, necesitas de ayuda de alguien, para estar un rato, o una tarde, fuera de casa.
Cuando volví a mi casa, después de estar hospitalizado, me di cuenta, que muchos de los que creía amigos, iban desapareciendo, o simplemente me volvían la cara, te das cuenta de quien merecía la pena y quien no.
Por suerte para mi, vinieron otros, quizás menores en edad, que los que tenía, pero, yo era uno más de la pandilla, y no miraban, ni mi lesión, ni mi silla. Recuerdo al principio, al no poder moverme con mi silla electrónica, (algo explicaré más adelante), me llevaban empujándome, con una silla manual, por toda Chiclana. Subían conmigo, hasta escaleras, por qué si no, había que dar grandes rodeos. Hacían kilómetros empujándome.
Alguien de “los antiguos” me dijo una vez…, “Hay que ver, que solo te rodeas de niños chicos”, lo miré un poco cabreado y le contesté.., “Si os esperara a vosotros, me llevaba todo el día en casa”, se estuvo callado.
Salíamos casi todos los fines de semanas, de botellón y discoteca. Aún no había coche adaptado, no tenía yo, por lo cual seguían empujando. Cuando íbamos para salir, todo iba como la seda, lo peor era la vuelta. Todo cuesta arriba, y todos, incluido yo, con algún grado de más de alcohol, en el cuerpo. Tardábamos el triple de tiempo en volver, pero nos hartábamos de reír.
Ya empujaban un poco menos, por lo menos durante el día, teníamos el quad adaptado, pero había un problema, ninguno de ellos, tenía edad para sacarse el carnet, así que nos movíamos por aquí, esquivando a la policía, hasta que, de tanto esquivarla un día nos pillaron. Se acabó coger el quad.
Por fin, compré el coche, lo adapté y ya no tenían que empujar. Seguía existiendo el problema del carnet, siempre nos hartábamos de buscar “chofer”, para salir día a día. A casi todos, nos gustaban las motos, raro era el domingo, que no íbamos a alguna carrera, eso si, después de mucho buscar conductor. Lo malo que solo había cinco plazas en el coche, alguno siempre se quedaba atrás.
El tiempo fue pasando, y el tema del carnet se solucionó. Casi todos tenían el papelito y salíamos con menos dificultad. Carreras de motos y coche, concentraciones, y todo lo que salía. Las salidas por aquí, casi siempre llegábamos bastante entrada la madrugada.
Casi todas las tardes, había reunión en una cafetería cercana a mi casa, a veces éramos, por lo menos veinte, y siempre, o casi siempre, terminábamos liándola.
Conforme fue pasando el tiempo, cada uno se fue echando novia y fue dejando de venir, tenían otras cosas que atender.
En ese periodo tuve una recaída de mi estado anímico, debido a la ruptura con la que era mi pareja. Conocí entonces a un grupo de chicas, que me ayudaron a salir del bache, también eran mucho menores que yo. Venían a diario a mi casa, salíamos a tomar café, y pasaban horas en mi casa. Tenían instituto por la mañana, pero muchas veces hacían novillos y se venían a mi casa. Nos hartábamos de reír. Lo mejor era el fin de semana, siempre salíamos en grupo, yo hablaba más con ellas que con los chicos. Eran muy curiosas y querían saber de mi lesión, les explicaba todo, o casi todo. En definitiva, lo pasábamos genial.
Cada una, fue cogiendo caminos diferentes, y se fueron “perdiendo”. El camino que cogieron, el más obvio, algunas se casaron, se echaron pareja o cambiaron de pareja, etcétera.
El casi, no venir de mis amigos, me hizo plantearme, mi forma de salir de casa. No me podía llevar el día en mi casa esperando a alguien, llamar por teléfono yo, a alguien, o esperar una llamada. Eso no podía seguir así.
Por suerte, muchas de las barreras arquitectónicas cerca de mi casa, habían desaparecido, así que cogía mi silla electrónica y me movía por aquí, cerca de casa. Hablé con el dueño de la cafetería, y le pregunté, qué si me ayudarían a subir un escalón que existía, para acceder, y si las camareras me podrían dar el café, si iba yo solo, contestó afirmativamente. Lo hacíamos de esta forma, al salir de casa, llamaba a la cafetería, así ellos estarían atentos para ayudarme. Así lo hice y sigo haciendo hoy en día, aunque el escalón de entrada, ya no existe. Creo que soy el cliente más antiguo de allí.
El haberme quedado casi sin amigos, es algo, no se le puede reprochar a nadie, y mucho menos culpar. Cada persona tiene su propia vida, y no se le puede intentar encadenar u obligar a nada.
Tal vez, mi carácter también influyó, no sé…, no soy de los que se quedan callados, al no estar de acuerdo con algo, y doy mi opinión de lo que pienso. Quizás a la gente, no les guste escuchar la verdad, repito, no lo se.
También, me cansé de pedir las cosas, añadiendo, por favor. Si a mi, me pedían algo, esa coletilla, no hacía falta, había confianza para no hacerlo. Si por el contrario, yo no lo hacía, siempre salía perdiendo yo, había malas caras, y algún que otro enfado.
Creo, a mi modo de ver, que dan menos importancia, a algo pueda hacer algo con mi lesión. Claro, si lo puedo hacer yo, ellos lo pueden hacer con los ojos cerrados, al ser independientes.
Respeto eso, pero por poner un ejemplo, muchos de los que conozco, no sabrían como darle formato a este texto. Quizás no sepan ni siquiera, lo que eso significa.
Con esto no quiero decir, que me hayan hecho sentirme inferior por mi lesión, no es así. Nunca me sentí por debajo de ellos.
Hoy en día, los que considero realmente amigos, los puedo contar con los dedos de una mano. Ni que decir tiene, que estos pocos que tengo, son inmejorables. Si se enteran de que tengo algún problema, y no tardan en llamarme, o venir a mi casa.
Si necesito, ir a algún sitio, los llamo con antelación y nunca ponen pegas, a menos tengan que trabajar. Muy pocas veces, me he quedado en tierra o sin poder ir a algún sitio.
Cuando disfrutamos más, es en las noches veraniegas, sobre todo si es fin de semana, mucha cervecita y disfrutar viendo los paisajes, (femeninos), que se vienen de vacaciones a Conil de la Frontera y alrededores. Dije viendo, por que, ligar, ligamos poco…, todo sea dicho.
En definitiva y para terminar de escribir sobre este tema…, decir, que yo prefiero el dicho, “más vale poco y bueno, que mucho y…”
Queda dicho.