Ya he hecho alusión en otras entradas a la tendencia que tenemos los humanos a mirar atrás y más aún cuando la vida pega un giro radical y nos deja indefensos frente al trauma. Si, como en la población de la que nos ocupamos, se trata de personas que han perdido total o parcialmente la movilidad, la sensibilidad, el control de esfínteres y la función sexual debido a la instauración brusca de la lesión ya sea de causa médica o accidental, el valor de lo perdido es mayor aún.
Si lo perdido no es posible recuperarlo, de qué vale una actitud masoquista y negadora. Por qué no ocuparse mejor del "valor y poder del ahora", de lo que se tiene, no de lo perdido.
Para empezar reflexionaremos sobre el valor de la vida, la que queda, con mayor o menor merma. El valor de una segunda oportunidad para desenvolverse en una nueva dimensión.
Hace dos días me hablaba, precisamente, una paciente del valor de esta segunda oportunidad que le ha dado una lección sobre la vida y el modo de enfocarla.
¿Por qué esperamos hasta el final para aprender las lecciones que podemos aprender ahora? (E.Kübler Ross y D. Kessler). Aprender las lecciones es un poco como alcanzar la madurez. No significa hacer que la vida sea perfecta, sino contemplar la vida como estaba destinada a ser" ("Lecciones de vida", Pág. 23).
Qué buena frase. Qué buen principio.
ResponderEliminarMi papá era una persona muy trabajadora. Toda su vida trabajó y trabajó. Ahorraba porque tenía como objetivo una vez que se jubilara ir a vivir a la playa con su esposa. No era fácil su camino. Vivió dos crisis financieras de Argentina que hicieron tambalear muchas veces sus ahorros.
Pero no pudo cumplir su sueño. Un cáncer le arrebató toda posibilidad de concluirlo. Y ya está.
A mi esta experiencia me ayudó mucho no solo a relativizar algunas cosas sino que también empecé a creer en el poder del ahora.
Como ahora. Con lo que tengo a luchar. No espero nada. No espero a nadie. Esta es la realidad. Esto es lo que hay.
Pues eso fue precisamente, Horacio, lo que quisieron dejarnos Kübler Ross y Kessler al escribir "Lecciones de vida". La idea surge de lo aprendido en su trabajo en cuidados paliativos. Oían a los moribundos arrepentirse tantas veces de lo que no habían hecho y pensaron que con esta magnífica obra, dividida en lecciones, sería más fácil aprender que es "ahora" y en vida cuando hay que hacer las cosas y no aplazarlas no sea que nos pase lo que a tú "papá" que no pudo alcanzar su sueño. De veras que lo siento.
ResponderEliminarLlama la atención que de lo que más se arrepentían los enfermos antes de morir era de haber trabajado demasiado y no haber disfrutado de su familia, de la vida...
Me enviaron Un PPT una vez que hablaba de lo mismo. Era una mujer que guardaba en su cajón su mejor camisón para cunado hubiera una gran ocasión pero se murió antes de poder disfrutarlo.
Mirá casualmente hoy a la mañana hablaba con Clau sobre este tema.
ResponderEliminarDesde que llegué a casa jamás estuve de mal humor. Antes llegaba de trabajar y era raro el día que no estuviese relajado y sin ponerme tenso.
Estaba a la espera de cualquier situación para poner mala cara.
Puedo decir que uno de los efectos colaterales positivos es mi "agradable" humor.
A tí te enseñó algo la lesión y Claudia y quien te rodea y quiere se están, también, beneficiando de ese buen humor que estaba ahí pero que seguro que el trabajo y las tensiones no lo dejaban aflorar.
ResponderEliminarTomen nota otros lesionados y tomemos nota los llamados supuestos "válidos" para no esperar a contraer una lesión para disfrutar de la vida y estar de buen humor. Gracias por tu lección, Horacio, aunque siento que hayas pagado un precio alto para sacar tu "agradable" humor.
Tu blog también ayudará y enseñará a mucha gente, sigue trabajando en él tan bien como lo estás haciendo hasta ahora.