Rousseau sostenía que la compasión está presente en el estado de naturaleza y que los seres humanos sienten instintivamente piedad por los que sufren a su alrededor.
Adam Smith hizo de la compasión el tema central de "Teoría de los sentimientos morales" ofreciendo un argumento similar al asegurar que en la naturaleza de todo individuo hay ciertos principios que le incitan a responder emocionalmente ante la suerte de los demás y que a este tipo de sentimientos pertenecen la piedad y la compasión.
También puede entenderse la compasión como una forma de utilitarismo. Entre los principios del utilitarismo se encuentra la idea de que la gente puede y debe buscar su intérés personal, incluso placer personal, como modo de obtener el mayor bien para todos.
Con frecuencia se ha hablado del egoismo y el individualismo de las sociedades contemporáneas. Pero ¿cómo se reconcilia esto con el auge que está cobrando el trabajo voluntario y el valor indiscutible que se da a la solidaridad? ("Actos de compasión", Robert Wuthnow).
A pesar de que las acciones orientadas a ayudar a los demás parece que tienen como fin primordial el sentirse bien con uno mismo, los l.m. no deben desperdiciar ese carácter connatural de hacer el bien de los individuos por parte de sus amigos o conocidos o de cualquier ciudadano dispuesto, cuando sale a la calle, a "hacer el bien". Ahora bien, el l.m. debe estar receptivo y en buena disposición. Me consta que los l.m a los que no les frena la silla, ni su diversidad, ni su grado de dependencia son aquéllos que saben aprovechar a esos individuos solidarios - voluntarios no sólo para que les sirvan de compañía sino para que los asistan en las actividades de la vida diaria (AVD) cuando tienen una situación de dependencia.
No son pocos los que conozco que tienen verdaderos "amigos incondicionales" con los que emprenden viajes a lugares lejanos y emprenden aventuras jamás antes pensadas.
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