Su crecimiento personal o crecimiento postraumático no queda circunscrito a él sino que le está permitiendo dar lo mejor de sí a los demás y disfrutar de la interacción humana, algo que antes le proporcionaba más incomodidad o malestar que satisfacción.
No es el primer paciente ni será el último que se ha transformado, en términos beneficiosos, tras el trauma al modo que lo hicieran Viktor Franklin permitiéndole desarrollar su teoría de la Logoterapia.
Igualmente, Jorge ´Semprún experimentó una experiencia similar.
Ambos, estuvieron prisioneros en campos de concentración. Con este ejemplo, no quiero que se me malinterprete y se entienda que veo el Hospital como un campo de concentración. Bien es verdad que algún paciente si lo ha llegado a percibir como una prisión, en concreto la de Alcatraz. Se veía "encerrado y preso", probablemente lo que en realidad estaba era secuestrado en su cuerpo inmóvil.
Entiendo que a estos pacientes, a los que la rehabilitación les aporta tanto, les cuesta despegar o "destetarse" del Hospital ya que éste ha dotado de sentido sus vidas. El alta, a la que ya he dedicado algunas entradas, es una etapa dura que es vivida como un salto en el abismo. Tras el alta, se inicia otra nueva etapa que requiere una búsqueda activa en muchas facetas de lo cotidiano perdido (el trabajo, la familia, los amigos, la casa, los apegos, el paisaje, en suma, las referencias)
Hay que orientarse, de nuevo, buscar el "Norte" perdido tras el "hachazo"inesperado que supuso la lesión.
Precisamente porque el hospital ha dado sentido a nuestras vidas no siento mi próxima alta como algo traumático sino como una oportunidad demostrar realmente ese cambio fuera de la "burbuja".
ResponderEliminarTe deseo lo mejor fuera del Hospital. Estoy segura que iniciarás una aventura apasionante y disfrutarás como no hubieras imaginado aunque, me consta, que has empezado a crecer y a apreciar las cosas que son veraderamente importantes en la vida aunque haya tenido que ser a costa de la lesión.
ResponderEliminarA partir de que supe que el hospital existía, supe que era un lugar al cual debía ir mi amigo, para mi sorpresa esta al otro lado del mundo y no se si algún día pueda ir.
ResponderEliminarCreo que si hubiera ido, sin duda vería las cosas distintas y se daría cuenta que su vida no termino el 01 de enero del 2011.
Aun tengo la confianza de que llegue un profesional que le guíe un poco, no le tenga lástima y le muestre que se puede vivir, pese a tener la lesión.
Adry
Uno, "plegao" de nacimiento, siente mucho vértigo ante los anchísimos despliegues, exterior e interior, de la autora de este blog; de la AFRONTADORA que todo lo cumple, todo lo afronta. Como que asumiera la falta de despliegue de pacientes quizá menos afrontadores, hiciese suya esa falta... y la remediase con un despliegue suyo mayor todavía.
ResponderEliminarPor ejemplo. Esta entrada hizo colarme en Auschwitz con don Viktor Franklin hasta la recepción y la desinfección, una vez sorteado el gas... Eso me llevó a releer lo que del horror no cuenta el señor Franklin: la entrada a la cámara de gas, qué pasaba, cómo se estaba (digamos) allí dentro, gracias a lo que contó Vasili Grossman, ruso judío autor de la novela "Vida y destino". En ella David, un niño que llega al gas solo, sin familia, y una doctora rusa que en el camino se ha dado cuenta de su soledad de niño. Entonces lo acoge y siente que por fin es madre ¡y feliz! justo cuando empieza a notarse el olor dulzón del gas en el aire. Final del capítulo 49 de la 2ª parte:
«Sofia Ósipovna Levinton sintió el cuerpo del niño derrumbarse en sus brazos. Luego volvió a separarse de él. En las minas, cuando el aire se intoxica, son siempre las pequeñas criaturas, los pájaros y los ratones, las que mueren primero, y el niño con su cuerpecito de pájaro se había ido antes que ella.
“Soy madre”, pensó.
Ése fue su último pensamiento.
Pero en su corazón todavía había vida: se comprimía, sufría, se compadecía de vosotros, tanto de los vivos como de los muertos. Sofia Ósipovna sintió náuseas. Presionó a David contra sí, ahora un muñeco, y murió, también muñeca».
Sigo pensando que tu amigo, Adry, necesita tiempo, mucho tiempo y paciencia de quien está cerca de él y confianza en que llegará el día que podrá empezar a renacer y disfrutar de lo que la vida le muestra. ¿Por qué va a ser peor la vida tras la lesión que antes de ella?. No perdamos NUNCA la esperanza.
ResponderEliminar¡Qué va Manuel! a veces me da por pensar que creo tanto en la rcuperación u afrontamiento que no dejo que mis pacientes "protesten" y se enfaden por lo acontecido y por el giroque su vida pegó. pero, la verdad, es que creo en el trabajo/tarea que hago y no uedo trnsmitir otra cosa por eso dices que afronto por ellos. Se que los que creen no poder, podrán algún dia porque ANTES MEJOR MORIR QUE ESTAR MUERTO EN VIDA ¿no crees?
ResponderEliminarLos Testimonios de los "Campos de concetración" son duros pero nos enseñan mucho.
También comenté en otra Entrada hace tiempo la experiencia, aún más dura, de Primo Levi.
El fragmento que cuentas es impresionante. Es lamentable que a veces nos demos cuenta del verdadero valor de las cosas demasiado tarde.
Gracias a Julio Morales por su apoyo logístico al blog y por colgar estos PDF.
ResponderEliminarUnas referencias muy interesantes sobre un tema que está en pleno augue en los últimos tiempo, también en relación con la Psicología Positiva.
ResponderEliminarGracias Verónica por tu seguimiento e interés. A mí estas referencias me han sido muy útiles en el desempeño de mi trabajo con los l.m.
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