El pasado domingo publicaba esta entrada centrada en la figura de Carmen Movellán
Hoy la traigo de nuevo al blog a propósito de su colaboración en este libro "Los que nunca se rinden".
El libro recoge 58 «historias con alma», entre reportajes, entrevistas y crónicas realizadas en los últimos siete años, cuyo hilo conductor es la superación personal de sus protagonistas.
https://www.abc.es/espana/castilla-la-mancha/toledo/ciudad/abci-periodista-manuel-moreno-recopila-libro-historias-superacion-201809112213_noticia.html
La vida y los sueños de Mamen en 582 palabras
“Hola,
Me llamo Mamen
Movellán García. nací en Palencia y vivo en Toledo desde hace 15
años, cuando me trasladaron desde Tenerife porque un accidente de
tráfico me produjo una lesión medular.
Vivía en la isla
del Hierro y la tarde del 9 de mayo de 2002, volviendo a casa, sufrí
un accidente; iba en el asiento del copiloto sin cinturón de
seguridad. Una salida de la calzada, unas vueltas de campana y salí
despedida del vehículo. Yo no recuerdo absolutamente nada, pero me
contaron que un helicóptero realizó mi traslado urgente al hospital
“Virgen de Candelaria” de Tenerife.
Casi un mes de coma
inducido. En cuanto desperté y pude viajar, un avión medica Liza do
me trajo a la península. Ya en el Hospital de Parapléjicos de
Toledo se me informó de la lesión. Durante casi 9 meses de
hospitalización tienes que aprender a vivir en una silla de ruedas,
una vida diferente pero no tiene por qué ser peor. Desde entonces yo
decidí ser feliz y cada día un poquito mejor. A mí personalmente
la discapacidad me ha hecho más libre.
Supongo que siempre
me gustó el deporte, porque la silla de ruedas no te convierte en
alguien diferente, pero sí que se encarga de que afloren en ti
valores y capacidades que estaban dormidas o poco atendidas. Hoy el
deporte es uno de los motores de mi vida, mi mejor medicina. He
probado casi todos los deportes adaptados, pero con mi lesión, una
paraplejía completa motora y sensorial, a la altura de la dorsal 5
-es decir, a la altura del pecho-, la falta de equilibrio es mi peor
aliado. Mi tronco carece de abdominales y lumbares, por lo que ni en
baloncesto ni en tenis me desenvolvía demasiado bien. Mi último
intento fue con el pádel, pero mientras entrenaba se me escapaban
todas las peloteas; y las que conseguía dar con la pala, ninguna
llevaba la trayectoria correcta.
Mis ojos se
desviaban al fondo de las pistas, allí había una sala de
musculación, yo sabía que adaptado no me iba a encontrar ningún
aparato, pero me decidí a preguntar. Y allí encontré a Cesar, un
monitor que se propuso ayudarme y que me sintiese cómoda. Lo
consiguió. Levó 2 años sintiendo cada día, con los descansos que
él me exige y las sobrecargas y lesiones me obligan a tenerlos.
Al mismo tiempo que
entraba en el mundo de la halterofilia, conocí también a Miriam.
Ella me habló de su proyecto, de formar un equipo de rugby en silla,
y la idea también me enamoró. El rugby es un deporte destinado
especialmente a personas con lesiones muy altas, tetraplejias o
dorsales altas. ¡Eso sonaba muy bien! Mi lesión es una dorsal 5,
pero tengo 49 años. Así que creo que encajo perfectamente en el
equipo, que de momento solo consta de unos pocos jugadores, una
entrenadora, algún preparador físico y con un montón de ilusión
por sacar adelante nuestro proyecto. No tenemos nada más,
necesitamos mucha ayuda y no parece que vaya a ser fácil. Sillas,
equipa iones... Hasta hoy, a las puertas que hemos tocado, no nos han
hecho mucho caso; parece mentira, porque luego les encanta colgarse
medallitas.
Nosotros vamos a
seguir en nuestro empeño, entrenando en las condiciones que se nos
permitan, hoy por hoy poco adecuadas. Pero seguiremos hasta conseguir
nuestro sueño y algún día lograr competir y dedicar nuestros
triunfos a todos aquellos que nos apoyaron y creyeron en nosotros y a
los que no, también.”
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