miércoles, 20 de noviembre de 2019

Votaciones Cuentos presentados al VII Certamen


Cuento nº 3                                                 "La tía Catalina"

Mi tía Catalina era una viejecilla enteca, con la cara y la frente llena de arrugas profundísimas, casi esquelética, alcayatada por los dolores reumáticos, que se movía por la casa con la mano izquierda apoyada en la cadera, mientras que, con la derecha, iba haciendo las labores domésticas. Era viuda, había tenido dos niñas, que habían fallecido a corta edad, y tenía verdadera pasión por los niños pequeños que le inspiraban tal sentimiento, por su indefensión y desvalimiento, que, cuando los veía, siempre decía - ¡ Qué dolor de hijo !-. Y es que sentía encogérsele el corazón sólo de pensar que pudiese ocurrirles algo, sin que ellos supieran ni pudieran defenderse.
Esa asociación del dolor con la indefensión es la mayor demostración de ternura que había visto en mi vida.
Hoy, en el Hospital de Parapléjicos de Toledo, me he acordado de mi tía Catalina, ya fallecida hace muchos años, al ver la ternura con la que gran parte del personal de este hospital, la mayoría, trata a estos nuevos niños, de cualquier edad, recién venidos a una nueva vida, que necesitan, ante su actual situación, todo el cariño, ayuda y comprensión posible.
A los que no sean capaces de sentir esa ternura no podré comprenderles, aunque sí compadecerles, pues la vida debe haberles tratado muy mal y han sufrido una gran pérdida. Tal vez irreparable.


 Felipe Vila                                                                   Málaga, 30 de Septiembre 2019

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