Cuento nº 9 "Carandirú"
Sala de visitas de presos en Carandirú. Con la frente perlada, el abogado nota cómo el sudor resbala abundante por su espalda. Sentado frente a su cliente, observa asombrado cómo puede ser él quien suda a mares. Debería ser al revés.
Está adiestrado para defender a quien le contrata, sin cuestionarse nada más. Esta vez no sabe si será capaz. Frente a sus ojos, los de un psicópata. Alguien capaz de arrasar miles de hectáreas de bosque amazónico: incontables especímenes de fauna y flora que tímidamente trataban de sobrevivir en su cada vez más reducido paraíso.
El alma del prestigioso letrado se debate agónicamente entre el deber de defender a su cliente y sus firmes convicciones de proteger la exuberante naturaleza de su tierra.
Y encima no hay resquicio de remordimiento en esos ojos.
Todo tiene un límite: sin mediar palabra, se levanta para alejarse sin mirar atrás. Adiós a su carrera. Probablemente sus compañeros jamás comprendan su decisión, pero no son ellos los destinados a vivir en su pellejo hasta el fin de sus días. De nuevo al aire libre respira aliviado, podrá dormir por las noches y mirarse al espejo sin sentir náuseas.
Elena Vila Málaga, 22 de Octubre de 2020
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