jueves, 25 de julio de 2019

Pequeñas alegrías entre tanta tristeza

Este mes está siendo duro para muchas personas, pacientes y familiares que tienen que afrontar pérdidas y cambios de un día para otro. Pasa siempre, por desgracia, el Hospital Nacional de Parapléjicos no se cierra por vacaciones y cada día ingresan nuevos pacientes, con su "tragedia" a cuestas.

A pesar de que va a hacer treinta años que llevo trabajando en el Hospital y atendiendo verano tras verano accidentes de familias que estaban disfrutando de sus pequeñas vacaciones, noches de verano, fiestas locales, a uno le duele también ese dolor por muy ajeno que parezca.

Vuelven los tráficos, se suceden un día tras otro, fallecen unos, se lesionan otros.

Estaba leyendo la crítica del nuevo libro de el antropólogo francés Marc Augé "Las pequeñas alegrías" y pensé que siempre queda un lugar para las mismas entre la tristeza.



El antropólogo francés Marc Augé, que, a sus 83 años, acaba de publicar el libro "Las pequeñas alegrías", ha explicado a Efe que la felicidad se compone de las pequeñas alegrías diarias, como ver una buena película, reencontrarte con un amigo u otros placeres que cada uno disfruta subjetivamente.
https://www.efe.com/efe/espana/sociedad/el-antropologo-marc-auge-explica-la-felicidad-como-pequenas-alegrias-diarias/10004-3926631

Esa felicidad del instante se descubre y se valora más tras la lesión. Uno concede relativa importancia a los problemas que antes de la lesión había dimensionado y ahora aprende a disfrutar el momento y las pequeñas cosas.

4 comentarios:

Sonriman dijo...

Buenas tardes amigos.
Es una verdad como un templo.
Muchas veces se nos pasan muchas cosas que realizamos, vemos, olemos, sentimos cosas que nos hacen vibrar, sentirnos pero muchas ocasiones pasan desapercibidas.
Yo con mi primera lesión, ya tuve ocasión de ser un bicho raro, antes no se llamaba buling.
Y no se hacía caso, lo tuve que aguantar y sobrellevar, eso para mi ser era muy desagradable, pero me decían no esageres y pelea y hacía adelante.
Así fue durante mucho tiempo.
Ya hace seis años tuve otra lesión medular, una caída fortuita que me llevó a la cama de hay un largo proceso de pelea médica, por sacarme hacia adelante.
Entré todos tras una labor encomiable, fue saliendo de un ko total.
Y en cuanto tuve un poco de conocimiento, lo primero fue intentar empezar a mover y sentir algún miembro.
Solo podía mover los ojos, respirar con ayuda y pensar.
Ese pensamiento primero de derrumbe, cambió, me prometí poner todo de mi parte y tras mucho trabajo.
Un dedo se movió, pensé un espasmo moscular, pero se volvió a mover eso fue glorioso para mi.
Un movimiento y pensé si un dedo se ha movido porque no más y trabaje y pelee.
Poco a poco fue parte del cuerpo respondiendo.
Mentalmente movía los dedos, la mano.
Sensaciones de movimiento que antes eran habituales y hasta ese momento estaban ausentes.
La mente hace una labor encomiable.
Poco a poco el letargo fue despertando.
Recuerdo ver por la ventana de la habitación, el zig zag de las hojas de los árboles, su color verdoso.
La lluvia al caer una maravilla.
Una vez pude bajar al gimnasio ver muchos compañeros peleando por mejorar.
En el jardín sentir el calor del sol, el viento que me rodeaba.
Los pájaros que se acercaban, dar de comer a una gorrión a, conversar con compañeros y familiares.
En la piscina el agua que te envuelve y te ayuda a ejercitarte.
Sonrisa que aflora en quien te ve y sonrisa que te aflora a ti también.
Una pequeña sensación de agrado bienestar que combiene no olvidar.
Las secuelas siguen y dan más lata a veces.
Pero también las sientes.
No hay nada mejor que sentir, y ser sentido.
No olvidemos que muchas cosas son complicadas, difíciles, y como siempre, hay un pero.
Está vez está seguido de: No Es Imposible.
Un abrazo fuerte y una inmensa sonrisa aaa.

Afrontando la lesión medular dijo...

Muchísimas gracias, Manuel, por ese comentario tan completo. Tu siempre sacando lo bueno y destacando el valor de las pequeñas cosas.

Javier dijo...

Amigo Sonriman, me gusta y mucho tu comentario.
Tienes toda la razón, los momentos más simples de la vida, el día a día de esas pequeñas cosas y situaciones son las que te abren el camino de esa "felicidad" que siempre estamos buscando.
Un fuerte abrazo y mucho ánimo acompañado de esa inmensa sonrisa.
Javier (Valladolid)

Afrontando la lesión medular dijo...

Sonriman es un persona extraordinaria que ha sabido enfrentar dos situaciones bien duras sin perder su sonrisa y su humor.