Es habitual que los hijos sobrevivan a los padres pero no es habitaul perder a una madre en la flor de la vida.
La enfermedad y la muerte, el amor y los cuidados, la literatura como refugio y memoria. Un luminoso libro de duelo, o no exactamente: un libro de gratitud y despedida.Un hijo, una madre. Ella, joven todavía, ha enfermado. Intercambiando roles, él la cuida y, a la vez, se despide y la celebra. Todas y cada una de las palabras de este libro resuenan con temblor, intensidad y precisión, delimitando el dolor compartido con respeto amoroso. De hondura lírica y delicada sobriedad: así se revela su escritura. También su silencio. Andrés Neuman escribió estos poemas en secreto, cuidando de su madre frente a la proximidad de la muerte: la poesía como testimonio y refugio para crear un espacio ?una isla de sentido? donde fijar la presencia amada, traduciendo su cuerpo a una música íntima. Aquellos textos permanecieron al fondo de un cajón, garabateados en hojas sueltas y papeles de hospital, sin que su autor se atreviese a releerlos. Quince años más tarde, impulsado por la intuición de que sólo abriendo el manuscrito resultaría posible cerrar el duelo, hoy rescata estos versos que entretejen tristeza y luminosidad. Perpetuación de la madre mediante la lengua materna, ritual de gratitud, Isla con madre se arroja a nombrar la difícil belleza y la cruda emoción que irradia.
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