jueves, 7 de enero de 2021

Doce Uvas : Trece deseos

Revisando algunas entradas relacionadas con la gratitud

http://afrontandolesionmedular.blogspot.com/2012/07/agradecer-un-don-o-una-virtud.html


Vuelvo a encontrarme con este modo de celebrar y cerrar el año que en 2013 tuviera Miguel Ángel Cuesta y que cuelgo hoy porque entiendo que puede servirle a muchos de los nuevos lesionados-seguidores. Este escrito no tiene caducidad y puede renovarse anualmente.

https://afrontandolesionmedular.blogspot.com/2013/12/bendecir-y-dar-las-gracias.html

 DOCE UVAS

A raíz de una reflexión leída esta mañana de Julio de la Torre sobre la Navidad y del ofrecimiento de María Ángeles Pozuelo para escribir una carta a los Reyes Magos, me dio por reflexionar sobre ese rito de comenzar el año comiendo las doce uvas de la suerte, rito que nos sirve para establecer nuevos propósitos. En definitiva, para pedir una serie de deseos que supuestamente nos ayudarán a mejorar nuestra vida y que, como en la mayoría de las ocasiones, nos acabarán frustrando al no ser capaces de llevarlos a buen puerto.
Nunca hasta el año pasado en en el HNP realicé semejante ritual. Observaba como los demás lo llevaban a cabo aunque en el fondo yo también pedía algún deseo. Pero el año pasado cambié esa petición por un dar gracias a lo bueno que me había sucedido ese año que, supuestamente, había sido tan aciago a raíz de mi accidente y consecuente lesión medular. Y no me ha ido nada mal. Por eso este año repetiré la experiencia con la única diferencia de que lo dejaré reflejado por escrito.

Primera uva: doy gracias por la vida. No reniego de lo que perdí físicamente pero agradezco la posibilidad de seguir disfrutando de cuánto agradable y bello hay a mi alrededor, de la posibilidad de cambio y crecimiento que me ha sido concedida y de la posibilidad de que si, en algún momento, pierdo este cuerpo físico sé que mi espíritu estará preparado para ello.

Segunda uva: doy gracias por tener a mi lado a Teresa, mi mujer, que cada día se esfuerza en demostrarme su amor y  acompañarme en este camino que me/nos ha tocado vivir.

Tercera uva: doy gracias por haber conocido y sentido el perdón y por haber recibido esa enseñanza que hoy intento aplicar en mi vida. Pocas cosas producen más felicidad que perdonar y ser perdonado

Cuarta uva: doy gracias por mantener vivo en mi corazón el espíritu de las personas que físicamente nos dejaron este año pero cuyo recuerdo, su ejemplo, sus enseñanzas,... me han dado lecciones de humildad, de amor, de compasión. Teresa, Tomás, Padre Antonio,... gracias por haber formado parte de mi vida y seguir acompañándome.

Quinta uva: doy gracias por haber recuperado a esos amigos a los que había perdido y que nos apoyaron, nos apoyan y seguirán con nosotros.

Sexta uva: doy gracias por haber sido capaz de vaciar mi mochila y poco a poco irla llenando de nuevas emociones, de nuevos y renovados sentimientos, de nuevos compañeros de camino que cada día me hacen mejor persona.

Séptima uva: doy gracias por poderme levantar cada mañana con una sonrisa dibujada en mi cara y que, desde hace tiempo, es mi tarjeta de presentación ante los demás.

Octava uva: doy gracias por encontrar cada día nuevos "ángeles" que, en los momentos difíciles o no, van apareciendo y me hacen la vida más feliz. Doy gracias por tener el corazón abierto para reconocerlos y recibirlos.

Novena uva: doy gracias por encontrar cada día fuerzas para seguir luchando, para levantarme, para ser capaz de tener y emprender nuevos proyectos, para poder ser constante, para poder seguir cometiendo errores y aprender de ellos.

Décima uva: doy gracias por sentirme afortunado. No en el sentido material del término sino en el espiritual. Fortuna para seguir cambiando y creciendo, por haber aprendido que el pasado no se puede cambiar y que no puedes juzgarte continuamente por lo que hiciste o dejaste de hacer, por no preocuparme de un futuro que no ha llegado y que está por escribir.

Undécima uva: doy gracias por tener la lucidez para poder estar escribiendo esto. Hace un año y medio no hubiera sido capaz. Estoy agradecido porque gracias a ese "otro camino de Santiago" en el HNP y fuera de él me encuentro donde estoy ahora.

Duodécima uva: doy gracias porque muchos de mis amigos y compañeros del HNP se encuentran hoy en día en sus casas, con sus familias y amigos, luchando a diario por seguir adelante. Doy gracias por haber podido conocerlos, por haber podido compartir con ellos esta dura experiencia, por quererlos.

Y este año me tomaré una uva más, repetición de la primera. Por mi amor, por la persona que apostó por mí cuando nadie quería hacerlo, que se dejó y se deja la piel cada día por mí. Por ti, Teresa. Te amo cada día y te seguiré amando.  

Miguel Ángel Cuesta

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