lunes, 10 de febrero de 2014

Luto por fuera, luto por dentro

Ya hice alusión al duelo y al luto en otra Entrada (ver "Vestirse de duelo ¿blanco o negro?") pero dada la relevancia del tema y los diferentes estilos de afrontamiento de los duelos y de las lesiones, he considerado continuar hablando de ello.

Hay personas que no sólo se ponen de luto por fuera, algo por otro lado cada vez menos frecuente, sino que lo llevan dentro y hacen un duelo patológico. Estas personas no se permiten disfrutar de la vida y les preocupa y afectan mucho los comentarios de la gente, el qué dirán. creen que sepultándose en vida, hacen más por el lesionado o por el que se fue en señal de respeto.

Ya vimos en la otra Entrada cómo la respuesta se ve muy influida por la cultura y que los rituales sobre el duelo son también muy diferentes en Occidente y Oriente.A pesar de esta diferencias culturales, observo, cómo personas de la misma región o CCAA reaccionan de manera diferente. esto nos demuestra, una vez más, que son las diferencias individuales las que influyen en el modo de afrontar de las personas.

Hay personas que dejan de realizar actividades lúdicas o de ocio cuando pierden un ser querido y llegan, incluso,a abandonarse físicamente no permitiéndose cambiar de ropa o arreglarse el pelo. recuerdo la madre de un paciente que dejó de salir de casa durante muchos años tras perder a otro de los hijos. Echó el portón y no asomó ni para ir a la Iglesia. 

En estas situaciones tan extremas, estas personas dejan de atender a los vivos por rendir culto a los muertos. llegando a resentirse mucho la pareja o los hijos. He visto muchas familias afectadas en este sentido y siento que se hayan perdido tantas emociones, tanto afecto, tanta vida por parte del doliente,.Asimismo, lamento que el doliente no haya sido capaz de "cambiar el chip" y disfrutar.

4 comentarios:

Betty dijo...

Al igual que con las donaciones de órganos, cada vez hay más gente que comenta en público, que el día que falten quieren una despedida alegre, algo así como una fiesta donde se recuerden sus virtudes. Es una generosa forma de liberar al que continua viviendo de la condena del luto externo. La perdida de un ser querido sólo la alivia el tiempo, tal vez no se cure nunca, pero hay que seguir viviendo y disfrutar de la oportunidad única que cada uno tenemos. Morir en vida por una ausencia nos convertiría en séquito de antiguos emperadores enterrados por la muerte del amo. A veces es duro y hace falta valentía para seguir adelante, pero creo que es el mejor homenaje que se le puede hacer al que ya no puede hacerlo.
Besos.

Afrontando la lesión medular dijo...

"Hay un tiempo señalado para todo... un tiempo para llorar y un tiempo para reír; un tiempo para estar de duelo y un tiempo para bailar".

Se de algunas personas que dejaron una carta alegre para que fuera leída en su funeral y la recordaran por su carácter alegre y sentido del humor. El efecto
deseado se logra : hacer que los asistentes al funeral rían en lugar de llorar.

La pérdida de un ser querido no se cura nunca, Betty, pero no hace falta que trascienda y el doliente deje de disfrutar de lo que la vida le regala mientras está vivo.

Antonio dijo...

Mi tío murió con 25 años y mi abuela durante años fue vestida de negro, hasta que poco a poco fue aclarando el vestuario. Después de mi accidente volvió al negro riguroso, nos ha costado muchísimo convencerla a hacer las cosas como las hacia antes y cada vez que me ve llora como una magdalena. Su actitud a mi me ayuda poco, pero entiendo que ella no es capaz de llevar el dolor solo por dentro, si no que por la educación recibida, la época en la que ha nacido, etc, siente la necesidad de exteriorizar y hacer ver a la gente de esta forma su estado de ánimo y cumplir con las normas preestablecidas en su cabeza. Ahora es verdad que cada vez hay menos personas que lleven el luto por fuera, pero por dentro muchísimas que necesitarían ayuda profesional para salir del pozo.

Afrontando la lesión medular dijo...

Es cierto, Antonio, que la edad juega un papel a tener en cuenta en estas actitudes pero también los prejuicios tan arraigados culturalmente y ese qué diran del que cuesta desprenderse que, como bien dices, no te ayuda ní a tí ni al resto de lsionados.

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