Cuento nº 14
La Mujer Más Hermosa del Mundo
El consuelo de estar viva a veces no es suficiente, aunque es hermoso vivir. No estamos preparadas. Yo no lo estaba. Y aunque la estadística dice que a una de ocho nos pasa, ¿por qué iba a pasarme a mí?
Llegó el día. Sabía que no iba a ser fácil, que no estaba preparada. Que jamás iba a estarlo.
Era el momento de enfrentarme al espejo, al reflejo, a mi amputación, a mi nuevo cuerpo. Y allí estaba yo, aún con el pañuelo en la cabeza y con una gran cicatriz de esternón a axila derecha, que me recordaba que mi vida ya era otra… que yo era otra…
Y mientras dejaba que las lágrimas recorrieran mis mejillas y mi corazón doliera, escuché cómo tus llaves abrían la puerta.
¿Ya son las 14.30h? Se me echó el tiempo encima – pensaba mientras recolocaba esa especie de globo que ahora era mi teta derecha dentro del sujetador, y secaba mi cara con la camiseta, como si no hubiera pasado nada. No quería preocuparte. Preocuparte más.
- ¿Qué tal la mañana de trabajo, cariño?
- Echándote de menos, Elena.
- Pero si sólo han sido 6 horas.
- Creo que eres la mujer más hermosa del mundo.
Laura Rodríguez y María Lebrato 5 de Noviembre 2017
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