martes, 28 de febrero de 2012

Encontrar un rumbo tras la lesión

Dotar la vida de sentido o buscar un rumbo ha sido una de las encrucijadas de la humanidad.
Ante situaciones adversas, es fácil que las personas se vean amenazadas en su integridad y se vean tambaleados su sitema de vida y su estabilidad.
La lesión medular pone a prueba a quien la adquiere. Algunos podrán seguir sintiéndose seguros sin tener que asistir a más pérdiads que las propias derivadas de la lesión pero otros, sin embargo, pierden todo lo que tenían (familia, trabajo y vivienda). Ante tanta indefensión habrá que buscar nuevos soportes y estrategias de búsqueda de resolución de problemas. Aquí juega un importante papel la "inteligencia emocional" que como la definía Goleman sería : "la capacidad de motivarnos, de perseveración en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera en nuestras capacidades racionales y la capacidad de empatizar y confiar en los demás" (Pág. 65 "Inteligencia emocional", D. Goleman).
Algunos lesionados intelectualizan tanto su lesión que les hace infelices. Se bolquean de tal modo que no son capaces de utilizar sus potencialidades en pro de una aceptable calidad de vida.
Llama la atención que personas "simples" en sus planteamientos vitales y que exigen menos a la vida, se adaptan mejor porque se "conforman" con menos. Ya hablé en una entrada que el fín no es resignarse sino adaptarse.
Algunas personas tienen "miedo", algo lógico ante un mundo nuevo e incierto que se abre ante sus ojos. Ya dice José Antonio Marina que el estrés, la ansiedad y el miedo son reacciones "normales", en ocasiones necesarias, y que pueden ser funcionalmente útiles.
Entre los miedos más frecuentes que expresan los lesionados se encuentran : el miedo a las salidas del hospital y retornar a su entorno, el miedo a ser una carga (sobre todo en pacientes físicamente dependientes), el miedo a ser abandonado por la pareja, el miedo a la pérdida de empleo, el miedo a la pérdida de control sobre el intestino, el miedo a las barreras arquitectónicas, miedo a ser el centro de las miradas y miedo a no rendir sexualmente ("miedo al desempeño"). Existen otrso miedos menos frecuentes como son el miedo al maltrato físico o psicológico (domésticos) y el miedo a sufrir maltrato físico en la calle (pelea y atraco). De estos miedos y cómo enfrentarlos, hablaré en otra entrada.

2 comentarios:

horacio novello dijo...

Todo cambio en la vida es motivo de inseguridad y miedo. Ese momento es un momento de crisis.
Pero no deberíamos temer a la palabra crisis. Relacionamos esta palabra con inseguridad, dolor, sufrimiento. No las buscamos, aparecen de la nada en nuestras vidas.
Pero son necesarias para avanzar. Dejamos una relativa estabilidad, una relativa calma, un relativo bienestar y tenemos que lanzarnos y afrontarlas. Como los peldaños de la escalera. Nos cuesta avanzarlos, nos duelen las piernas cada vez que nos enfrentamos a alguno. Pero cada escalón superado es un logro para llegar a lo más alto. A ser mejores personas.

Afrontando la lesión medular dijo...

Probablemente la palabra "crisis" no te asuste porque ya has pasado dos grandes crisis ( la económica de tu país, motivo de tu venida a España, y la experimentada tras la lesión medular).
Es verdad que las crisis son necesarias para avanzar pero esas están más en relación con las crisis evolutivas "naturales". La accidentales no todo el mundo las resuelve igual de bien. Veo que tú
estás subiendo peldaños. Gracias por tus aportaciones y mensaje de serenidad y de esperanza.