martes, 21 de enero de 2014

De espaldas

De paseo por Ibiza. Anónimo.

Si a muchas personas de los que los lesionados suelen etiquetar con nombres como "andantes", "verticales" o normales" les desagrada que les saquen fotos, no nos debe de chocar que haya lesionados a los que igualmente les disguste y se resistan a salir en las fotos familiares o las de grupos de amigos.

Lleva un tiempo colocar la silla en su sitio. Ya se ha mencionado en el blog la expresión que Francisco Vañó acuñara : "La silla hay que colocarla en el culo y no en la cabeza".

Recuerdo la madre de una chica joven que supo en qué momento se encontraba su hija en función de su actitud a la hora de salir fotografiada en la silla o de evitar conectarse a Internet. El mejor signo de su "rehabilitación" vino de la mano de poder hacer estas dos cosas con la mayor naturalidad.

Creo que esta actitud no va ligada al genero aunque sin embargo he visto más mujeres que hombres con este pudor o prejuicio. Me cuentan de otra lesionada que aún no ha sido capaz de salir fotografiada con la silla y que a la hora e hacerse fotos, se pasa al sofá.

Está claro el papel que juega la personalidad en este como en otros aspectos porque hay quien nada más sentarse en la silla cuelga su foto en el facebook. es como si fuera la prueba de choque y el modo de quitarse tanto curioso e indiscreto de un plumazo.

Hay personas que no solo no le gusta fotografiarse y dar la car sino que, incluso, llegan a esconder la silla en casa.

Con silla o sin ella todos podemos disfrutar de una maravillosa puesta de sol.

Puesta de sol en Ibiza

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi amigo no usa su silla de ruedas, o tal vez si, como perchero o parta ropa, pero creo que no es fácil usarla, alguna vez entre a una tienda donde vendían sillas de ruedas y me sorpendí, porque había de muchos estilos y según me explicaron depende de cada persona el modelo que le quede, me refiero a la posición o tipo de lesión, así que creo que hoy lo que mas me gustaría es que mi amigo fuera a esa tienda y luego ver su reacción ante la cámara.

Adry

SONRIMAN dijo...

"¿Estar sentado en una silla de ruedas?"

¿Qué significa? ¿Qué supone para uno mismo?

¿Qué significa, o se supone, para los demás?

Los baches que aparecen en el transcurso de nuestra estancia en esta vida, hay que pensar y sobrellevar de manera tranquila, sosegada... Si hay ganas de desahogarse, se debe dar uno permiso de llorar, - pero hay que tener en cuenta que hay que llorar con los ojos muy o un poco abiertos (lo recomienda "LAGRIMAN"), y algo muy importante: "Intentar llorar solo 5 minutos". Una vez pasado ese tiempo... Respirar de manera acompasada, tranquila y sosegada 3 veces, dirigirse a un espacio que tenga un ESPEJO y delante de él:
Mirándolo de frente, sin miedo, temor... esgrimir una sonrisa en tu cara; si seguidamente miras de frente, verás a alguien que te está mirando fijamente y de manera muy amable, contenta y feliz... "Quien te mira de esa manera eres tu, uno mismo"

Deja disfrutar a los demás de lo pequeño, mediano o gran ser que eres. Y recuerda, es un bache, el "socabrón" ya llegará.

Ir en silla de ruedas supone para mi, SONRIMAN, dos cosas:
- Una cómoda. Si vas sentado... quien va a tu lado se cansa más que yo
- Una muy incómoda. Quien llevas al lado siempre te estará mirando por encima del hombro y eso duele... (jajaja)

El ir, tener que vivir y desplazarse en una silla de ruedas, debe hacernos sentir felices y orgullosos de hacerlo (estamos vivos). Hay manera mejores, pero qué manera mejor es sentir, sentirte, sonreir y ser sonreido...

Un fuerte abrazo, SONRIMAN

Afrontando la lesión medular dijo...

Ya lo creo, Adry, que hay sillas de diseños y muy sofisticadas. Sillas al gusto de todos, aunque no todas las personas pueden pagar algunas por su excesivo coste.

El diseño de la silla ayuda a ver al usuario menos "handicapado".

Afrontando la lesión medular dijo...

¡Qué bien, Sonriman" que te tenemos de seguidor. Seguro que nos vas a portar muchas cosas positivas al blog.

De acuerdo en lo que dices y muy original la forma en la que lo transmites. Gracias, Manuel.

NOTA : "Sonriman" es el pseudónimo de nuestro "Chico del Jardín".

Felipe dijo...

El seudónimo de Sonriman le viene que ni pintado. Hasta ahora le conocíamos, por extensión, como Chico del Jardin, pero me alegro que, una vez recuperado, surja con personalidad propia y demuestre, como ya lo hace, su entereza y su fuerza. No me extraña que, siendo como ha demostrado ser, haya conseguido una progresión espectacular.
Enhorabuena Manuel. Un abrazo para Carmen y para ti. Me siento insignificante cuando veo a personas con la fuerza vital que os acompaña a los dos.

Afrontando la lesión medular dijo...

Opino como tú salvo en que te sientas insignificante pues en nada te va ese adjetivo. No te conocí "antes de " pero creo que si tenías cosas buenas que no sabías que las tenías, las sacaste a "relucir" tras el proceso de enfermdad y rehabilitación de tu hija.

Entiendo que uno mismo no puede ser objetivo consigo mismo. Quiero hacerte ver que das mucho y que en tí siempre están presentes valores como la gratitud, la amistad, la generosidad, la belleza, la empatía y la compasión en el sentido correcto del término.

ANTONIO dijo...

El primer impacto con la silla fue durísimo. Me costó mucho enfrentarme a mi familia, a mis amigos y a mi novia. No quería que me vieran así, pero no tenía elección. Después, cuando llegué a casa quería encerrarme. Donde más cómodo estaba era en la cama y estaba harto de visitas. A la semana de llegar, mi padre me dijo: “ Entiendo que lo estés pasando mal, entiendo que te cueste salir, pero yo no puedo permitir que te pases el día encerrado en tu habitación. Así que, a partir de mañana a las 9 sales por la puerta y no entras hasta la hora de comer y empieza a reflexionar y a pensar en tu futuro a partir de ya!”.
Me enfadé muchísimo, lloré y le dije que qué padre le hacía algo así a un hijo!. Él me dijo que le dolía más a él que a mí hacerme salir, pero que a la larga se lo agradecería. Levaba más razón que un santo.
Al principio me escondía, intentaba evitar las miradas, porque era como si cada vez que me observaban me dijeran: “ Pobrecito”. Un día Lucía me dio un consejo que me ayudó muchísimo a no agachar la cabeza y asentirme un poco más seguro de mí mismo.
“Cada vez que te miren con pena o con indiscreción, haz lo mismo, míralos tú también y si insisten, pregunta ¿qué?. Verás como terminan agachando la cabeza ellos”.
Aveces sigo sintiéndome incómodo, sobre todo cuando me encuentro con alguien a quien no he visto después del accidente o cuando me bombardean de preguntas.
Soy yo quien da la espalda y agradezco una vez más a M.Ángeles cada una de sus entradas por su gran profesionalidad y por la ayuda que nos brinda a todos nosotros.
Un abrazo desde Londres.

Betty dijo...

Nos proyectamos en las opiniones, en los deseos y en las expectativas de los demás en vez de canalizar nuestra en energía en el empeño de perseguir nuestros objetivos. Salir a la calle en silla de ruedas por primera vez debe ser parecido a caminar con cientos de focos iluminándole a uno, recitando un monólogo al que uno no se siente capaz de enfrentarse. La solución está en acallar esa vocecita que aparece siempre, en el peor momento, para chafarnos los planes o los deseos. Centrarnos en el hecho y no en todo lo que hay alrededor. Ejecutar. Olvidando lo que piensen los demás; quiero, seguir disfrutando de mis paseos, mis aperitivos, mis amigos… en definitiva, quiero seguir con mi vida. Sólo se vive una vez y no se puede desperdiciar la oportunidad de ser feliz pensando en que la opinión de los demás es más importante que nuestra felicidad, por qué, entre otras cosas, a esos «demás» les importa bien poco si desperdiciamos o no nuestra vida en consideración a sus pensamientos. Hay que comerse el mundo con cuchara sopera, como si fuera nuestro pastel preferido.
Mil besos.

Afrontando la lesión medular dijo...

Gracias, Antonio, una vez más, por tus palabras, por abrirte de ese modo y por cedernos tus estupendas fotos.

Ya veo que el blog te sirve de terapia para ir superando tus miedos y espero que te ayude a mostrar tu rostro y mirar al frente e identificarte con "tu nuevo cuerpo".

Afrontando la lesión medular dijo...

Es verdad, Betty, que nos preocupa demasiado el "qué dirán" y que es difícil que a uno no le afecten las miradas u opiniones de los demás.

Tal vez el problema es que todo se ha materializado y vivimos en un mundo de apariencias, de culto al cuerpo y cuando éste se ve afectado por una lesión medular es un varapalo tremendo porque el l.m. siente que el mundo se le ha derrumbado por completo y no tiene asideros donde agarrarse.

No hay que perder el tiempo y disfrutar lo que la situación de cada cual le permita, con silla o sin ella.