jueves, 17 de octubre de 2013

Primer certamen de Cuentos Cortos

Esta Entrada será la puerta de presentación de los Cuentos o relatos que vaya recibiendo. Hoy tenemos el primer Cuento que nos llega de la mano de Felipe Vila , uno de nuestros más asiduos seguidores :

Los Cuentos de cada día los colgaré en una Entrada que cree a tal fin. La idea no es hacer comentaros sobre ellos sino solo leerlos y cuando estimemos que ya se han recibido un notable número de Relatos, se procederá a la votación identificándose cada cual. Yo no votaré ni los narradores tampoco.
   
  
         EL ARTISTA

            Es fácil envanecerse cuando la naturaleza nos dota de alguna cualidad que nos pudiera hacer destacar sobre los demás. Y sin embargo esa cualidad puede llegar a empequeñecernos, hasta hacernos despreciables.
            Es verdaderamente maravilloso ver un buen cuadro, oír una música dulce, leer un libro interesante, oler un perfume. Y resulta difícil no envidiar al ser humano que ha sabido captar la belleza, para servírnosla en bandeja. ¡Sería tan hermoso poder aprisionar la belleza para poder distribuirla entre los demás!. Al que posee esta cualidad, suele conocérsele como "el artista".
            Aquel hombre, casi pudiera decirse aquel niño, era realmente prodigioso, todo cuanto tocaba se convertía, de inmediato, en un éxito sorprendente. Sus primeros dibujos escolares dieron la vuelta al mundo y recibieron  todo tipo de galardones. La primera clase de flauta hizo enfermar de melancolía a su profesor de música, que enloqueció, tras quemar todas las partituras de los viejos maestros. La primera redacción que le mandó hacer su profesor de literatura, mereció el premio Nobel de poesía. En su primera práctica de química, consiguió un perfume inigualable, que hizo temer por su seguridad, por lo que hubo que ponerle un guardaespaldas, para evitar que fuese secuestrado.
            Al hacerse mayor, sus triunfos llegaron a constituir verdaderos riesgos de hecatombe. En su debut como concertista, que tuvo lugar en la ciudad inglesa de Newcastle, la multitud enardecida gritó hasta enronquecer, negándose a abandonar el auditorio, por lo que acabó siendo desalojada por la policía. Su exposición de acuarelas, tuvo que hacerse en medio de grandes medidas de seguridad, sin que hubiese compañía de seguros que se atreviese a hacer una póliza, llegando a detenerse a más de 200 ladrones de guante blanco, abarrotando la mayor parte de las comisarías de Madrid. Su visita, como orador a la ciudad de Nueva York, produjo un atasco de tráfico, que congestionó el país de Norte a Sur, durante tres días. Por fin, para que sirva de ejemplo, entre otra multitud de sucesos, su visita a Australia, con objeto de presentarse como danzarín, dio lugar a cinco naufragios, entre la enorme avalancha de barcos sobrecargados.
            El mundo entero quedó sorprendido ante la noticia de que, sin duda un loco, había atentado contra la vida de tan afamado personaje. Y sin embargo el asombro había sustituido a la consternación, nadie podía creer que el artista, alcanzado por los disparos, se había hecho añicos. Nadie podía creer que el artista, no era de carne y hueso, que el artista era de vidrio, que el artista no era más que un espejo.

                                                                                         Felipe Vila

        
                                                              TRES CINCUENTA
   
Dibujo para el Cuento. Autor : José Manuel Ara Encinar



Pasada media hora de las doce, cada domingo, la plaza del pueblo se llenaba de gente recién salida de misa:  jovencitas risueñas, zagales con la cajetilla de tabaco asomando en bolsillo de la camisa, solteronas  chismosas, matrimonios endomingados, con algunos chicuelos revoloteando en torno como ruidosos e inquietos satélites… unos y otros se iban dispersando por las calles,  quien parsimoniosamente camino del vermú, quien con algo más de prisa, de vuelta al hogar  y a las perolas con la comida dominical. Sin embargo, no tardaba mucho en ocurrir que los chiquillos, tras reclamar sus monedas de paga dominguera, se separasen y, como atraídos por un flautista de Hamelin oculto, se dirigieran calle principal adelante, hacia algún misterioso polo magnético que los atraía irremisiblemente.   Instalado en plena acera, un hombrón de cara cuadrada y brazos musculosos iba atendiendo a los rapaces que iban llegando a borbotones , con sus monedas bien apretadas en el puño, para comprarle las golosinas que harían especial el día: palotes de regaliz rojo o negro, chicles, gominolas,  caramelos de bola con todos  los colores del arco iris, bolsitas  de maíz tostado o de pipas saladas “El baturro”, con el dibujo impreso de un maño, a horcajadas en burro, avanzando  cachazudo por una vía del tren, delante de máquina de vapor que soltaba enfurecidos pitidos entre nubes blancas: ¡ Chufla, chufla , como no te apartes tú!  Decía el jinete …    Vendía también  unos sobres de papel fuerte, con dos tebeos atrasados y un par de recortables de papel: soldados de mundo  para los niños, muñequitas y sus vestiditos, para ellas.   Como un nuevo acto de comunión laica, los rapaces iban situándose ante la gran bandeja de madera repleta de  variadas golosinas   tras la que reinaba aquel hombrón inmenso y fornido,  para musitar sus apetencias, mientras iban calculando mentalmente el importe de sus demandas.  Instantes después, repletos los bolsillos de su botín, dejaban paso a un nuevo pequeño feligrés.   Cuando el último de ellos desaparecía, aquel hombre hacía arqueo del  producto de su trabajo de la mañana. Tras un vistazo a cada lado, y tras comprobar que por aquel día, no habría más mocosos  ansiosos de cambiar sus perrillas gordas por golosinas, tapaba la  bandeja  y  la  aseguraba en la trasera de su triciclo, reacomodaba su corpachón sin piernas en el asiento y empuñaba  los pomos de los  “pedales manuales“ con los que impulsaba aquel carromato de inválido,  para desaparecer a buen ritmo  carretera abajo, hacia el barrio del río, hasta el próximo domingo.   Nunca conocí su nombre, ni yo ni ninguno de los bribones de mi pandilla. Era – sencillamente - el inválido. Fue-  sencillamente - hace mucho. Eran    – sencillamente - otros tiempos en los que no se había inventado el eufemismo pretendidamente respetuoso, la  mojigata corrección política. Cada cosa por su nombre.-         Una de pipas, dos chicles, un chupa de coca-cola …y un sobre…          ¡ que lleve el Jabato!

     -         Tres cincuenta


Octubre de 2013                              JMA  (José Manuel Ara Encinar)




                                                TE REGALO UN PASEO

Oscar tenía un día malo. Apenas había hablado durante la mañana. Se perdía constantemente en sus pensamientos y Paula empezaba a estar preocupada. Intentó animarle pero estaba tan ausente que no hubo manera. Abatida, se sentó junto a él, le tomó la mano y lo besó.
            -¿Qué te ocurre?
            -Estoy bien.
            -Venga, cuéntame que es eso que revolotea en tu cabeza.
            -No es nada, tonterías.
            -¡Oscar, vamos! Cuéntamelo.
            -No se como contarte esto. Hoy me he dado cuenta de que apenas recuerdo lo que sentía mientras caminaba. –Paula le abrazó sin decir nada.
           
El resto del día transcurrió silencioso y triste para ambos. Hacía un par de años desde que aquel fatídico accidente había condenado a Oscar a estar sentado en su silla. Paula daba vueltas y vueltas al asunto. El recuerdo de su infancia, cuando falleció su abuela, se instaló en su cabeza. Recordaba que con el paso del tiempo su imagen se desdibujaba en sus recuerdos. Llegó el día en que tan sólo era una silueta borrosa y entonces fue realmente consciente de su ausencia. Desde ese día, su madre hablaba a menudo de su abuela, y le regaló su mejor fotografía. Todavía la llevaba en la cartera, estaba un tanto descolorida por el paso de los años, pero mantuvo fresca en su cabeza la imagen de su querida abuela.
           
Redibujar una imagen era mucho más sencillo que recuperar sensaciones olvidadas. Paula deseaba ayudar a Oscar pero no sabía como hacerlo. Añoraba sus largos paseos en los que cogidos de la mano hacían planes de futuro y compartían ilusiones. Desde el accidente los paseos eran escasos y cortos. Paula se sentía culpable, como si comiera bombones delante de un diabético. Era a Oscar al que le apasionaba caminar. Caminar y correr. Ahora la acompañaba desde su silla, y enseguida terminaban ambos sentados, sin brillo en los ojos y casi siempre en silencio.

Después de darle muchas vueltas, Paula decidió hacerle un regalo a Oscar.
-Cierra los ojos, voy a regalarte un paseo por el campo, por nuestro sendero.
-Oscar cerró los ojos extrañado. –Dame la mano -siguió hablando ella mientras tomaba su mano. -¿Preparado?
-No sé -respondió Oscar algo expectante.
-Lo primero respira hondo porque, hoy, hace un día precioso. El aire es tan fresco que duele cuando entra en los pulmones. Huele a campo, a manzanilla y a romero. – Paula hinchó sus pulmones hasta que no cupo un gramo más de oxigeno dentro. Oscar hizo lo mismo. – Ahora, cerramos la puerta de la verja y comenzamos a caminar por el sendero. Hay un par de amapolas, me agacho con idea de arrancarlas, y tu tiras de mi “¡Vamos Paula, déjalas! Están preciosas, si las arrancas, durarán un suspiro”, me dices. Te sigo y tu aceleras el paso, y yo repito para mis adentros tu frasecita preferida “Hay que caminar rápido, para poner en forma el corazón” Coges carrerilla y yo intento mantener tu ritmo. Estos primeros pasos son duros. Los gemelos y los talones están acartonados y duelen un poco, pero seguimos caminando a buen ritmo y las piernas comienzan a entrar en calor. Entonces las rodillas parecen mejor engrasadas y los músculos se van amoldando a la orografía del terreno. El corazón se acelera. ¡Mira como aumenta sus pulsaciones! –Paula acercó la mano de Oscar a su pecho para que pudiera sentir el cansancio de los primeros metros. –Comienzas a tener calor y te anudas  el jersey a la cintura arrepentido como siempre de haberlo cogido. Me regañas porque he sido yo la que me he empeñado en que lo lleves. Comenzamos la cuesta y como siempre me dices, “Pole, pole” que  ya se que en Suajili  significa despacio, despacio. Aminoramos la marcha dando pasitos muy cortos. Las piernas pesan ahora un montón y miramos al suelo para evitar ver lo que queda de subida. El calor se aloja entre el pecho y tu cabeza, obligándote a respirar aire caliente. Seguimos caminando cuesta arriba, los gemelos duelen cuando se estiran para obligar a cada pierna a seguir el movimiento constante, primero una, luego la otra,  así una y otra vez. Comienzas a sudar y el corazón se pone a mil. -Paula posó la mano de Oscar de nuevo en su corazón para que recordará la satisfacción de su agotamiento.

A partir de aquí todo el camino es recto. Tus piernas hacen ya su trabajo solas, ahora apenas las sientes, es como si flotaran. -Oscar besó a Paula y notó su boca seca por el esfuerzo de la subida. –La llanura está espectacular. Las praderas están verdes, repletas de florecillas amarillas flotando sobre ellas. De vez en cuando aparece alguna flor de azafrán extraviada y los pequeños hoyos presagian la proximidad de los juegos de algún joven gazapo. - Oscar paró un instante para  respirar el frescor de tanta belleza. La brisa mezclaba el dulce aroma de la piel de Paula con el de las flores silvestres produciendo un perfume irresistiblemente embriagador.
-Paula, ¿Qué haremos estas vacaciones?
-Podríamos ir a la playa, a algún sitio  tranquilo.
-Pero si alquilamos un apartamento este verano, nos quedaremos sin dinero para arreglar el granero.
Paula miró emocionada a Oscar. El granero quedó a medio terminar hacía dos años. Aquel pequeño granero que soñaban con convertir en un pequeño hogar para pasar los fines de semana haciendo lo que más les gustaba, pasear y soñar despiertos cualquier futuro que los mantuviera unidos.
-Creo que por fin podremos cambiar la viga grande y eliminar la carcoma de las pequeñas que estaban menos infectadas. Con un poco de suerte el tejado podría estar listo en un par de meses y si lo adecentamos un poco, podríamos pasar allí el verano. Dar largos paseos y terminar por fin de arreglarlo.
Paula le abrazó feliz. A ella no se le hubiese ocurrido un plan mejor.

Llegaron a casa agotados de aquel paseo imaginario. Oscar abrió por fin  los ojos. Podía sentir el cansancio en sus piernas y estaba feliz porque por fin fue consciente de que lo que más le gustaba de esos largos paseos era estar junto a Paula. Su aroma era superior al de cualquier flor, el tacto de su mano era  solo comparable a la caricia de los rayos del sol en un frio día de invierno. Hacer planes de futuro juntos convertía el paisaje en algo inigualable. Daba igual si volvía a olvidar la sensación de caminar, seguiría disfrutando de lo esencial del camino, disfrutaría construyendo a cada paso su sueño más ambicioso, un futuro feliz junto a ella.


Betty                                                                                                 18/10/13


                                                            JAZMÍN DE VERANO


      En realidad vos me querés por lo que yo te quiero a vos… es decir, solo me querés porque en el fondo sos un egoísta.

      No, yo te quiero y no pienso en lo que me das a cambio. Yo te quiero a vos por lo que sos y no por lo que hacés por mí.

      Está bien, pero no te confundas… yo no hablo de “hacer cosas” yo hablo de afecto… hablo de que decís que me querés… y te hago una pregunta: ¿qué pasaría si yo no te quisiera? ¿Me seguirías queriendo?

      ¡Claro que te seguiría queriendo!… bueno… realmente no lo sé… porque si no me quisieras, vos ya no serías vos. Serías otra persona.

      ¿Ves? Entonces me das la razón.. Vos me querés porque yo te quiero. Si no te quisiera otro gallo cantaría.

El la miró con cara seria y sin inmutarse recitó obviando toda expresividad.

  “¿Cómo quieres que te quiera si el que quiero que me quiera no me quiere como quiero que me quiera?” Ahora vos… y más rápido.

  “Comoquieresquetequierasielquequieroquemequrppnomequirrrrppp…….”

Las risas brotaron de los dos al mismo tiempo. La de ella era un viento suave, la de él contenida porque no quería romper la pasibilidad y la tranquilidad de ese momento. Se miraron. Les sobrevino otra sacudida que se transformó en sonrisas. Bajaron la cabeza pero sin dejar de mirarse. Se besaron. Muy lentamente, se volvieron a besar.
 
Ya estaba amaneciendo. Los dos caracoles habían estado caminando y hablando así, toda la noche.

Entre los pastitos húmedos por el rocío trazaron una línea casi recta, casi perfecta, que iba del limonero hasta el jazmín. Una luciérnaga les había dicho que ya comenzaban a oler sus flores.

                                                                                Horacio Novello, 21 de Octubre 2013



EL PAJARILLO ROTO

"El pajarillo roto". Autor : Eva Terán

Cayó en nuestras manos una tarde de Septiembre. A simple vista era un pajarillo saludable y precioso, colores vivos y plumas brillantes pero.............no podía volar.

No sabíamos muy bien qué hacer con él. Sacarlo de su entorno y llevarlo a casa, no me parecía una buena opción.

Al preguntar todos nos decían prácticamente lo mismo :"Está muerto"; "Échalo por ahí"; "Dáselo a los gatos, no merece la pena".

Decidimos que lo único que podíamos hacer por él era ayudarlo a volver a su habitat de la mejor manera posible. Recogimos ramas y hojas secas y le colocamos un nido en lo alto de un olivo. Regresamos al día siguiente y allí estaba pero por la tarde ya había muerto y un poco más tarde ya había desaparecido.

No dejo de pensar que en otra época yo hubiera corrido la misma suerte, pero ahora mismo se que vivir es algo más que unos brazos o piernas y que se puede volar sin alas.

                                                                        Eva Terán


LA METAMORFOSIS CROMÁTICA

Se consideraba a sí mismo un Aleph, el punto en que convergen todos los puntos del
universo, sin embargo con el tiempo su visión se había vuelto monocromática, las
células fotorreceptoras sensibles al color de su retina estaban adormecidas, no
recordaba desde cuándo y no era un caso aislado, en la sociedad donde vivía muchas
personas estaban perdiendo la capacidad de observación, probable motivo de la
pérdida del cromatismo según los últimos estudios científicos.
Sus circunstancias empezaron a cambiar durante un viaje profesional a la India en
busca de las famosas canteras de Makrana donde se extrae el mármol blanco con el
que fue recubierto el Taj‐Mahal, un día paseando por las calles de Jaipur, llamada
"Ciudad Rosa" por el color rosáceo‐anaranjado de las fachadas de sus edificios,
vislumbró fugazmente ráfagas de colores después de muchos años viendo solo grises,
ya casi no recordaba el placer de ver la gama cromática completa, hacía tiempo que
sólo distinguía la forma de las cosas.
De vuelta a la ciudad donde vivía no dejaba de pensar en las experiencias adquiridas
durante su periplo por aquellas tierras exóticas, sucias y despiadadas, al mismo tiempo
llenas de luz y movimiento que contrastaba con la modernidad y monotonía que
imperaba en su civilización. Tampoco dejaba de pensar en las ráfagas rojas, amarillas y
azules, que durante segundos le dejaron paralizado y que todavía en ocasiones podía
vislumbrar cuando cerraba los ojos, cayó en la cuenta que eran sólo los colores
primarios.
Era primavera y por entonces dormía en el suelo sobre una colchoneta Thai intentando
aliviar los dolores ciáticos que le acosaban desde hacía tiempo agudizados por los
rigores del viaje recién terminado, las largas y tediosas horas de avión, el estrafalario
trayecto de más de 1.000 km en coche desde Mumbai a Nueva Delhi y el escaso
reposo nocivo en camas con muelles desnivelados y famélicos colchones habituales en
los hoteles de las alocadas carreteras.
Como hacía habitualmente se había despertado temprano y al intentar incorporarse
un dolor endiablado le paralizó la pierna izquierda, dejándole tumbado en posición
fetal. En ese estado estuvo luchando contra su sufrimiento hasta que su mujer, que ya
estaba al corriente, apareció para anunciarle la llegada de la ambulancia que le
trasladaría al hospital, después de suministrarle un calmante sólo recuerda
somnolientos pensamientos, grabados en su memoria, con crueles imágenes del
sufrimiento estoico de los parias hindúes y de las conversaciones que mantuvo
durante su viaje acerca del inamovible destino ¿está todo escrito?, se preguntaba.
En el hospital después de las pruebas oportunas y la visita del experto, virtuoso y
competente neurocirujano, una enfermera muy amable y labios carnosos rellenos de
silicona entró en la habitación donde estaba hospitalizado comunicándole la necesidad
de una urgente intervención quirúrgica de una estenosis y una hernia discal que habían
detectado en las resonancias magnéticas del día anterior.
Después de la sencilla operación desafortunadamente, como resultado de la misma,
sufrió una lesión medular que se manifestó al despertar lentamente de la anestesia y
comprobar con sorpresa al principio luego con ira y finalmente con resignación que
había perdido movilidad y sensibilidad de cintura para abajo.
Durante su prolongado periodo de internamiento y rehabilitación se dedicaba en
especial a su recuperación entreteniéndose con actividades con las que realmente
disfrutaba y que hacía tiempo no practicaba, lectura, pintura, meditación, observación,
conversación y sin percatarse se repetían cada vez con mayor frecuencia las fugaces
ráfagas de colores, esta vez ampliadas al color naranja del cielo en los atardeceres de
septiembre, el verde de los árboles sin que pudiera todavía distinguir las diferentes
tonalidades y el enigmático color violeta que transita entre lo visible y lo invisible, color
atribuido al Arcángel Zadquiel que ayuda a recobrar la tranquilidad emocional.
Cierto es que vivía momentos en los que la desesperación se atrincheraba en sus
entrañas entonces oía una voz a su espalda dándole los buenos días con inmensa
alegría, reconocía la voz, era Pedro una de las admirables personas con las que
convivía y que tanto le ayudaban obsequiándole con su amistad.
Poco a poco su visión fue recobrando los colores mediante la sosegada observación,
había perdido la capacidad de andar a cambio había dejado de ser el hombre inmaduro
y egocéntrico que era, había aprendido a experimentar lo que los demás sienten y
a reconocer la limitación de sus facultades, ahora su aspiración era vivir sus sueños
humildemente, contemplaba la vida con mayor claridad. ¿Está todo escrito?, se
preguntó.


Jorge Rosillo

Oct/2013


El vuelo de las mariposas

- No me pidas que cargue con ese peso, que mis alas son frágiles  - le dijo la mariposa -. Si pretendes hacer de mí lo que no soy, perderé todo lo bello: mis colores, mis vuelos, mis caricias al aire, mi sonrisa al pasar... 
Entonces, el hombre comprendió lo injusto de querer que aquella mariposa volase como el resto de sus halcones, y acercándose suavemente a ella, le susurró:
- Déjame conocerte y quererte, y te enseñaré el vuelo de mariposa más bonito que hayas visto nunca.

Carmen Sara Floriano


Somos diamantes

   Los diamantes cuando los sacan del centro de la tierra, salen como una piedra más, sucios, sin forma, mates, sin brillo, nadie si no los conocen dan un Euro por ellos.
      Así somos nosotros cuando nacemos, traemos la naturaleza caída de pecado carnal, pero Dios que es el joyero empieza a trabajar en nuestras vidas, como si fuéramos diamantes y nos pone en su campo de trabajo que es el mundo, allí nos limpia, por Jesucristo al que cree en Él, y por su Espíritu Santo empieza a darnos forma, como el joyero hace con el diamante.
      ¿Cómo Dios nos da forma? Coge la lima y el martillito para el diamante y empieza a dar golpecitos para que quede como el joyero quiere. Si el diamante tuviera vida le dolerían esos golpes. Para nosotros el propósito de Dios es que no suframos, pero a veces nos desviamos de ese propósito y sufrimos y sentimos dolor pero ese dolor si lo resistimos sirve para madurar, y lo resistimos si tenemos al Señor en nuestras vidas.
      Nos vendrán pruebas y muchas veces Dios las permite, para limpiarnos de nuestros pecados, ya sea de orgullo, o de rebeldía hacia Él, porque Dios quiere que le busquemos. La prueba vale para hacernos más fuerte si eres de Dios. Si no eres de Dios la prueba te puede hundir.
       El joyero que es Dios le da a la piedra de diamante que somos nosotros, forma de figura geométrica, para que su luz entre por los cristales de nuestros corazones y brillemos para Él en el mundo.
       El diamante falso, cuando Dios empieza a pulirlo, se rompe y ya no sirve es una piedra de tierra, no era dura, era terrenal.
       Tenemos que ser piedras de diamante duras en este mundo y brillar para Dios.

                                                                                                 Noviembre 2013                                  Jacoba Hernández



DESAFIANDO BARRERAS


"Tres socavones, un tramo de adoquines, cinco metros de empedrado, dieciséis bordillos, seis rampas . Lo tenía todo planeado. Así tenía que ser. Apenas había pegado ojo la noche anterior fantaseando con aquel camino que le conduciría a su entrevista de trabajo. La primera de su nueva vida. 

Recordó cuantas veces había recorrido aquella ciudad con la que ahora se reecontraba para ya nunca volver a pisarla. Depositó el maletín sobre sus rodillas y, desde su altura de niño, se enfrentó a la calle. Por nada del mundo quería llegar tarde. Un cielo asediado de nubes negras le dio los buenos días permitiendo que sus miedos e inseguridades le envenenaran el pensamiento. Se apresuró. Si la negra tormenta desplegaba las alas sobre su cabeza se le complicarían aun más las cosas. Posó sus manos en el acero y sorteó con ligereza los primeros obstáculos. Según fue avanzando las preocupaciones que se lo comían por dentro fueron acallándose. Un gran impulso hacia detrás y uno pequeño hacia delante, superó un bordillo. Las primeras gotas estallaron sobre el camino. En unos instantes las calles relucientes de lluvia se trasformaron en una deslizante pista y a punto estuvo de resbalar. Se preguntó porque la ciudad que le había visto nacer se le declaraba ahora tan hostil. En las miradas de los transeúntes pudo ver su discapacidad. Cuando tembloroso alcanzó su destino, una capa de sudor y agua le nublaba el rostro. No obstante, le envolvía la discreta sonrisa triunfal de quien posee la certeza de que, por más que el mundo añada, no hay obstáculo que le impida alcanzar su suerte."

María Vázquez                                                                                     Noviembre 2013



*  Viaje al País de Paraplejilandia *
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Brais GUITIAN CASTRO.-



Como el autor llego a este país cuya capital es Toletum y nos describe cosas de sus gentes, costumbres y vivir diario.


Una mañana temprano salía a dar una vuelta en mi globo-utilitario. Pensaba ir hasta el Toboso para hacerle una visita a mi Dulcinea particular cuando de pronto comenzó a soplar una Tramontana de Poniente que desplazó mi Ferrari particular hasta un pequeño montículo donde tuve que aterrizar de emergencia. Era el país de Paraplejilandia, habitado por unos humanoides que siempre estaban sentados y se desplazaban de un sitio a otro en unos curiosos artefactos; eran unas sillas de ruedas. A simple vista, todos parecían iguales pero al acercarme a ellos fui descubriendo que unos eran hombres, otros mujeres, unos jóvenes, otros viejos, unos blancos, otros negros y casi todos listos e inteligentes; tan solo algunos vestidos de verde y bata blanca tenían ciertos tics de no ser tan listos y hábitos sospechosos. Aparentemente parecían ser los que mandaban y la verdad era que no cesaban de dar órdenes pero debían ser poco efectivas y acertadas a tenor del escaso éxito que tenían y el poco caso que les hacían.

Estos seres especiales, los parapléjicos, habitaban este país que tenía por capital la muy noble y siempre benemérita ciudad imperial de Toledo. Su emplazamiento, en lo alto de una colina y rodeado de agua por todas partes menos por una, era de muy difícil acceso y complicada convivencia. Ya lo dijeron los romanos  -urbs parva sed loca mutina- “ciudad pequeña, y de difícil acceso” y para mayor dificultad allí conviven tres culturas: cristiana, árabe y judía. El problema era que convivían y convivían bien. La ciudad estaba mandada por tres grandes jerifaltes: el que ocupaba la silla episcopal o poder religioso –el Cardenal Primado-; el que ocupaba la silla presidencial o poder político –la presidente de la Junta de Comunidades-; y el que ocupaba la silla de mando o poder militar –el Capitán General de la región.

Cada uno tenía su sede en sitios distintos; el uno, en la catedral; el otro, en el palacio de Fuensalida; y el otro, en el Alcazar. Como fincas particulares tenían: la plaza de toros, el Seminario Mayor, San Juan de los Reyes, la plaza de Zocodover, la Academia Militar y la mezquita de Y-ven-a-mear.

Pero el palacio principal del País de Paraplejilandia estaba en la finca de la Peraleda, al otro lado del río Tajo, donde la silla de ruedas imponía su ley, los cojos dominaban el cotarro y los hombres sentados eran sus habitantes. Es un edificio de corte modernista, simula una gran cruz o estrella de cuatro puntas donde se organizan los habitantes y demás dependencias donde esta gente desarrolla su vida diaria. De piso a piso suben por medio de un ascensor pero como sistema alternativo hay unas grandes rampas que bien podrían ser una pista de aterrizaje para aviones diminutos, por su grandeza.

Los días los organizan de forma muy variada; por la mañana van al gimnasio para mantenerse en forma y rendir culto a su belleza física. Cada uno en su sitio, todos se afanan en hacer sus ejercicios bajo la atenta mirada del capataz de turno. Hay un gimnasio muy grande lleno de colchonetas y camillas. Al lado hay otro más pequeño lleno de aparatos y bicicletas. El rey de los mismos, por su aparatosidad y belleza, es el LoKomat que tan solo es utilizado por los más hábiles y mejor recuperados. También hay una sala de cinesiterapia que no tiene nada que ver con el mundo animado del celuloide sino que es una piscina climatizada donde algunos de los más distinguidos habitantes del lugar practican la natación. Los más débiles e indefensos se quedan en cama, donde los que se creen más listos los someten a una y mil perrerías tratando de averiguar cual es el origen de sus dolencias. Casi nunca aciertan. No es que no sepan o no quieran hacer buenos diagnósticos y acertar en los tratamientos; es que se trata de enfermedades de muy difícil pronóstico y muy complicada rehabilitación.

Los más pequeños van a la escuela donde aprenden cosas y más cosas que de poco le van a valer el día de mañana, pero que el sistema dice que hay que saber. Sumar, restar, dividir, los ríos, los montes, informática y dibujo son algunas de sus materias que estos críos encantadores aprenden con gran facilidad bajo la atenta mirada de Ventura, el capataz mayor de la Sección. Es cierto que hay que formarse y que el sufrir una determinada incapacidad no da derecho a hacer “novillos” y no ir a clase pero con la que está cayendo hay muy pocos argumentos para motivar a estos seres maravillosos para que se sacrifiquen, estudien, se labren un futuro y que después la sociedad se encargara de ignorarlos y marginarlos.             Pero principalmente por esta razón para que el día de mañana no los ningunee nadie y sean hombres de bien es por lo que hay que sacrificarse, estudiar, formarse y estar a la altura de los “demás”.

Por las tardes, todos a divertirse y trabajar en cosas más informales. La Sección Socio-Cultural y su grupo de colaboradores se esfuerzan por enseñarnos cosas nuevas y sobre todo a saber utilizar el tiempo libre. Esta sección es de las más apreciadas y concurridas porque son los que se encargan de que los domingos y festivos nos sean más llevaderos. Partidos de ping-pong, baloncesto en silla, la petanca.., y otros juegos más instructivos y menos físicos forman parte de su amplio abanico de actividades También organizan conciertos, bingo, cine, teatro, excursiones y juegos para los más pequeños. Para los más inconformistas ¡ya esta la misa dominical¡.

Como último recurso...... ¡la cafetería!, en sus dos vertientes; la del interior, como lugar muy apto para desgañitar la garganta o romper los tímpanos, por el mucho ruido y lo alto que allí se habla; y la de fuera, en pleno jardín y que es la joya de la corona del Centro por lo concurrida y visitada que está siempre. Las primaveras, veranos y otoños serían muy distintos si no existiera este lugar privilegiado donde conviven en armonía pacientes y familiares, personal y visitantes, fumadores y curiosos que van a dar una vuelta por el lugar. Hay que reconocer que su apertura fue todo un acierto y así se ha convertido en el lugar más concurrido del Centro.

En fin, así es la vida en este lugar tan singular, donde puede parecer que todo es idílico y de color de rosas. Nada más lejos de la realidad. Aquí también hay malos ratos, cabreos, dolor, ‘depres’ y alguna que otra lágrima pero de eso hablaremos otro día. Hoy eso no toca. Hoy toca Positivilandia dentro del País de Paraplejilandia.



LA VIDA.....¿QUÉ ES LA VIDA?

Se podría decir que: ¡es el surgir de la nada! puede ser. Porque de repente  apareces en un sitio sin saber nada de nada, pero nada de nada.
 Y luego dicen: “por qué algunos tenemos la famosa crisis de identidad”.
Empezamos bien, sí la nada como su propio nombre indica ¿QUÉ ES?: PUESSS.....
ATRÉVETE A PREGUNTÁRSELO A TUS PADRES Y VERÁS.
Seguro que te dicen que… te trajo la cigüeña ¿a que sí?
Digo yo: si bastante tiene la cigüeña con volar y hacer su nido para sus crías, como para hacer de agencia de trasportes de niños.
Bueno, nosotros seguiremos a lo nuestro.
De primeras apareces en un  lugar oscuro, rugoso y a la vez carnoso, lleno de líquido. ¡De repente! : notas unas cosas más pequeñas que tú flotando que te rodean y te rozan y una especie de cuerda  larga unida a  ti, “En ese momento  te hace sentir una mezcla de buzo antiguo o un astronauta en su primer paseo espacial”.
El líquido que te rodea está calentito, ¡Pero.... qué sabia es la naturaleza! me imagino que será para por si te meas no se note la diferencia de temperatura”.
Está serie de objetos más pequeños que tú, que se mueven alrededor tuyo y te rozan, resulta que es tú alimento: ¡y Ahora me dirán que lo tengo que coger! venga ya, pero cómo lo vas a coger sí de primeras no tienes manos ni boca ni nada, ¿qué pasa? Que es como el aire que alimenta solo con olerlo (si, no me digas más a cualquiera le da por esnifar) “pues debe ser así, porque según pasa el tiempo y aquello  te empieza a alimentar te empieza hacer  parecer el muñeco de Michelin por que empiezas a crecer y crecer y no hay manera de pararte.

Entre tanta incertidumbre del crecimiento, aparecen una serie de ir y venir, girar, volteretas y unos movimientos que no hay quien se lo explique porque pareces una peonza de lado a lado, y luego dicen que es difícil alimentarse una vez que tienes la comida en la boca te viene una sacudida y comida a la porra.
Bueno así trascurren los primeros momentos de tú existencia.
Una vez que has aprendido el arte del buceo y de la pesca, sin saberlo te han crecido una especie de palos largos  y flexibles en las extremidades con recubrimiento de carne, terminados en cinco palotes  que tú primera intención es metértelo en la boca y morder. Una vez que lo haces, descubres que aquello es parte de ti (la primera intención es gritar pero entre que no te sale y qué cualquiera abre la boca (todo se queda en un pensamiento íntimo y profundo malestar).
Aquello empieza a moverse de manera exagerada como si se tratara de una fuerza exterior que quisiera entrar “tú piensas como quiera entrar alguien aquí no sé dónde va a ponerse” entonces es cuándo decides defenderte y empiezas agitar esos palos con remos que sin darte cuenta te ayudan sin querer a desplazarte, seguidamente los otros dos palos se empiezan a mover instintivamente y aquello te empieza a molar y te vas animando cada vez  más y más deprisa hasta que de repente  notas un golpe seco, “como no, en los
 morros que te deja parao en seco (he aquí mi primer contacto con la natación .
Yo creo que cansado de llevar un tiempo considerable sin dormir y recibir golpes sucesivos en un ojo o lo primero que pillaban con un objeto puntiagudo decidí descansar un poco.
Pasados unos días, Tuve la suerte, entre comillas, de conocer el dulce tacto de quien a la postre sería parte de mi familia “Mis hermanas” lo de dulce tacto lo digo porque sin ir más lejos, mi madre  las decía cuándo jugaban cerca de ella, hijas mías tener cuidado que vais  a hacer daño a vuestro hermanito.
Pasados unos días, Tuve la suerte, entre comillas, de conocer el dulce tacto de quien a la postre sería parte de mi familia “Mis hermanas” lo de dulce tacto lo digo porque sin ir más lejos, mi madre  las decía cuándo jugaban cerca de ella, hijas mías tener cuidado que vais  a hacer daño a vuestro hermanito. 
Mis hermanas que eran pequeñas pero con una mala leche donde las haya, pensaban y decían a mí madre pero ¿dónde está nuestro hermanito? a lo que mi madre las contestaba debido a su insistencia (todavía pienso si se había tomado un coletazo o me quería putear un poco). Les dijo: tocar aquí despacito. Y de repente un pellizco en el ojo y un puñetazo en donde... en los morros,
Lo primero que se me pasó por la cabeza en ese momento fue; “sin salir ya te las estás llevando dobladas “cualquiera asoma el morro”.
Al cabo de un tiempo de introspección o de estar como cualquiera antes de nacer decidiendo si salgo o no, me desperté de golpe y de un sobresalto. Ese fue mi error sobresaltarme. De repente sentí como aquellos palitos tenían vida propia, cinco palitos que se movían cada uno a su manera y que podían agarrar y pellizcar.
Estos en un momento dado, empezaron a pellizcar esas paredes rugosas intentando agarrarse a ellas, pero era imposible, eran rugosas, gelatinosas y no paraban de moverse. Fue entonces cuando decidí agarrar fuerte y apretar hacía dentro  (como cuando uno pulsa un timbre).
El resultado no fue el que yo esperaba, sentí un grito seguido de “la madre que te parió”, verás cuando te pille.
 (Limbo: lugar inventado por alguien que no tiene uso de razón o por un drogata que se ha tomado cualquier tipo de sustancia alucinógena, parecida a los cardos borriqueros machacaos  con cáscara de piñones a la resina .si no no se explica).

Sonriman                                                                20 de Noviembre 2013


Mañana


De pequeño mi Padre siempre me decía: “No dejes para mañana, lo que puedas hacer hoy”.
No sé si fue por mi afán de rebeldía o porque otra cosa, pero hoy en día me he convertido en un procastinador. Que no es nada de aquello que ustedes están pensando.
Un procastinador es aquel que siempre deja sus tareas para el día siguiente.
Procastinador proviene de la palabra latina “cras”, que significa mañana. Y que según mi profesor de literatura, en la edad media derivó en…
 Uff, menuda chapa os estoy dando.
Mejor os lo cuento mañana. O no.

Ángel Lozano

Mariposa


Hay mucha gente que piensa que todo en esta vida está sujeto al azar.
Por otra parte otros piensan que todo depende del destino; que todo sigue un guión, ya escrito, de una manera inexorable.
Lo que sin duda está claro, es que todas las cosas de este mundo están unidas entre sí de una manera u otra, ya que en definitiva todos estamos compuestos de la misma materia, de los mismos átomos, en continuo movimiento. En eso se basa la teoría del ”Efecto Mariposa”, la cual dice que el aleteo de una mariposa en cierto lugar, puede provocar un tsunami en el extremo contrario del mundo.

No se cuál sería la opinión del hombre que soñaba con barcos. El caso es que el azar o el destino, habían hecho que una extraña enfermedad hubieran dado al traste con su prometedora carrera de marino. El hombre que soñaba con barcos, desde aquel día que tuvo que dejar el mar, no pudo pegar ojo sin soñar con la que sería su obsesión. El hombre que soñaba con barcos, se imaginaba asimismo realizando todas aquellas travesías, que no pudo realizar. Los mares del sur, el Caribe, el Cinturón de Fuego del Pacífico, el Sudeste asiático.

Por el contrario, la mujer que pintaba icebergs, había recorrido los siete mares, descubriendo y disfrutando los más diferentes y salvajes paisajes, las más antiguas y exóticas culturas. Pero aunque ella era un alma libre, la obsesión también la dominaba, y en sus lienzos era perpetua la presencia de aquellos inmensos y majestuosos icebergs, que le habían fascinado en su primer viaje hacia el Polo Norte. Desde aquel viaje habían sido cientos y cientos, los cuadros que con maniática dedicación realizaba la mujer que pintaba icebergs.

Tampoco se sabe si fue el azar o fue el destino, el que llevó al hombre que soñaba con barcos a visitar aquella exposición sobre una expedición al Polo. Y tampoco sabemos si fue el destino o el azar, quien hizo que el hombre que soñaba con barcos centrara su mirada en aquella mujer, la que pintaba icebergs. Tampoco sabemos qué poderosa fuerza hizo que aquella noche los dos se fueran juntos.

De aquella manera, esa misma noche, la mujer que pintaba icebergs y el hombre que soñaba con barcos se fusionaron en uno sólo.

En aquel instante, aquel preciso instante, en un punto remoto del Atlántico Norte, el vigía del Titánic hacía sonar la campana de alarma.


Ángel Lozano

Masculino singular                                                                       


-Si yo fuera mujer sería más puta que las gallinas.

He oído tantas veces esa asquerosa frase que ya no me sorprende. Los hombres siempre están pensando en lo mismo. Se creen que a nosotras no nos gusta el sexo, que somos todas unas frígidas. Pero conmigo no pueden. Yo tengo un par de lo que hay que tener para enfrentarme a ellos. Ningún chulo de piscina es capaz de echarme el pie encima. Tengo ya muchos tiros pegados. Si quieren llevarse esta joya a la cama ya saben quién manda.

La noche estaba cayendo, en la calle el agua de la tormenta que había caído hace un rato se evaporaba por el fuerte calor del asfalto. Las gotas de sudor que nacían en mi pelo bajaban por el cuello y se colaban entre mis pechos.

Preparé un buen vaso de whisky. Dos hielos.

 Encendí el equipo de música. La voz acariciaba las notas mientras contaba la historia de “Mack el navaja”. ¿Puede haber algo más masculino que eso?

Lo preparé todo cuidadosamente. Agité el tubo de ensayo y me tragué su contenido de un golpe, acompañado de un sorbo de whisky, para que pasara mejor.

El efecto fue instantáneo. Un dolor intenso y ardiente que me quemaba las entrañas se apoderó de mí. El mismo dolor que hizo que perdiera la consciencia.

Me desperté al rato algo aturdida. Me sentía extraña, bastante extraña. Pero dentro de mí seguía latiendo algo familiar.

Me dirigí al espejo de la habitación. Me gustó lo que vi ante mis ojos. Un torso atractivo. Unos brazos fuertes. Una mandíbula serena. Y  un buen falo colgando de mi entrepierna. El objetivo estaba cumplido. La transformación era majestuosa.

Pero algo seguía igual. La expresión salvaje de aquellos ojos grises no había cambiado lo más mínimo.

Me vestí con la ropa que había preparado el día anterior. Acabé el vaso de whisky de un trago y despidiéndome de Sinatra salí a la calle.

Me dirigí al barrio chino. Sabía que allí encontraría lo que andaba buscando. Y como no, lo encontré, incluso a pares.

Me tiré toda la noche follando en aquel maldito tugurio. Fornicando como un maldito animal con cualquier golfa que se me acercaba. Incluso saqué la mano a pasear un par de veces.

Ahora sí que era yo de verdad quién mandaba.

Forniqué hasta caer exhausto.

La luz que entraba por la ventana me despertó. Y allí estaba yo, desnuda sobre una cama, junto con dos bellezas de dudosa edad.

No era la primera, pero si la vez que más sucia me sentía.

Me vestí, dejé unos cuantos billetes en la mesita y me dirigí a casa.

Abrí la puerta y de seguido la llave del mueble bar. Cargué un vaso de whisky. Sin hielo. Me desnudé sin soltarlo. Me metí en el baño. Abrí al máximo el grifo del agua caliente.

Y allí, en el suelo de la bañera, mientras el agua ardiendo caía sobre mi espalda, hecha un ovillo, lloré. Lloré hasta que el agua se tornó fría.

 Ángel Lozano



Leyenda urbana                                                                        

Desde pequeño he sido bastante escéptico, y nunca creí todas aquellas leyendas urbanas que circulaban por las calles, y mucho menos toda la avalancha de ellas que llegó con la venida de internet.
Esto fue así hasta hace un mes, cuando al entrar en el baño de mi pequeño piso de estudiante, de la taza del inodoro aparecieron las enormes mandíbulas de un caimán de  tamaño mediano. Seguramente apareció allí porque algún antojadizo lo compró como mascota cuando era una cría y cuando vio que este crecía demasiado lo arrojó por el retrete. De esta forma allí en las alcantarillas se alimentó de la basura y desperdicios humanos, y hoy es el dueño de mi cuarto de baño.
Todo esto hubiera quedado ahí, sino fuera porque unos días después llegó a mi correo electrónico un mensaje anónimo con un vídeo con unos componentes muy característicos y reconocibles: una muchacha semidesnuda, un perro hambriento, un bote de mermelada entre los dos, y Ricky Martin en un armario. Todos sabemos de qué vídeo estoy hablando. Un video que antes que yo solo había visto una decena de personas en el mundo.
La puntilla llegó cuando una semana después, aparecía en un call-tv de sobremesa la figura de un envejecido Elvis Presley, hablando con un marcado acento andaluz, y desvelando que era cierto lo que alguna persona había dicho alguna vez, que su muerte había sido montaje y que llevaba viviendo de incógnito los últimos 40 años en un pueblecito de Almería.
Ya no sé qué pensar. El mundo se ha vuelto contra mí. Hace una semana inaguraron un restaurante chino en mi calle, La gran muralla. Y hace dos días, que mis tres gatos, Kun, Kiko y Vieri han desaparecido de casa.
 Yo ya no puedo vivir en este mundo, un mundo en el que marcan los dogmas el primo de la novia del amigo de mi hermano. Así que ya lo tengo decidido, voy a suicidarme. Ya tengo preparados el bote de pepsi y la bolsa de peta-zetas.


Ángel Lozano


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