miércoles, 17 de febrero de 2016

Sillas con historia (I) : Pintando en silla

Henri Matisse

Hoy traigo al blog a dos artistas pintor uno, escultor el otro, que quedaron parapléjicos, el primero por un cáncer, el segundo desconozco su causa.

Descubría la historia de Henri Matisse leyendo sobre él para preparar una Entrada en mi otro blog y fue cuando me llevé la sorpresa de su condición de parapléjico en el último tramo de su vida, tras el cáncer. La imagen que encabeza la Entrada es de 1952 y Henri Matisse murió en 1954.

En sus noches de insomnio, el viejo pintor que ya no tenía fuerzas para mantenerse de pie en el taller delante de un lienzo miraba el techo con los ojos muy abiertos y veía en él figuras sugeridas por las manchas de humedad o las grietas en la pintura. Y como le costaba tanto levantarse de la cama ideó un instrumento de dibujo que consistía en un largo palo de bambú al que ataba un carboncillo en el extremo. Tumbado en la cama, convaleciente de un cáncer que lo dejó casi inválido.
Durante los últimos 15 años de su vida Matisse no olvidó que todo aquel tesoro de tiempo era un regalo que ni siquiera se había atrevido a desear. Había creído que su vida terminaba al mismo tiempo que se oscurecía el mundo. En enero de 1941 había viajado desde la Costa Azul a Lyon, solo y muy enfermo en un tren por la Francia ocupada, camino de la clínica en la que lo iban a operar de un cáncer. Después de una operación larga y difícil, complicada por neumonías y fallos cardiacos, sufrió durante tres meses una convalecencia de dolor incesante, de insomnio y desolación. Pensaba en todo lo que le había quedado por hacer. Se veía tan débil y tan viejo que no creía que, si llegaba a sobrevivir, le fuera posible volver a la pintura. El primer día que pudo dar unos pasos por el jardín de la clínica lo deslumbró como nunca la belleza del mundo. Decía que nada es más difícil para un buen pintor que pintar una rosa, porque antes tiene que olvidarse de todas las rosas que se han pintado hasta ese momento
http://cultura.elpais.com/cultura/2015/01/27/babelia/1422382586_791813.ht

Al igual que la pintora Frida Kahlo, veo que Matisse se las ingenió para seguir pintando desde la cama




Para quienquiera completar más

El otro artista es Jay Holland   escultor al que veo igualmente en silla de ruedas al final de su vida aunque no he conseguido saber el motivo ni el desenlace.

Colgaré la imagen más tarde.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Verdaderos artistas.

Afrontando la lesión medular dijo...

Pues no querrás creer, Juanjo, que cuando vi a Matisse, el pintor, con ese pincel teléscopico, me acordé de tí y pensé que te podrías hacer con uno para hacer algunas de esas cosas que antes te gustaba hacer. La necesidad agudiza el ingenio.