viernes, 12 de abril de 2019

Caminos diversos

No es la primera vez que hablo de Mariano Rivera en el blog. En esta ocasión lo traigo a propósito del "Camino de Guadalupe" que acostumbra a hacer cada año.




Lo que me cuenta Mariano

Llevamos un tiempo mi familia y yo ,haciendo el camino de Guadalupe. Se trata de una iniciativa para recuperar el antiguo camino y relanzar de nuevo esta ruta. Recuerdo de pequeño ver pasar por el pueblo, Calera y Chozas, peregrinos andando al monasterio de Guadalupe. Era una tradición casi perdida y eso que este camino era tan transitado como el de Santiago de Compostela al que han sabido darle mucha mejor publicidad. En esta iniciativa participan todos los ayuntamientos de los pueblos por donde pasa,lo vamos haciendo por etapas y solemos participar alrededor de 2000 personas, incluso en un par de ocasiones más de 3000 personas, una cifra importante.En la última etapa  llegamos al pueblo de Navatrasierra,que casualmente es Alcalde de este pueblo un celador del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo,de la planta donde estuve ingresado. Se trata de José Antonio Díaz.
 Las fotos son del día que fuimos ya con todos los demás peregrinos. Espero que si  alguien se interesa y se anima, por los pueblos de la zona se marcan caminos con la ruta, incluso en Talavera ya se ha creado el primer Albergue de peregrinos,según mis ultimas noticias.


Mariano Rivera con José Antonio Díaz, Alcalde de Navatrasierra y celador de HNP

UN PUEBLO EN EL FONDO DEL MAR : Un texto de Mariano Rivera.
Avanzamos por el camino Real de Guadalupe (patrimonio de la humanidad).Hoy cubrimos una etapa que usando un término deportivo, seria de "alta montaña", con 11 Km. Nos ha llevado desde Carrascalejo (típico pueblo extremeño, con sus cercados de piedra ,casas encaladas y cubiertas de teja árabe)situado a los pies de la sierra de Altamira en la provincia de Cáceres, hasta Navatrasierra, uno de esos lugares que hacen especialmente atractivo este camino.
Navatrasierra se asienta en el lecho de un mar primitivo de la era paleozoica, cuando toda la costra terrestre estaba cubierta de agua. Y así ,como si de una historia de la mitología griega se tratara, diríamos que. "Aquellos animales se convirtieron en piedra para poder perpetuarse en el tiempo", es decir el proceso de fosilización, formando aquí uno de los más importantes yacimientos de fósiles marinos. Con las aportaciones de los habitantes del pueblo y la iniciativa de la señora Inés, que nos explica amablemente y con gran detalle la formación de estos, en el centro de interpretación que han creado y que por sí solo merece una visita al pueblo.
Comenzamos nuestra marcha desde Carrascalejo, desde aquí, la sierra se alza como una muralla imponente ante nosotros, los farallones de piedra que coronan la sierra, se ven tan lejanos, que dudamos poder cumplir nuestro objetivo, ya que tendremos que hacer una ascensión ininterrumpida de 6Km. de longitud, con fuertes pendientes(para hacerlos con una silla de ruedas de la que soy usuario).
Son las 8 de una mañana fresca de abril, vamos bien abrigados y ascendemos lentamente por una carretera amplia y con buen firme. Disfrutamos de un bonito entorno natural , encinas ,alcornoques, el verde "permanente" de las madroñeras, y las plantas de cantueso con sus flores moradas. Nosotros como si de expertos "soumiliers" se tratase, vamos adivinando los olores del campo, ahora a romero silvestre, con toques de flor de jara, en las umbrías el olor a hierba fresca, en los bordes de los prados, las plantas de tomillo. Las laderas de la montaña están cubiertas de una espesa y exuberante vegetación, compuesta por zonas de monte bajo con alcornoque, pino y algún que otro árbol que aun sin el brote de sus hojas, se nos antoja que deba ser castaño, algún manzano silvestre al borde de la carretera y una gran variedad de otros arbustos y árboles que no conocemos, forman un bonito paisaje con un sin fin de matices del color verde.
Nos acercamos a la mitad aproximada de la ascensión, y el cansancio se nota en los brazos, el grupo compuesto por cuatro personas andando y una más en silla, que es la que marca el ritmo. Reparamos en el hecho de que hace ya más de una hora que no nos encontramos a ningún vehículo, ni persona, parece que estamos solos en mitad de la sierra, acompañados solamente desde hace un buen rato, por el canto agudo de un mirlo, al que no conseguimos ver. Al girar una curva de herradura se nos presenta una rampa con mucha pendiente, yo después de avanzar unos 500 metros, cedo ante el agotamiento y el sol, que ya de buena mañana calienta. Mis acompañantes empujan la silla en este tramo, hasta que encontramos una sombra para descansar, bajo las enormes ramas retorcidas de un alcornoque. Estos gigantes, con sus troncos rojos descorchados, son el contrapunto al verde predomínante. Plantas de enredadera hacen que la vegetación sea tan espesa y tupida, que parecemos estar en un bosque húmedo. Numerosos pajarillos revolotean y cantan sin cesar, ellos también encuentran aquí sombra y cobijo como nosotros. Se nos quita algo "el resuello" y seguimos subiendo, la pendiente suaviza algo, asombrados vemos el camino recorrido ya, desde aquí divisamos el pueblo de Carrascalejo, tan pequeño que parece se tratase de una maqueta, nos animamos ¡ya nos queda menos!. Las grandes formaciones rocosas, antes tan alejadas, parecen ahora poderse alcanzar a tiro de piedra, sobre ellas vuelan dos águilas de gran tamaño. Nuestro ritmo lento nos permite disfrutar y recrearnos en las vistas del paisaje y sentirnos envueltos por un entorno natural muy bien conservado.
Apreciamos como empieza a notarse el viento del norte, húmedo y frío, aquí llamamos "el gallego", que nos hace volver a ponernos el chubasquero, que ya teníamos atado a la cintura, y a pensar que el final del puerto debe estar cerca. Efectivamente, así es, por fin, algo alejada vemos una gran cruz cristiana que indica el punto más alto. Aun nos quedan unos interminables 500 metros, pero ya la emoción de haber llegado hasta arriba, nos anima y fortalece, nos sentimos como escaladores coronando una montaña."Ha merecido la pena".
Las vistas de la llanura que se extiende a lo lejos(quizás más de 100 km.)sobre el valle del tajo, es una imagen que impresiona, por la cantidad de tierra que se alcanza a divisar desde aquí. El alto de arrebatacapas esta coronado por la cruz y una imagen de la virgen de Guadalupe, que señaliza la ruta por la que han transitado durante siglos los peregrinos.
Al otro lado del puerto, se nos presenta el valle del Hospital, llamado así por encontrarse entre las dos sierras de Altamira y la del Hospital del Obispo. En sus laderas tenemos el robledal más al sur de Europa, un rincón del norte húmedo en el centro de la península. Salvo el pueblo que desde aquí no puede verse, no apreciamos ni una sola señal de presencia del hombre, estamos en una de las zonas más despobladas de España y esto en según que casos puede ser incluso un atractivo mas de este precioso valle.
Comenzamos el descenso de 5 km. para mí en la silla, solo dejarme llevar por la pendiente," el sueño de un niño con un patinete", una cuesta interminable. Durante la rápida bajada, nos llama la atención los montones de piedra a modo de asiento que utilizan los paisanos para descansar en sus paseos. Y los grandes canchales, verdaderos "ríos de piedras sueltas". Nos cunde el camino, compensamos la lenta subida, y vemos ya el perfil sinuoso, adaptándose al terreno y las paredes encaladas, como los pueblos del sur de Navatrasierra.
Sus primeros pobladores fueron colmeneros, actividad que sigue conservándose hoy, produciéndose una miel exquisita. Damos fe de ello, cuando se nos ofrece en uno de sus bares, una "delicatessen", hecha junto a otro de los productos típicos de la zona "Queso fresco de cabra con miel". A la entrada del pueblo nos encontramos con uno de los numerosos manantiales de agua formando una fuente. Y el museo de fósiles, con una gran cantidad y variedad de estos, los más antiguos de la península. La calle principal, (a la que llegamos desde un paseo recién construido, con la típica barandilla de rollizos de madera, que hace las veces de mirador de valle), es ancha y con un solado de piedra natural típico, pero incomodo para la silla. Las casas bajas con balcones y ventanas llenos de flores muy cuidados. Sus calles limpias y empinadas como corresponde a un pueblo de montaña .Uno de esos lugares que aún permanecen inalterados, que conservan el encanto de lo original. Sus gentes acogedoras y amables nos hacen sentir en familia, ha sido un recorrido muy ameno, un destino especialmente bonito.
¡Navatrasierra una visita muy acertada y agradable, sin duda un lugar al que volver.!

Mariano en el Centro de Interpretación del Fósil de Navatrasierra





https://www.youtube.com/watch?v=Kj3MWEKIZDQ

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