domingo, 4 de marzo de 2012

Enfadados con Dios : Sobre las creencias (I)

La intervención de un familiar asistente al Grupo de Terapia Familiar, el pasado mes de febrero, me sugirió el título de esta entrada. Ferviente creyente comentaba su "enfado con Dios" al haber permitido que uno de sus hermanos, en el mejor momento de su vida, contrajera una lesión medular. Pensaba, incluso, que si ella hubiera ocupado su lugar la trascendencia de la lesión hubiera sido menor.
Al inicio de la lesión se instaura, tanto en pacientes como en familiares, el sentimiento de injusticia viviéndose, incluso, la lesión como el resultado de un castigo, castigo nunca proporcionado, que los lleva a una "rumiación" sobre el origen de la culpa.
Algunos creyentes practicantes dejan de ir a Misa o pasan un tiempo alejados espiritualmente de Dios. Recuerdo el caso, especialmente, de la esposa de un paciente que aún estando muy comprometida con la Iglesia, sufrió una crisis de Fe. A otros, en cambio, sus creencias les resultan una fuente de apoyo en el proceso de afrontamiento de las pérdidas, sirviéndoles de arma terapéutica.
Algunos pacientes, más allá de sus creencias, se dejan apoyar por ritos, creencias, imaginería religiosa, escapularios, medallas y agua bendita. Me viene a la memoria un paciente no practicante y agnóstico que ante el trauma al que tenía que hacer frente, aceptaba bien todo aquéllo que pensaba que no le podía perjudicar como era el ser rociado-bendecido con agua bendita.
Otros se aferran a Dios "por si acaso".
A pesar de que estamos cada vez en una sociedad más secularizada aún se dejan ver, en las habitaciones de los pacientes, estampas de santos, rosarios o medallas del santo de devoción de turno.
Llama la atención que creyentes y no creyentes vivan la lesión como un castigo mirando en su interior la causa que motivó la misma. Recuerdo un paciente que quedó tetrapléjico, que se definía como "orgulloso", que expresó que la lesión y sus secuelas había sido la mayor lección de humildad que había experimentado en su vida.

4 comentarios:

horacio novello dijo...

Yo puedo entender todo enojo, pérdida de fe, de confianza. También puedo entender aferrarse a una única idea salvadora y sanadora después de una lesión medular. Todo es entendible y hasta algunas son explicables lógicamente.
Necesitamos salir adelante de alguna forma. Algunos buscando el milagro que se dé de canto con las barreras de la ciencia. Otros esforzando lo poco que hay con ejercicios, medicamentos, test, pruebas y oponiéndose radicalmente al amor piadoso. Y otros que dejamos tranquilo a Dios y a todos sus santos y somos creyentes del "es lo que hay" y no lo de lo que debería haber.
Lo digo en mi blog. A los rosales se los poda en invierno para que sus flores sean más bonitas. No tenemos que esperar más para comenzar a dar nuestros mejores frutos.

Afrontando la lesión medular dijo...

Muy completo y lleno de sabiduría tu comentario, Horacio. Somos tan diversos que es normal que haya diversas posiciones. Eso sí, unas posiciones son más adaptativas que otras y permiten seguir disfrutando de la vida a partir y a pesar de la lesión.
Creyentes del "es lo que hay", como tú dices, por fortuna cada vez encuentro más. Algunos pacientes rechazan esas posturas (creo que ya lo comenté en otra entrada) considerándolas de personas conformistas que ponen poco interés y esfuerzo en la rehabilitación.
Tú ya estás dando buenos frutos y espero que sean muchos l.m. los que se posicionen del mismo modo.

Anónimo dijo...

La segunda vez que fui al HNP, apareció el párroco, un hombre amable y solidario, amable porque con una sonrisa saludó al paciente y a todos los que estabamos acompañandole y se interesó por su estado, sin ningun comentario acerca de la fe,y solidario, porque le he visto ayudar u ofrecer ayuda a los pacientes, lo cual en ciertas circunstancias es de agradecer, puesto que no todo el mundo tiene a su familia cerca al ser un hospital nacional.
Sinceramente, pensé que tenía que ser muy duro, presentarse ante el enfermo para hablarle de Dios, pues en esos momentos supongo que casi todos los creyentes pondran en duda su fe, por lo que no es un papel fácil presentarse como el párroco del hospital, pues en ocasiones se habrá llevado algún mal gesto.
Luego entendi la labor más cercana al voluntariado del hospital que a la religión, pues no le he visto diferenciar entre creyentes o no a la hora de ofrecer ayuda, sin embargo al que solicita su servicio religioso no duda en ofrecerselo.
Me he ido un poquito del post, pero me apetecia hablar de este tema

Afrontando la lesión medular dijo...

Totalmente de acuerdo con la descripción y siento no haber contestado en su día por el problema que acabo de comentar a modo de entrada (se han tomado muchos comentarios, entre ellos este, como Spam).

Me parece muy adecuada la reflexión y creo que lo saben hacer bien y son respetuosos como dices.

Espero que no te vuelva a pasar cuando introduzcas un comentario.