Taller de reparación de sillas en las Paraolimpiadas de Londres 2012 |
La silla es el medio que utilizan las personas con movilidad reducida para desplazarse. Muchos lo definen como sus pies. Yo he oído expresiones del tipo :
- "Mis pies son mi silla de ruedas"
- "Mis pies son mis zapatillas"
Algunas personas se resisten a utilizar la silla y se avergüenzan de ella y hacen desplazamientos "andando" con gran esfuerzo que, a la larga, les pasa grandes facturas al cuerpo con tal de que no los vean en la silla.. Con el tiempo, recapacitan y ven que la vida puede ir mejor, puede ir sobre ruedas si se utiliza la silla.
Algunos de los que al principio le tenían cierto respeto a la silla, ahora la "sacan a pasear" todos los días.
Hoy me contaba un paciente que había rechazado usar una silla con mando mentoniano en el Hospital porque no quiere que lo vean llevar la silla de ese modo. Le dijo al médico rehabilitador que no la quería. después, reflexionó y encontró más beneficios que inconvenientes y le dijo que la aceptaba. Me alegro que haya sabido que hay sabido encajar sus perdidas.
La familia y el entorno, no sólo los profesionales, jugamos un papel importante en ayudar al lesionado a integrar la silla y, como dice Francisco Vañó : "Quitarla de la cabeza y ponerla en el culo que es donde le corresponde estar".
8 comentarios:
Bonita reflexión, me encanta la frase de Francisco Vañó, muy acertada!!
Buenas Sonrientes, rodadas y frias tardes. Si es bastante cierto, que tendemos a englobar en un mismo saco, terminos semejantes. A nivel de taller de sillas , el cuidado, esmero , que se pone es bastante, aunque ya sabemos que depende del ser"HUMANO", que lo lleve. El asumir un estado, sea , físico, mental, ...es diferente en cada uno. Yo en mi caso .La silla de ruedas , cuando tube la segunda lesion medular, mi cabeza y mente, me llevaba a ponerme de pie y caminar con muletas, no era capaz de verme sentado en una silla de ruedas, por circunstancias , me sentaron en una, y ahora mismo es una compañera inseparable, aunque sigo con mi pelea con mi cuerpo en conseguir caminar, de pie con...sea un paso, dos... los que sean. Sin más un abrazo fuerte y una inmensa sonrisa, que ahora es sentada pero ........
Vañó publicó en su día un libro muy ameno "perdonen que no me levante". No sólo se puede compra a través de la Fundación del Hospital sino que se puede descargar en PDF de Internet.
Gracias
Recuerdo esos momentos que comentas, Manuel. Al principio todo lo nuevo te asustaba, te costaba. ¿Quién te iba a decir luego que la silla sería tu amiga/compañera y que la sacarías a pasear todos los días a la calle?
Las sonrisas no entienden de edad ni altura ¿no te parece?
Es muy cierto, todo lo nuevo en ese momento me daba un miedo grande, pero ese poco a poco y después de respirar tres veces de forma profunda, algo cambiaba , hay que tener respeto no miedo, y también es muy cierto que las sonrisas no entienden de edad, pero no es lo mismo sonreir a la altura de la cara de alguien, Qué a la altura del ombligo.aún así seguire sonriendo.
Pues ¡pongámonos a la altura"! Siempre hay que estar a la altura de las circunstancias ¿no?
Me llama mucho la atención el taller de sillas de ruedas, y si es como cualquier otro.
También he visto que hay una variedad de sillas, en México hay algunas, no tan sofisticadas como he visto en algunas entradas o en páginas de España, pero si las hay.
Mi amigo no usa la silla, solo para ir al doctor y cosas así, no sale a la calle, así que pareciera que no la necesita.
Aunque para ser sincera, he visto algunas que creo que le serán de mucha utilidad cuando siga el consejo de Francisco Vañó.
Adry
Hay pacientes que esconden la silla y en casa rechazan usarla Y solo se sientan en el sofá o en un sillón y se tumban en la cama. A la calle salen a escondidas o de noche o salen a extrarradios donde nadie los conoce. Me da pena pensar todo lo que se están perdiendo.
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