Rescaté a Pedro Herranz durante la pandemia cuando me di cuenta de que no estaba recibiendo apoyo psicológico. Vi una nota de Esmeralda, su Terapeuta Ocupacional, que me hizo seguir la pista para ver qué pasaba. Pedro es uno de tantos "pacientes retos" en los que nos volcamos a sabiendas de que nuestras intervenciones y plena dedicación no caerán en saco roto y al final tendrán su recompensa, la del paciente y la nuestra.
Durante su hospitalización se vio afectado, como otros pacientes, por las consecuencias derivadas de la pandemia y el confinamiento tras decretarse el Estado de Alarma. En Pedro se sumaba la sordera y unos audífonos que no funcionaban, nunca supe si por falta de pilas, o por interferencias molestas que hacía al paciente abandonarlos, pero el caso es que a la dificultad de adaptarse a la silla, al paciente se le unía el aislamiento social por la sordera y la mascarilla.
A pesar de que a Pedro le iban sucediendo una tras otra diferentes complicaciones fue saliendo de todas.
He recibido un gratísimo correo de su hija Ana en el que me devuelve un feedback del día a día de Pedro.
Estaba esperando que me llegaran unas fotos suyas que muestren cómo es un día en la vida de un l.m. tras el alta. Hoy las recibo y las cuelgo.
Con Mario : Su Asistente Personal que le hace la vida más fácil y que se ha convertido en un amigo inseparable
¡Qué alegría ver a Pedro con esa sonrisa y eso que le acaban de operar del túnel carpiano!
Lucas, Martina e Iciar con Javi y Ana
No llegué a conocer a Javier, el hijo de Pedro, mellizo de Ana, Pedro me hablaba de él igualmente maravillas, como de su hija Ana. Creo que las imágenes lo dicen todo.
No puedo cerrar esta entrada sin colgar estas palabras que Pedro me hizo llegar a través de su hija
El mejor regalo que un paciente pueda hacerme
"Hola María Ángeles, quería mandarte un abrazo fuerte y agradecerte las atenciones que has tenido conmigo. Me estoy adaptando a la silla de ruedas".
Gracias, Pedro y familia por compartir.
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