martes, 17 de julio de 2012

Antes y Ahora

                        "El ayer es solo la memoria de hoy y el mañana es el ensueño de hoy"
                                                                                                        Khahil Gibrán

A partir de los dibujos de algunos nietos de pacientes que sufrieron una lesión medular (ver entrada "Esos locos bajitos"), empecé a reflexionar sobre estas dos dimensiones temporales en las que, no sólo los niños sino también los adultos, tendemos a pensar y comparar. Es algo en lo que emplean su tiempo, durante la primera fase de la rehabilitación, un gran porcentaje de lesionados medulares. Este tiempo, tumbado en decúbito supino, teniendo el techo como único panorama, invita a echar una mirada al pasado y a hacer balance de lo que uno hizo o dejó de hacer y, sobre todo, de lo que ya no volverá a hacer.

He tenido pacientes arrepentidos de haber perdido el tiempo o de no haberlo aprovechado con toda la intensidad que debieran, de no haber amado lo suficiente. Otros, arrepentidos de su imprudencia que los dejó para o tetrapléjicos y otros, en cambio, "afortunados", paradójicamente, por sobrevivir a un intento autolítico. Cuando creían que no querían vivir, descubren, después de la lesión, el verdadero valor y sentido de sus vidas (recomiendo la lectura del libro : "Verónika decide morir", de Claudio Coelho).



Parece que el ser humano se pasa media vida comparando y dando demasiada importancia a dimensiones temporales como las que nos ocupa (antes y ahora), a cualidades y a virtudes como la belleza, la bondad o el valor, de las que ya hemos ido hablando en el blog.

Parece como si después de la lesión, la vida se hubiera acabado, como si ya no se pudiera seguir trabajando, disfrutando o amando y como si el pasado se suprimiera en un instante.

La lesión es un paréntesis en la vida de quien la contrae. Lleva un tiempo, a unos más que otros, tomar, de nuevo, las riendas de su vida en uno u otro sentido, algo que ya hemos tratado en el blog, y descubrir una nueva dimensión o enfoque de la vida y el camino de la felicidad en el sentido que cada uno la entienda.

Incluyo aquí, una entre tantas, la frase del testimonio de Santiago Angulo del libro "Afrontando la lesión medular" :

              “Ahora me tomo todo con mucha más tranquilidad y sin agobios. Soy feliz con lo que hago y con la vida que tengo y no creo que la cambiara por otra” (Santiago Angulo)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Probablemente todos dejamos cosas por hacer, y hemos hecho cosas que quizá de volver atrás no haríamos.
Cuando la lm es debida a la responsabilidad de uno mismo, a algo que haces tú, creo que es inevitable no pensar si se podría haber evitado, no así, en el caso de que la responsabilidad sea de un tercero, atropello, accidente de tráfico.
En alguna ocasión, he comentado que visitar el hospital o vivir una lesión medular en alguien cercano, ayuda en mayor o menor medida, a valorar muchas cosas que podemos hacer, a intentar disfrutar de la vida, de cosas que a veces parecen insignificantes, pero que pueden dar esos "momentos de felicidad"
S.

Afrontando la lesión medular dijo...

Intentaré completar o matizar más aquí lo que quería decir, S. Hay personas que, aún siendo los "culpables" de su lesión o que podían haber actuado de otro modo y evitado que sucediera (me explico, conducción temeraria, precipitación con riesgo, entre otras), reaccionan mejor que otros en el que un tercero fue el causante de la lesión. Los que no pueden "culpar" a nadie más que a ellos, asumen mejor la lesión y procuran no "cargar" a nadie con sus quejas.

Los que son atropellados o eran ocupantes de alguien que condujo de manera imprudente o fueron resultado de la yatrogenia durante una intervención quirúrgica, no son capaces de superar el duelo y hacer un buen afrontamiento, se quedan como enquistados lo que les impide avanzar.

Respecto a lo que nos enseña el Hospital, su paso por el mismo, está claro que no deja indiferente. Incluso, tras su visita, se conduce de modo diferente por aquello de "me puede pasar a mí" y se ve la vida de modo diferente, relativizando los problemas como he comentado en la entrada en la que analizo mi perspectiva de los 23 años en el Hospital.
Asimismo, como bien dices, se aprende a disfrutar de pequeñas cosas a las que "antes" no se daba importancia. No siempre lo de "antes" es lo mejor. En el libro hay frases de pacientes y familiares que hacen alusión a estos aspectos.

Anónimo dijo...

Tu comentario sobre los que obtienen la lesión por enfermedad o cirugía, y su afrontamiento es así. Mi amigo le ha costado mucho afrontar la lesión, hay días que sin duda quiere salir pero otros sin duda cae. Su afrontamiento no ha sido fácil, me gustaría decir algún día que ha encontrado el camino y un sentido a la vida, yo aun tengo la esperanza!

Pero sin duda, he aprendido que tengo que vivir y ser cuidadosa, porque sin duda la vida me puede cambiar en cualquier minuto!
Adry

Afrontando la lesión medular dijo...

El quedarse "enquistado" y rumiando sobre lo que podía haberse evitado, no permite avanzar y vivir la vida plenamente y afrontar lo que, irremediablemente, le tocó a cada cual. Mientras hay vida hay esperanza y posibilidad de disfrutar de ella y hay que seguir.

Como decía el estribillo de una canción : "Hay que vivir, amigo mío, antes de nada hay que vivir....".

Afrontando la lesión medular dijo...

Espero, Julio, que puedan los seguidores aprovechar el libro.

Gracias por insertar el enlace.