domingo, 28 de junio de 2015

Otra mirada, otra forma de ver la vida



Hacía tiempo que no veía a una pareja de ciegos que viven en las inmediaciones de mi casa. Los conozco hace casi catorce años años. Sería más correcto decir que reparé en ellos cuando llevaba a mi hijo pequeño a recibir clases de tenis. Uno de sus hijos entrenaba también a la misma hora pero se invertían los papeles, era el pequeño el que conducía a los padres hasta las pistas. Esa imagen se me quedó grabada para siempre. Ese pequeño lazarillo de seis años, que no abultaba nada como mi hijo ya tenía una enorme responsabilidad sobre sus espaldas, ya llevaba muchas lecciones de vida de ventaja.
Con ella si había coincidido más veces. Es admirable ver con qué destreza realiza las tareas cotidianas (la compra en el mercado, salir a tirar la basura).

Yo me asomé a mi terraza a escribir y leer y disfrutar del fresco que de otro modo no podría disfrutar en todo el día. Ellos salían a dar la vuelta a la manzana y respirar como yo. Pensé que salían a "ver" la vida, a su manera. Pensé que compartimos muchas sensaciones agradables y que no son tantas las cosas que nos diferencian :

- el aire fresco de la mañana
- la salida del sol a esa hora, aún cálido
- el canto armónico de los pájaros
- los ruidos urbanos
- el paseo tomados de una mano (en la otra cada uno lleva su correspondiente bastón)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo tengo un amigo que es ciego es.muy joven, un niño, pero vive la vida intensamente. El pasado.domingo hubo una pequeña reunión con amigos y para mi sorpresa al iniciar el baile él estaba listo en la pista, es bueno bailando. Además nos deleitó tocando unas canciones.en su teclado fue increíble.

Cabe mencionar que quiero trata con el es su abuela pero lo esta enseñando a ser.independiente. como bien dices no es tan diferente a nosotros.

Un abrazo.

Adry

Afrontando la lesión medular dijo...

Bonito ejemplo, Adry. Muchas gracias por compartirlo.