viernes, 6 de abril de 2012

"Veteranía" y Edad (I)

No es igual contraer una lesión medular cuando se es joven y crecer con ella hasta hacerse mayor, que ser mayor cuando se contrae la l.m.

Dedico esta entrada  especialmente a los segundos ya que cada vez son más las personas de avanzada edad que contraen una l.m.. Las razones son obvias : la pirámide poblacional está cambiando y la esperanza de vida ha aumentado. Asimismo, la capacidad de reacción de los servicios de emergencia es mayor y sobreviven más personas a situaciones que antes hubieran sido impensadas.

Estos mayores que han hecho ya casi todo el trayecto vital afrontan peor la lesión y sus consecuencias al tiempo que la condiseran, si cabe, más injusta que los jóvenes. Tienen, generalmente, menos recursos y menor plasticidad a pesar de que suelen tener cubiertas la mayoría de las necesidades básicas como son la  vivienda, los temas financieros más o menos resueltos, los hijos ya encauzados, la seguridad y la afectividad cubierta con pareja estable en un considerable porcentaje.

No hay que olvidar que no es lo mismo tener hoy setenta años que en el siglo pasado y que un porcentaje de estos mayores se encontraba, antes de contraer la lesión, en forma y activo, bien ocupándose de la crianza de los nietos (ya sea en la urbe o en el entorno rural) o implicados en tareas de ocio que implican un considerable entrenamiento físico (trabajos de jardinería, albañilería, carpintería o deporte).

Ahora bien, el papel que estas personas desempeñan en la sociedad actualmente no favorece, con lesión o sin lesión, vivir los últimos años de vida con los apoyos que la mayoría merecen. El tránsito a la ciudad en busca de "mejor vida" y empleo de los hijos ha hecho que muchos mayores queden solos en entornos rurales donde es más difícil, en ocasiones, proporcionarles los apoyos necesarios. Por otro lado, los hijos viven en pisos reducidos donde no hay lugar para ellos y más aún cuando a la situación de dependencia y desamparo físico  se suma la silla de ruedas. Además, es frecuente que, si estos hijos tienen pareja, ambos trabajen (al menos antes de que se desatara la actual crisis) y no puedan asumir su "cuidado".

Otro aspecto a tener en cuenta es que cuando la lesión medular irrumpe en una etapa de la vida en la que la mayor parte de los órganos vitales y de los sentidos empieza a claudicar es más difícil el afrontamiento. Si a esto le sumamos que cuando hay pareja ésta también es mayor, la cosa se complica. Es más, en muchos casos, el lesionado era el "cuidador principal" de la pareja enferma. Esto es algo que veo cada vez con más frecuencia.

La alternativa que se dibuja al alta hospitalaria es la Residenca Asistida. Es una solución que tranquiliza y "descarga" a los hijos pero que rechazan los mayores a quienes les gustaría seguir viviendo en su casa rodeado de sus señas de identidad, de sus referencias, algo que les da mayor seguridad.

Estas son algunas de las razones que hacen que los lesionados medulares mayores afronten peor la lesión y utilicen menos estrategias de solución de problemas.

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