lunes, 21 de mayo de 2012

"Impedidos"

La semana pasada, hablando con un profesional, me comentaba que era acertado llamar "impedido" a un lesionado medular. El término, continuaba diciendo, haría referencia a los impedimentos que esta persona tuviera para desempeñar algunas funciones. No pensaba que el término fuera denigrante o discriminara mucho a la persona.

Si nos atenemos a la definición del diccionario, el término impedido se aplica a la "persona que tiene una discapacidad o problema físico que le impide mover por sí misma una parte de su cuerpo con total libertad" y no hace referencia a que haya perdido o se vean mermadas otras potencialidades.

Las personas que hoy día denominamos bajo el término "diversidad funcional" han sido designados a lo largo de la historia, desde el Modelo Tradicional, con términos como : tullidos, lisiados, inútiles, inválidos, paralíticos, incapaces, discapaces, anormales, deformes, entre otros. Esto en lo que a la "discapacidad física" se refiere. En lo que respecta a las personas cuyas capacidades intelectuales se ven mermadas a causa de diferentes trastornos, síndromes o déficits, se han venido designando con términos, que no queriendo ser despectivos, se ha generalizado su uso como insulto a la población en general. Términos tales como : "subnormal", "oligofrénico", "tonto" o "deficiente".

Es frecuente, además, por la ignorancia de la población, que se asocien déficits psíquicos a los déficits motores. Así, a las personas con movilidad reducida que se desplazan en silla o cuya marcha está alterada, como es el caso de las personas con parálisis cerebral, les suelen, en ocasiones, atribuir alteraciones cognitivas o retraso mental. Recuerdo un padre que reaccionó muy mal, con razón, cuando le preguntaron si su hijo, que estaba tetrapléjico, era capaz de discernir, entender o conocer.

Otras familias también me comentan que muchos familiares o amigos les preguntan no sólo si el lesionado mueve, la pregunta que más veces se hace, sino también si "conoce" o está bien cognitivamente.

Los l.m. es habitual que reaccionen mal ante estas situaciones que se plantean a raíz de la lesión y expresan : "Me he quedado parapléjico, pero no tonto".

A pesar de todo lo anteriormente expuesto, no puedo dejar de hablar de un pequeño porcentaje de l.m. que se muestran "incapaces" para desempeñar casi todo por el mero hecho de no poder andar y desplazarse en silla de ruedas. Su limitación está más a nivel mental debido a no haber asumido la lesión lo que favorece que su proyección o el reflejo - espejo que la sociedad percibe de ellos sea el de "Impedidos".

9 comentarios:

horacio novello dijo...

Interesante.
Yo tenía dudas con respecto si después de la lesión la gente vería mi persona y automáticamente a mis espaldas murmuraran cualquiera de los términos que describís. Y lo hicieran así para no lastimar mi autoestima. También pensaba si quizá preguntase a mi mujer si yo estaba con mis funciones psíquicas alteradas o si quizá hubiese cambiado mi humor. Para así con argumentos, modificar la forma en que se refirieran a mi.

Pero la tranquilidad volvió a mi ser.

Yo sigo siendo el mismo gordo boludo de toda la vida.

Manuel dijo...

Existe la muerte; luego de alguna (¿esencial?) manera, Horacio, todos somos y estamos impedidos. Haya paz entre las palabras y nosotros.

Unas citas de don Elías Canetti contra la muerte. Las mandé no hace mucho a alguien, a algún sitio. Espero que no fuera a este blog. Si fuera así, perdóneseme la repetición

TODA MUERTE desgarra el tejido de la red que se extiende por el mundo.

¡CABRONES!, ¿queréis vivir eternamente?: ¡Sí!

CONMOVEDOR E INEXPLICABLE: lo que los elefantes hacen con los huesos de sus muertos.

LA MUERTE es tan vertiginosa como una llamada telefónica. El carácter instantáneo de las comunicaciones nos recuerda siempre a la muerte. Lo que debiera tranquilizarnos se convierte en el terror.

LO MÁS IMPORTANTE lo lleva uno cuarenta o cincuenta años consigo antes de atreverse a formularlo de un modo articulado. Sólo por esto resulta imposible medir lo que se pierde con aquellos que mueren prematuramente. Todo el mundo muere prematuramente.

LA EXTRAÑA IDEA de que uno puede luchar contra todo, menos contra la muerte, como si hubiese otra cosa contra la cual deberíamos luchar.

EL QUE SUPIERA REALMENTE qué es lo que une a los hombres unos con otros estaría en situación de salvarlos de la muerte.

NO ES VIEJO, aún odia la muerte, nunca será viejo, siempre odiará la muerte.

Afrontando la lesión medular dijo...

Murmurar no se si murmuran, Horacio, pero mirar si que mira la gente descaradamente a cada nueva persona que pasa a su lado en silla como si fuera algo que nunca hubieran visto en su vida. Las miradas son distintas en función de quien proceda : los niños miran descaradamente pero esas no son, precisamente, las miradas que molestan. Otros miran y dejan de mirar si se les pilla mirando, hay quien mira al lesionado e, inmediatamente, a la pareja que lo acompaña, si la hubiera, pensando ¡pobre lo que le ha tocado llevar de por vida! como si la gente estuviera con el lesionado por lástima.

Me parece que tu no eres el tipo de parapléjico del que piensan que además de la movilidad ha perdido la capacidad de razonar.

Supongo que a todos los tuyos les gusta ver que sigues siendo el de antes, el boludo de siempre.

Afrontando la lesión medular dijo...

La lesión medular, como la muerte, Manuel, es,a veces, tan vertiginosa como una llamada teléfónica.

Ya lo creo que da miedo la muerte a pesar de que muchos lesionados, al inicio, la desean. No saben lo que dicen. La muerte no tiene alternativas como la vida después del alta que tiene múltiples recorridos, tantos como uno quiera o le dejen elegir.

Si es verdad que parece que en la vida hay que luchar batallas y que se puede luchar contra todo menos contra la muerte. Se puede morir de muchas maneras y esas, a veces, también se pueden elegir.

Creo que era José Agustín Goytisolo quien decía eso de "la vida es lucha despiadada".

Y hablando de Goytisolo cuelgo aquí un poema para que no olvidemos que a pesar de los pesares "todavía estamos vivos".

Amargura
pájaro triste: llegas
sin avisar;
se abren tus alas
como una maldición
y cae tu sombra
encima de mi vida
llenándola de un frío
dolor de cuchillada;
y amarillea entonces
la luz y el aire y todo
bajo tu raudo vuelo;
y se vuelven las cosas
diferentes: se habla
con temor acallado;
no se sabe qué hacer
para poder salir
de tu dominio cárdeno
y las mismas palabras
no pueden explicar
lo que antes era
vivir enfebrecido.
Yo invoco y me rebelo
contra tu tiranía
y me debato. Pero
nada es capaz así
de poder disolverte;
no existe sortilegio
que rompa las cadenas
sino antidepresivos
-¡ah horribles pastillitas!-
que me sacan del hondo
pozo nocturno en donde
¡oh amargura! me hundiste;
y me hacen ver de nuevo
el mundo iluminado;
mi casa y desear
ser hombre y estar vivo.

horacio novello dijo...

Ya lo dice el poema "El tiempo pasa y nos vamos poniendo viejos..."
La edad pasa factura.

En realidad creo que la lesión vino bien para tener una razón para obtener siquiera un poquito de atención del sexo femenino.

(Aprovecho a decir esto ya que Clau está mirando para otro lado en este momento)

La intención era hacer un comentario irónico. Pero ahora no sé si hice uno o dos. O uno si y otro no, o ninguno de los dos...

horacio novello dijo...

Me encantaron las citas y el poema.
Muchas gracias chicos.

Esto es lo que me gusta de tu blog Mariángeles. Uno viene para saciar el interés y se lleva también un ramito de flores de regalo.

Afrontando la lesión medular dijo...

¡Me alegra tanto poder compartir! Ya dije que seguiría con el blog si a alguien le valiera así que ya le veo una función.

Espero que se anime más gente a volcar como Manuel, poemas, y textos que nos eleven y nos saquen la parte de poetas que llevamos dentro.

Gracias, Horacio, por lo del ramito de flores.

¡Ah! y no te olvides de cuidar a tu Clau y "echarle agua de vez en cuando"

Carlos Reina dijo...

Lo que expones en la entrada del blog le ha ocurrido a un servidor en más de una ocasión tanto fuera del hogar como dentro. Creo que nunca llegan a entender o comprender a una persona con una lesión medular, siempre te ves (o me veo) infravalorado o sobrevalorado en cualquier tipo de situación, decisión o acción que decidas tomar.

Afrontando la lesión medular dijo...

Gracias Carlos por tu aportación al blog que, por desgracia, constata lo que comento. No se si será algo subsanable con el tiempo. Creo que tenéis una dura batalla que ganar a la sociedad para que os considere y mire como uno más.

Seguiremos trabajando cada uno desde nuestra posición, yo como profesional desde el Hospital, vosotros, en el marco de la sociedad donde os movéis, a favor de esa integración y normalización y de lucha contra los estereotipos establecidos.