sábado, 25 de abril de 2015

Las satisfacciones de la profesión


Llevo unos días hablando de :

- Las motivaciones de los profesionales
- El desgaste o síndrome de burnout
- El trato a los pacientes


Asimismo, a lo largo de este blog he tratado directa o indirectamente  de:

- La relación Médico-paciente
- La empatía
- Las relaciones del paciente con otros profesionales
- Las relaciones del familiar con el médico y equipo
- El trato
- La información y comunicación de "malas noticias"

A raíz de uno de los últimos comentarios y de las relaciones que estoy estableciendo con expacientes mujeres a través del teléfono para proponer su participación en un Proyecto de Investigación, observo la grata relación que se formó entre estos pacientes y sus familiares conmigo. Es de una gran satisfacción ver como con el paso de los años algunos pacientes y familiares siguen agradeciéndonos el trabajo que realizamos más allá del nivel de recuperación funcional de la lesión.

Yo espero que esto se mantenga y siempre invito a los profesionales a que descubran lo que es sentirse satisfecho por estas impagables "muestras de gratitud".

Cada día hay :

- Algo nuevo que decir
- Algo nuevo que ofrecer
- Algo nuevo que aprender
- Nuevos modos de escuchar
- Nuevas estrategias para afrontar

Solo hay que poner "ganas" como diría Manuel.

4 comentarios:

Felipe dijo...

Es una gran suerte, a veces buscada, el tener una profesión que te aporte alguna satisfacción, además de la del sueldo, que nos es poco, pues esa es la única manera de adquirir cierta resistencia al síndrome del trabajador quemado.
Lo cierto es que, a la hora de elegir el camino profesional, no siempre lo tiene uno lo suficientemente claro y, por otra parte, hay una cierta tendencia social, a veces alimentada por algunos psicólogos y psiquiatras, a compadecerse de los jóvenes que tienen que empezar a formarse, con un esfuerzo considerable, cuando lo que pide el cuerpo a esas edades es divertirse.
Por otra parte ese esfuerzo va a condicionar el resto de la vida profesional e incluso la profesión a elegir. Todo lo que no se hace entonces suele pagarse caro el resto de la vida.
Claro que nunca hay garantías absolutas de nada y que todo puede torcerse en cualquier momento. De eso tenemos gran experiencia los que, de una u otra forma hemos pasado por Toledo. La suerte también existe.
Abrazos Ibicencos.

La Chica del Jardín dijo...

Felipe estoy totalmente de acuerdo contigo.

Tengo suerte, si, elegí profesión antes de saber lo que ella me iba a reportar, no dinero, la enselanza no lo da,pero da tantas otras cosas que uno se adapta a vivir con menos...

Quizás no somos muchos los que disfrutamos con nuestro trabajo, si, yo soy una de ellos, a pesar de las cosas que no gustan (burocracia), el trato con adolescentes hace que una se sienta siempre joven, aprenda mucho, aunque ellos no lo crean, convives con los jóvenes que te ven como ejemplo a seguir 8después de nuestra trayectoria toledana... me ven de un modo diferente, hasta el punto que están deseando conocer a Manuel, incluso le han invitado a su graduación...). Creo que elegí acertadamente!!!!

Siempre aconsejo estudiar lo que gusta y no lo que te va a dar más dinero, siempre serás más feliz

Besos de esta "frikki profe"

Afrontando la lesión medular dijo...

Hace unos días escuchaba en el autobús una conversación detrás mía a dos hombres uno mayor y otro de edad mediana en la que cambiaban impresiones respecto a este punto de las elecciones que uno hace en la vida. Coincidían en el hecho de que los jóvenes tienen que hacer elecciones en la vida en una edad difícil y crítica que puede condicionarles para toda la vida. En nuestra época, Felipe, era más fácil, quizá, porque no había tanto variedad y dispersión. la de recorridos curriculares que hay hoy más que orientarles, los confunden. Asimismo, ha habido algunos tests aplicados en las aulas que metieron la pata hasta al fondo privando a los alumnos de elecciones.(no se si te entendí bien y te referías a esto).

A mí me guió aquello para lo que creía que estaba "dotada", en el sentido emocional del término, aunque la estadística para mí fue el hueso duro que tuve que roer para superarlo. No lo dudé. No merecía hacer otra opción por miedo al fracaso.

Tanto Carmen como tú, nombráis la experiencia de Toledo como algo que os aportó en vuestras vidas. me alegro que no todo hayan sido pesares.

Gracias.

Afrontando la lesión medular dijo...

Tu eres otra ·disfrutona" y vocacional. ¡Qué afortunadas que somos ¿verdad?

Cada uno recibís lecciones de vida diariamente.

La educación y la salud son los térmometros de un país.