domingo, 9 de septiembre de 2012

La "Seño" Mari Luz



Mari Luz no es una maestra corriente no sólo por su situación de diversidad que la "postró" en una silla de ruedas tras un accidente de tráfico, sino por su lucha constante por llegar a ser maestra, algo que logró tras enfrentarse a un entorno cultural "inculto"que nunca entendió por qué se había empeñado en ser maestra, maestra para qué, decía su familia. Se me viene a la cabeza la historia de Matilda, la protagonista de la película del mismo nombre, basada en la novela de Roald Dahl, protagonizada por Mara Wilson y dirijida en 1996 por Danny de Vito (película que recomiendo especialmente por su mensaje y porque con ella se pasa un buen rato, como con todas las obras de Roald Dahl).


Matilda

Las alumnas de Mari Luz intuyen que para ella las cosas no son tan fáciles y se preguntan y le preguntan cómo se las arregla para hacer lo que los demás hacemos sin esfuerzo. Así, le dicen : "Seño, ¿Tu duermes en la silla ?;  seño, ¿tu cómo orinas?.

Las alumnas han dibujado a Mari luz con una mirada muy inteligente y perspicaz, como suele ser la de todos los niños. No quiero que se sientan ofendidos los que no vean aquí su dibujo pero es que son tantas sus alumnas que no he tenido más remedio que hacer ua selección para este blog pero todos los dibujos son igual de valiosos y los incluiré en una próxima publicación.

Las alumnas aprendían como antes o quién sabe si mejor que cuando Mari Luz no estaba parapléjica y núnca cuestionaron que el hecho de la silla les afectara.
Para el Centro, sin embargo, era una persona "incómoda" que requería unas condiciones "especiales" y unas adaptaciones (que no suelen existir) que les requiere un esfuerzo al que no están dispuestos.

Estas cosas suceden prque no es habitual que los docentes que sufren una l.m. continúen ejerciendo su carrera a pesar de que es una de las profesiones que más fácilmente se pueden ejercer.
Es por ello que he traído a Mari Luz al blog como modelo y ejemplo de superación para que trascienda y cunda el ejemplo.


6 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bien Mari Luz, sin duda el enseñar es un arte, y mas cuando los alumnos son pequeños.

Se necesita paciencia y dedicación, y sobre todo tienes la oportunidad de enseñar a los mas pequeños que se pueden lograr cosas si se preparan y son perseverantes a pesar de los problemas a los que se puedan enfrentar.

Un gran ejemplo sin duda!

Saludos desde México

Adry

Manuel dijo...

Buenas entradas, buenas.

Sobre el primer dibujo:

BAJO LA MESA
DOS PIERNAS, CUATRO PATAS...
TAMBIÉN DOS RUEDAS.

Lo que sobre la mesa asoma parece la cabeza azul de un caracol atento a la pizarra. ¿Por lo lenta que avanza la igualdad?

Desde México, Adry no ha firmado esta vez con signo de exclamación final, "Adry!", cosa que bien merecida tiene. En otro lugar, qué bien contada y bonita la historia de su abuela generosa. Muy apropiado que esas tortillas se llamen "calientitas". (Tortillas o tortitas. Recuerdo que, para distinguirlas, en Guatemala a la "tortilla francesa", le decían "omelette", también 'a la francesa'. Quizá la llamen igualmente así en México, adonde hay que ir). Y sí, demasiadas cosas llevan a no empujar la silla del prójimo, a ni verla siquiera.

Afrontando la lesión medular dijo...

Esta mañana oí una noticia (no la oí entera), en la radio tb. de maestra ejemplar y vocacional que me ha parecido entender que se ha puesto a dar clase en un parque, ya jubilada y de forma altruista, a diez alumnos de una escuela, supongo que rural y a los que, supuestamente, les han cerrado la escuela.

Hablando de enseñanza,¡tenemos tanto que aprender!.

Afrontando la lesión medular dijo...

Decía una paciente muy joven que quedó parapléjica por una enfermedad, que ella no miraría como candidato o pareja a alguien que estuviera en silla de ruedas. Dices bien, Manuel, que muchas personas ignoran a quienes están en la silla por miedo a que al "arrimarse" a ellos les contagien la lesión. Y hablando de contagios, no se si comenté en una ocasión en el blog que una chica temía quedarse embarazada por si le pasaba la lesión al bebé. ¡Qué prejuicios tan grandes tiene la sociedad!.

Manuel dijo...

“l. m.”. ("LM" podría ser también, sin que nadie que lo dejó tenga que volver al tabaco). Esta por aquí frecuente abreviatura me ha hecho recordar el “error creativo” de un niño malagueño. Todo se relaciona: l. m., espina dorsal, columna vertebral; en este caso parece claro.

Niño de La Malagueta una tarde de los últimos 70s, con 5 o 6 años y de una casa de vecinos ya desaparecida como casi todas las del barrio. Lo que él pretendía era repetir literalmente la exclamación de por la mañana de su muy trabajada madre de familia numerosa, Rosario: “¡Cómo me duele la espina dorsal!”. El niño, ya no recuerdo con qué motivo, fantaseando trató de aplicarse también a sí mismo el dolor de su madre. Al dictado de la rima, sin proponérselo embelleció la expresión materna: “¡Cómo me duele la espina tropical!”.

“El Niño de la Espina Tropical” en adelante para Emilia y otros vecinos suyos como nosotros, recién llegados a Málaga. Ojalá aquel niño conserve hoy un trabajo que no le provoque dolores de espalda.

Afrontando la lesión medular dijo...

¡Qué historia más bonita!, Manuel. Ojalá que estas lesiones solo fueran tropicales y como otras enferemdads tropicales fueran reversibles.