miércoles, 22 de octubre de 2014

II Certamen de Cuentos : Votaciones Cuento 14: "Marta y su conciencia"

MARTA Y SU CONCIENCIA

- Desde el Diario “La Verdad” estamos de nuevo al pie de la noticia, hoy entrevistamos a la madre de David, el joven periodista que cubrió las noticias más importantes de la pasada década con sus fotografías y reportajes.
Marta, lo primero quería agradecerle que haya decidido contar en este diario todo lo que sabe, que es mucho.
¿Por qué lo cuenta ahora y no antes?
  • Sé que llevo mucho tiempo callada y es que el dolor de la pérdida de mi único hijo me impedía hablar. Ya no podía mantener por más tiempo toda esta información que tengo en secreto, tenía que compartirla y supongo que así se reducirá este sufrimiento que me impide vivir en paz. Espero que mi hijo, donde quiera que esté, me perdone.
  • ¿Alguien más que usted sabía todo esta historia?
  • Este año se cumplen 5 años de su trágica muerte, salieron en todas las televisiones y en todos los periódicos los titulares: “El héroe de las televisiones muerto” “Muerte bajo las cámaras”, y nadie sabía el motivo, nadie menos yo.
  • Remóntese años atrás, cuéntenos desde el principio.
  • David fue un niño muy bueno y estudioso, desde pequeño jugaba con micrófonos y grabadoras de juguete, grabando y preguntando a todo el que se pusiera por delante. Su mayor ambición cuando era un adolescente era acabar sus estudios y conseguir la carrera de periodismo. Luchó mucho por conseguirlo y finalmente su sueño se vio cumplido y tenía por fin en sus manos el título deseado. Quería cuanto antes empezar a trabajar pero, por desgracia, no pudo ser, no le salía ningún trabajo. Por más que se movía yendo a agencias, no tuvo suerte. Estaba desesperado, ya no sabía qué hacer ni a quién recurrir.
  • ¿Qué pasó entonces?
  • Un día vio en la televisión algo que le marcó y le volvió loco. Un periodista había sido enviado a grabar un discurso de un famoso político. Este hombre nunca se imaginó lo que su cámara grabaría. En ese mismo lugar explotó una bomba, el periodista grabó la explosión y, gracias a él, se pudo identificar al que colocó los explosivos, pues salía en la cinta. Estas imágenes dieron la vuelta al mundo y salieron en todas las televisiones.
David reconoció al periodista como un antiguo compañero suyo de la facultad llamado Alberto Ruiz Martín, le afectó tanto ver como su antiguo compañero, con el que siempre tuvo rivalidad durante la carrera, hubiese tenido éxito y él no, que se volvió loco y me dijo: “Mírale a él y mírame a mi, si las noticias no vienen a mí, yo iré a las noticias.”

-¿Qué quiso decir con eso?
No puedo olvidar su mirada mientras pronunciaba esas palabras, yo le conocía mejor que nadie y sabía que no estaba pensando en nada bueno.
  • ¿Qué hizo?
  • Empezó con pequeñas cosas, contrató a unos ladrones profesionales para robar en una tienda de una prestigiosa marca de moda cuando no había nadie, mientras él lo grababa todo. Con eso ya se hizo conocer un poco, aunque no fue suficiente para él y siguió haciendo cosas, cada vez peores.
  • ¿Qué fue lo siguiente que hizo?
  • En la celebración de las fiestas de un pueblo cercano, manipuló los fuegos artificiales de tal manera que a uno de los que trabajaban con ellos le explotó en las manos y tuvieron que amputárselas. Lo grababa todo y luego lo enviaba a todas las televisiones. Si se hubiese quedado ahí, sino hubiera seguido cometiendo más errores… Pero no pudo parar, la ambición le cegaba. Según iba haciéndose famoso, según iba sonando su nombre en los medios y recibía premios, su hambre de éxito era mayor y le llevó a cometer delitos graves.
  • ¿Qué clase de delitos?
  • Una noche, mientras volvía a casa en el coche, vio a un pobre mendigo durmiendo, sin molestar a nadie, en el suelo con unos cartones. Enseguida le vino a la cabeza esa oleada de muertes de mendigos producidas en los últimos años por “Skin Head” y se le ocurrió una fatídica idea: salió del coche, cogió un bidón de gasolina que llevaba en el maletero, se la echó por encima y con un mechero le prendió fuego. Llamó a la policía diciendo que había un mendigo al que habían prendido fuego en la calle, asegurando que vio salir corriendo a un grupo de “Skin Head” y le grabó ya muerto.
  • ¿Llegó hasta ese extremo? ¿Mató sin ningún pudor a ese hombre para hacerse famoso?
  • Sí, me duele reconocerlo pero fue así.
  • Y ¿usted lo sabía? ¿sabía que estaba matando?
  • Lo siento pero no puedo contener las lágrimas. Es cierto que lo sabía, intentaba pararle pero era imposible. Yo se lo repetía muchas veces, que sus víctimas no tenían que pagar su mala suerte y que había muchas maneras de ganar dinero, conseguir trabajo y hacerse famoso. No podía imaginar este trágico final.
  • Tranquila, continúe contando, ¿qué pasó después?
  • Esto fue demasiado. En plenas rebajas colocó una gran cantidad de explosivos en un centro comercial abarrotado de gente. Se le fue de las manos y cuando estaba grabando el pánico y los gritos que había dentro del centro comercial, colocado a una distancia que él creía prudencial para que no le afectase la explosión, le cayó una viga en la cabeza y lo mató en el acto, pero curiosamente la cámara siguió grabando y grabó su propia muerte al igual que la de sus anteriores víctimas.
  • Este fue su fin, aquí es donde se demuestra eso que dicen que quien juega con fuego se acaba quemando. Probó de su propia medicina.
  • Tengo que pedir de nuevo disculpas a los familiares de las víctimas. Siento no haberlo impedido y siento no haberlo contado antes pero era mi hijo y lo quería, lo quiero y lo querré siempre, aunque esté muerto. Sé que no hizo bien y ya pagó por ello.
Me gustaría devolver todos los premios que ganó mi hijo de esta manera tan injusta y que me pesan en el alma cada vez que los veo por la casa. También devolveré el dinero que recibió por las exclusivas, ya que es dinero manchado de sangre. Esta es toda la verdad.
  • Muchas gracias Marta.
Aquí queda recogida toda la verdad, ahora está en sus manos perdonar o no a esta madre que ha lavado su conciencia en esta entrevista.

La Verdad
Entrevista realizada por: Alberto Ruiz Martín

Sandra Campillo


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