viernes, 8 de abril de 2016

Me sigue conmoviendo

Cada vez es más frecuente la adquisición de la lesión medular en el último tramo de la vida. Aunque no voy a dar cifras, lo cierto es que debido a caídas o causas de origen clínico, los pacientes "mayores" representan un porcentaje nada despreciable de los ingresos en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo.

Es difícil no conmoverse cuando ves el esfuerzo que representa para estos lesionados y sus familiares la rehabilitación de la lesión medular teniendo en cuenta lo que conlleva el proceso rehabiltador.

Si hay "suerte" de que el paciente conserve aún la pareja, en el caso de que la hubiera previo a la lesión, la edad, similar en la mayoría de los casos, hace que sea difícil poder afrontar bien y con la energía que requiere todo el proceso sin agotarse. Me estoy refiriendo a lesionados de más de ochenta años. Es difícil no conmoverse al ver a estos lesionados que, aunque previamente hubieran envejecido bien y disfrutado de salud, envejecen de golpe echándose diez años encima. Digo que es difícil no conmoverse porque uno ve el rostro de tristeza, el gesto de dolor y el alma dolorida que lleva al lesionado al pensar si la vida merece la pena.

Si no hay pareja y son los hijos las personas en los que los lesionados se apoyarán, el tema se complica por diversas razones :

- la existencia o no de hijos
- la presencia o no de cohesión familiar
- el género de los hijos
- las relaciones previas

En cualquier caso, el lesionado, ve que representa una carga para la familia y pasa de sujeto activo a sujeto pasivo.

A mí me gusta decirles que la verdadera carga o lastre, independientemente de la edad, es el no ser capaz de afrontar la lesión y las secuelas. Si el lesionado mantiene una actitud positiva y encuentra razones para vivir (los nietos p.ej.) es más fácil sobrellevar el proceso.

Ayer me gustó mucho cómo una hija me decía que para ellos dar era fácil porque habían recibido y se habían criado en el modelo de dar. No lo cuestionaban sino que hacían lo que consideraban que era lo que tocaba hacer y lo hacían "con ganas". Y a mí me vino este slogan a la cabeza "Con ganas, ganas".

No se trata de emitir desde nuestro rol de profesionales juicios de valor sobre lo que merece la pena y lo que no lo merece ya que yo he visto que el solo proceso de rehabilitación y lo que movió en torno al lesionado, en muchos casos valió la pena porque :

- unió familias
- creó lazos
- se descubrió el afecto y la ternura

Llegado a este punto, me viene a la cabeza una frase de una canción de Ana Belén y Victor Manuel "para la ternura siempre hay tiempo".


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Algunas veces he pensado lo importante que es tener sentido en la vida.
Creo que si no tenemos un sentido, se carece de ganas de vivir.

Las personas que están en la "vejentud" lo digo así porque relaciono la vejez y la juventud, etapas por las cuales pasamos todos, su afrontamiento es más difícil, porque a creo que piensan que la vida va terminando o que ya dejaron las cosas en orden, hijos realizados, nietos felices, en fin.

Pero la realidad es que sean nuestros, abuelos, padres o amigos, nos hacen falta de cualquier manera, así que no se den por vencidos, siempre hay cosas por hacer.

Les mando un gran gran abrazo a todos desde México.

Adry

Afrontando la lesión medular dijo...

¡Cuánto me alegra verte asomada de nuevo a esta venta!. Gracias, Adry.