Un loro parlanchín de mi infancia repetía esta frase cuando las visitas que hacían a su dueña le resultaban pesadas. Pensé en él esta mañana al ver las "excursiones" de parientes y familiares que vienen a ver a los pacientes especialmente en las primeras semanas del ingreso. Muchos pacientes se quejan de esta "invasión" llevada a cabo, aunque la mayoría de las veces con buena intención, al no encontrarse preparados ni física ni psicológicamente para recibirlas.
No siempre el centro de estas visitas es el paciente sino el familiar o familiares que lo acompañan que padecen, al igual que el paciente, el trauma ante un acontecimiento de tal magnitud. Llama la atención como se ponen en marcha estas "caravanas altruistas y compasivas" a las que se "apuntan" personas de todo rango o condición independientemente del grado de parentesco con el paciente.
Tan variado es el repertorio que he llegado a realizar una Entrevista de Acogida Familiar "masiva" donde se había infiltrado la portera del inmueble del paciente en cuestión.
A pesar de que ya he comentado que la intención suele ser buena, en ocasiones visitan al paciente "curiosos y morbosos". La atracción por la desgracia y el morbo parece caracterizar al género humano.
No sé por a la lesión medular le "cuelgan el S.Benito" de la multidiscapacidad. Con frecuencia se me han quejado familiares de las preguntas tan indiscretas e inadecuadas que les hacen los que "dicen interesarse" por el paciente. Preguntas del tipo : ¿Hablan, entienden, conocen?. Otros me han comentado que la versión de boca en boca de lo sucedido ha distorsionado tanto la realidad que han dado por muerto al paciente o, en el mejor de los casos, dejado en estado vegetativo persistente.
En otra entrada (Empatía y Compasión), hice alusión a la empatía. Pues bien, empatía sería el gesto más adecuado que precisaría el l.m. tras sufrir la lesión. ¿Nos hemos puesto a pensar cómo nos sentiríamos "expuestos" ante tantas personas en una situación de desprotección e indefensión de tal magnitud?
Es frecuente que familiares y amigos irrumpan de forma inesperada para "dar una sorpresa" al paciente pero el paciente en esos momentos suele querer exponerse solo a su círculo más íntimo que suele quedar circunscrito a la familia (pareja, hijos, nietos, hermanos).
Cuando el paciente está en una fase más avanzada de su rehabilitación puede ir recibiendo visitas de forma gradual para no encontrarse "de golpe", al alta, frente a todos. Estar dispuesto a recibir no significa disfrutar como antes de esta compañía porque en ocasiones el dolor neuropático o la propia dificultad para aceptar la nueva imagen, aceptar ser visto mientras a uno le dan de comer, lo visten, lo ayudan a pasar al coche, o se expone a situaciones sociales etc.. requiere tiempo y una actitud comprensiva y sincera por parte de los "expectadores". La familia suele pedirle al paciente, en el menor tiempo posible, la aceptación de su nuevo estado, asumir sus limitaciones y recibir a todos con una sonrisa y ser agradecido.¿No es pedir demasiado en tan poco tiempo?.
Esta entrada es una llamada de atención a todos esos amigos, parientes o demás adheridos para que no olviden que el l.m cuando verdaderamente va a precisar los apoyos es tras el alta hospitalaria y para el resto de su vida y más aún si su lesión conlleva una tetraplejia. Ahí es donde se necesitan "manos y afectos" para seguir viviendo.
9 comentarios:
Me acuerdo de algunas tardes estando tranquilo en el "barcito de afuera" del hospital veía como un grupo de 40 o a veces más personas (no exagero) se reunían en torno a algún compañero que venían a visitar.
Las madres persiguiendo a sus hijos, que a su vez perseguían a gatos y perros que pululaban por el jardín, los hombres discutiendo de no se qué cosas, y más situaciones que podrían ser normales y hasta reconfortantes en cualquier parque un día de sol.
Con mi mujer comentábamos que ojalá pudiesen ayudar al lesionado pero yo creía que a mí personalmente no me gustaría mucho tan multitudinaria demostración de afecto.
No se, supongo que es una cuestión personal.
Niños y gatos corriendo… Allí estaba hasta la portera… Cómo lesiona el morbo. Cómo gusta. Cuánto entrenamiento hay. En empatía, bien poco. Saber ponerse de verdad en el lugar del otro. Dificilísimo "deporte". Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro”, según la RAE.
En su conferencia sobre el “trabajo gustoso”, Juan Ramón Jiménez cuenta una anécdota ejemplo quizá literalmente perfecto de empatía:
“El padre del pintor sevillano Javier de Winthuyssen, cuando tenía que pintar la fachada de su casa, que en Andalucía es costumbre pintarlas para la primavera, mandaba al pintor a casa del vecino de enfrente a preguntarle de qué color quería que la pintara. Decía el viejecito encantador: ‘Él es quien ha de verla y disfrutarla; es natural que yo la pinte a su gusto’.”
Está claro, Horacio, que son opciones personales pero yo pienso también que lo multitudinario no llega igual que lo íntimo.
No dije en la entrada que algunos jóvenes que pensaban que tenían doscientos amigos, tras la lesión tuvieron que hacer amigos nuevos pues no les quedó ni uno solo. Hay amigos y "Amigos". Es fácil ser amigo para la juerga pero cuando se trata de echar una mano...........
Si que se ejercita poco la empatía. Si se ejercitara como el "morbo", otro gallo cantaría.
¡Qué pedirle al "vulgo" si es en nuestro Hospital y se olvidan los profesionales con frecuencia de ejercitarla!.
Bonito detalle el del pasaje del pintor. Otro regalo más de esa conferencia sobre "el trabajo gustoso".
Tema delicado el de las visitas..., hablaré desde la experiencia vivida por nosotros, desde el primer día intentamos acompañar a nuestro amigo,y a su familia en esos momentos.
Cuando le llevaron a Toledo, tenemos la suerte de vivir en una provincia cercana, intentamos ir a visitarle a menudo, poco despues, nos dió la sensación de que quería su espacio, por lo que distanciamos las visitas un poquito, no tardaron mucho en llegarnos noticias de que echaba en falta a los amigos, volvimos a visitas más a menudo.
Entiendo que en una situación así, no es fácil encontrar el equilibrio ni por parte del lm ni por parte de las visitas.
Adrymex:
Bueno es cierto que las visitas cansan, yo un par de veces lo note y decidí retirarme para que descansará y no fastidiarlo e incluso hasta la fecha pregunto si puedo visitarlo, a veces me dice que no se siente del todo bien y que prefiere que no vaya y yo no lo tomo a mal, sino al contrario, agradezco la confianza. Pero claro a veces eso no se le puede decir a todos.
Por otra parte es muy cierto lo que mencionas de que se necesitan mas tras el alta. Yo lo veo con mi amigo, al principio iban muchos a visitarlo y ahora con el paso del tiempo, casi un año y medio, somos pocos. Pero como leí en el libro de Afrontando, una experiencia decía que es cuando se ven los verdaderos amigos.
Pero bueno no puedo decidir por los demás, hoy por hoy lo visito cada semana, me da mucho gusto verlo, porque comparto cosas y como es un gran conversador, pues platicamos mucho!!!
Hay que mantener un equilibrio respecto a la prestación de apoyos. La "visita" es un término que he usado para referirme a todo ese "rosario de gente" que organiza peregrinaciones para ver con mejor o peor intención o acitud al paciente durante la hospitalización o en sus primeras salidas. Cuando se trata de personas como tu, el matiz es distinto ya que tú eres alguien muy cercano y que lo quieres y te es más fácil saber si está bien o no contigo. Digo lo del equilibrio porque a veces hay que "forzar la máquina" y estimular al lesionado para hacer ganas, salir, compartir porque si fuera por ellos, no saldrían a la calle.
Como bien decís, a las primeras visitas se "apunta" mucha gente.
Personalmente lo que me parece duro, es que personas que creías amigos tuyos, no respondan como esperarías de ellos, eso si me parece triste, porque o no saben asimilar la situación o "no eran amigos" a pesar de parecerlo.
Es dificil estar a la altura esperada por el lm, cada uno tiene unas expectativas puestas en la amistad, pero es decepcionante que tus amigos no respondan en una situación así.
Bien es cierto, que algunos lm no aceptan su nueva situación y van alejandose o cambiando el carácter, no es el caso al que yo me refiero, pero me consta que hay a gente que le pasa.
S
Todos los lesionados coinciden en afirmar que en esos momentos, cuando sufren la lesión, es donde ven realmente quien era amigo de verdad.
Es tarea, no obstante, del l.m. el trabajar par conservar los amigos y mantener las relaciones.
Un paciente me comentó en una ocasión que al llegar a casa, tras el alta, le extrañó que no lo visitase su mejor amigo pero resultó que éste se reservó para cuando la gente se cansara y no fuera a visitarlo más. Cuando todos se cansaron de ir, ahí estuvo hoy para ir diariamente a verlo hasta el día de hoy ¿No es verdaderamente hermoso este gesto?
Publicar un comentario