viernes, 6 de septiembre de 2013

Unos días para recordar



Antes de regresar de vacaciones me tropecé en la biblioteca de verano con un libro curioso que me pareció idóneo para el tema que nos ocupa no tanto en lo que a le lesión medular se refiere sino a la hospitalización.

.Bajo el título que encabeza esta Entrada : "Unos días para recordar", el protagonista dice : "El Hospital hace ver la vida desde otra perspectiva, perspectivas no muy excitantes como el sufrimiento, la agonía o la muerte, que producen malestar en principio. "Atrapado en una cama de hospital, privado de tranquilidad e intimidad, con la puerta de la habitación entreabierta y rodeado de médicos y enfermeras, nuestro protagonista se entretiene recordando su niñez, su rebelde adolescencia y a las mujeres que amó. Mientras tanto se intenta librar de los intrusos que vienen a importunarlo". Esto me ha recordado las observaciones de muchos pacientes que año tras año han compartido conmigo sus observaciones y análisis. Recuerdo uno que disfrutaba riéndose de la cantidad de sandeces, comentarios impropios o inadecuados de las visita, actitudes torpes o inseguras que daban para escribir un libro en la línea del que cito. Yo he sugerido a muchos pacientes que plasmen en un diario sus "batallas" hospitalarias porque me parece que dan mucho juego y nos sirven a todos, especialmente a los profesionales, pues a veces se necesita una cierta dosis de objetividad para evitar caer en los errores de la práctica clínica, en los desacertados comentarios y en las actitudes inadecuados. Estar hospitalizado no sólo le priva a uno de intimidad sino que le permite disponer de un tiempo que no tenía que puede aprovechar para "sacarle partido". No es mal ejercicio el de revisar la vida como hace Jean Pierre, el protagonista. Dejo aquí unos fragmentos para situarnos : "Los días empiezan pronto, a las seis de la mañana, lo que deja mucho tiempo después para deprimirse. La enfermera de la mañana empuja la puerta dando un gran golpe, como un vaquero entrando en el salón, enciende la luz del techo que me quema los ojos, grita ¡Bueeeeeenos días! con una voz demasiado potente para mis oídos soñolientos y, sin esperar a saber si estoy despierto (lo estoy, gracias), me toma la tensión y la temperatura. Tengo derecho a dos pastillas blancas, de las que no conozco ni el nombre ni la función, rellena el tablero que está colgado a los pies de mi cama, apaga por fin el neón incendiario, y sale –sin volver a cerrar la puerta– deseándome que pase un buen día, pero sin la menor ironía por su parte. Después una de las auxiliares, siempre de buen humor, trae el desayuno, dos biscotes envueltos en celofán, una compota neurasténica, una mini tarrina de mermelada que no ha debido de cruzarse con fruta de verdad en su vida y un yogur natural".

9 comentarios:

Betty dijo...

Tal vez abría que dar una vuelta a lo que decía ese paciente. No todo el mundo se siente atraído por los diarios. escribir sobre un momento tan duro requiere mucha meditación y no todo el mundo está dispuesto, pero tal vez si existiera un libro, algo parecido a esos libros de felicitaciones, o esos libros donde los visitantes de algún lugar histórico depositan alguna frase. Tal vez crear un libro físico o electrónico, donde pudieran los pacientes dejar testimonio, frases inoportunas, situaciones surrealistas, pensamientos extraños… Compartir los instantes de humor, ya sea amarillo, negro, rosa o azul (ya estamos con los colores) supongo que podría ser bueno para sobrellevar los duros momentos que todos comparten en su hospitalización.
Los microrelatos, frases etc.. se pueden leer en cualquier momento y combinan bien con las esperas entre consultas y actividades, también con las interrupciones para comprobar la tensión arterial, comidas, aseo… ☺
Pequeños ratitos de humor para picar entre horas. En serio, que abría que darle al tema una vuelta.
Besos con buen humor.

Betty dijo...

Fe de erratas: ups!! se escaparon dos "h" de sus dos "habría" y una mayúscula.
Sorry

Afrontando la lesión medular dijo...

Interesante lo que sugieres. le daré vueltas para desarrollar más la idea. Gracias Betty.

Anónimo dijo...

Creo que una ventaja de un hospital, es que ahí no hay apapachos, es decir, llegan porque llegan, es una rutina, todos en cierto momento son iguales y no creo que sea algo malo, al contrario, es dificil, para los especialistas y equipo, porque llegan a ser una familia, y sin duda quitar sentimentalismos ha de ser difícil.
Mi amigo no ha ido a un hospital como tal, estuvo ahí por la operación y luego a casa, en si no tuvo una rehabilitación integral, lo que si es que cuando iba a visitarlo siempre entraba alguien.

Me gustaria mucho conocer el hospital.

Adry

Felipe dijo...

Creo que más que días para recordar, los del hospital, son días para no olvidar. Los días para recordar son los que aportan felicidad. Los del hospital nos han enseñado a sobrevivir.
Un abrazo para todos los que nos han ayudado

Afrontando la lesión medular dijo...

Te confieso, Adry, que he tenido que buscar la acpeción de la palabra "apapacho" que nunca había oído ni visto emplear a nadie.

Ayer, sin ir más lejos, la esposa del paciente que se incorporó a la Terapia de Grupo afirmó lo afortunados que eran los familiares en nuestro Hospital donde se contemplaba esta Terapia de Apoyo y una rehabilitacíon integral que ellos no tuvieron.

Afrontando la lesión medular dijo...

Está bien esa diferencia de matiz que haces, Felipe, entre días para recordar y días para no olvidar. Gracias por tus reflexiones y matices que siempre son muy clarificadoras.

Ya las noches son fresquitas y los días nos dan un respiro. Siento que no hayáis tenido la ocasión de disfrutar de estos a cambio de los días aciagos de calor.

¡Ah! Todos "sobrevivimos" de uno u oro modo. También vosotros nos enseñáis y ayudáis e, irremediablemte, ya formáis parte de nuestra vida.
Un abrazo.

"La Chica del Jardín" dijo...

Yo nunca olvidaré el paso por el hospital, buenos y malos momentos han hecho que mi forma de pensar, vivir, sentir, expresar... cambien para bien. Y qué decir de lo que han producidos en Manuel...

Esta nueva familia, hace que nuestro paso por el hospi sea más grata, nunca había estado tan involucrada en la vida de un hospital (ya se, aquí se pasa más tiempo, pero...)

Las personas que ahora forma parte de mi "círculo de confianza" han crecido y han hecho que el aprendizaje del DÍA A DÍA sea extraordinario.

Gracias a todos por el apoyo

Besos mil

Afrontando la lesión medular dijo...

Nunca sabemos qué sorpresas nos depara el destino. "H" de Hospital parece que no suena bien ¿verdad?, pero este es un HOSPITAL ESPECIAL, ya lo decía un expaciente, Eustaquio, es un HOSPITAL DE VIDA en el que todos participamos de un modo especial de la vida de los otros.