Ya hablé en otra entrada del blog ("Encontrar un rumbo tras la lesión") sobre el devenir de la persona que sufre una lesión medular, devenir incierto hasta que uno no vuelve a tomar las riendas de su vida. Riendas que, ante la magnitud del esfuerzo a realizar debido a las limitaciones físicas, dejan que otros tomen por ellos.
Muchos se preguntan cómo a ser la vida después de la lesión y en lo que parecen coincidir, claramente, es que ya "no" será igual.
Me pregunto : ¿Es igual la vida de cualquiera tras atravesar por cualquier cambio, acontecimiento estresante, cambio o pérdida de empleo, cambio o pérdida de pareja, o pérdida de un hijo, entre otros?. Es algo que nos sucede frecuentemente y que nos hace padecer y, en ocasiones, nos marca para toda la vida aunque no se hace tan evidente, a los ojos ajenos, como el hecho de "estar o desplazarse en la silla de ruedas".
Al inicio, el exceso de sobreprotección, comentaba ayer una paciente, resulta excesivo y uno se siente muy agobiado por tener tanta gente encima queriéndole echar una mano. Imagino que puede resultarles parecido a la aproximación que se produce en torno a una persona que sufre un infarto en la calle o cuando, en la playa, se saca a alguien del agua que se estaba ahogando, (seguro que alguien ha presenciado algo parecido). Lo que, en un principio, es una ayuda, se torna, sin querer, en un obstáculo produciendo el efecto contrario y siendo poco eficiente la ayuda.
Hay que estar ahí por si hace falta, saber estar pero no "axfisiar".
Esta situación surge por no respetar el "tempo" del lesionado medular, ese tempo del que ya hablé en otra entrada ("Feliz "Slow" 2012") que no sólo necesitarían las personas que tienen que adaptarse a su nueva condición y que se desplazan y realizan las tareas de forma más lenta, sino que todos deberíamos usar para bajar el ritmo y los niveles de estrés y dsifrutar de lo que la vida nos ofrece.
6 comentarios:
Todavía descubro límites nuevos. Cansancios que necesitan descansar. Dolores en músculos que no sabía que existían a día de hoy.
Todo sigue siendo un cúmulo de novedades y aceptaciones. No se pueden medir las cosas como antes y todo necesita un reajuste en el conocimiento de lo que nos rodea.
Es como volver a aprender las matemáticas desde el punto de vista literario.
El cómo lo hacemos ya es otra cosa. La edad no nos ayuda. Los preconceptos tampoco. Y muchísimo menos los miedos y el orgullo.
Creo que desde lo único que se puede partir tanto el que aprende como el que ayuda es el amor. Y seguir por ahí.
Es verdad, Horacio, que en la capacidad de aprendizaje influye la edad. Vemos esos "pequeños enanos" en el Hospital, que tanto os sorprenden a todos cuando estáis ingresados, echando carreras con la silla como un juego más sin ponerle el hierro que los mayores le ponemos a todo lo que rechazamos a priori, sin pensar más allá de la silla.
No obstante, la voluntad es una pieza clave y ese "poder es querer" porque no puedo olvidarme de María Villazón, la escritora de más edad en "Afrontando la lesión medular" que nos cuenta cómo fue su experiencia y cómo con sus 72 años, le echó coraje a la lesión y le sacó todo el partido posible e hizo frente a la adversidad.
El orgullo si que es mal compañero, aunque ya comenté en una entrada lo que me dijo un paciente joven que quedó tetrapléjico ; "Es la mayor lección de humildad que me pudieron dar".
Lo del AMOR me ha encantado pues creo que sin él cualquier camino es estéril. Gracias por tu aportación.
Adry:
Creo que todos de una u otra forma hemos perdido algo, en mi caso yo perdía a mi Padre, nos abandono, pero aceptar el gran rencor que le tengo me costo mucho trabajo, creo que si hubiera estado, las cosas seguro serian diferentes.
Pero eso solo me hace sentir de manera mínima, lo que siente un lesionado, quien ha perdido parte de su vida, aceptar que no hará o no controlará cosas tan simples para nosotros, ha de ser muy difícil.
Yo solo espero, como dices no "asfixiar", yo solo quiero apoyar en lo que necesita, pero respetando sus decisiones.
Creo que resulta muy difícil porque la línea entre ayuda y asfixia es muy tenue, pero como dice Horacio si lo hacemos con cariño ganaremos mas.
Tu pérdida también fue grande, Adry. Desde mi perspectiva, es mayor que la de tu amigo. Perder un padre debe de ser muy duro especialmente cuando a uno lo abandonan sin razón. A tu amigo nadie, que yo sepa, lo ha abandonado y estás tu ahí y, supongo, que otros muchos que lo quieren.
Está claro, el amor, como dice Horacio, es la mejor fórmula siempre. Nosotros tenemos una expresión que lo explica y que aquí nos viene perfecta : "El AMOR mueve montañas"
Amo leerlos...
No soy una lectora tan silenciosa como pretendo ser, pero me encanta leerlos y no se dan una idea de lo que me abren la cabeza.
Horacio: Me encanta tu sentido del humor. Me pregunto si desde mi personalidad pudiese mantenerme aun payasa con una l.m.
ADELANTE GENTE, SIEMPRE ADELANTE.
Un beso enorme a cada uno de ustedes.
Gracias. Lástima que Horacio está lejos y hace mucho que no sabemos de él.
Me alegra poder aportarle algo.
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