Hace un tiempo un psicólogo que hizo una rotación en nuestro Hospital nos llamó la atención sobre algo en lo que no habíamos reparado. El hecho de estar familiarizado con algo hace que denominemos las cosas de forma natural sin darnos cuenta que para quien se estrena en ese lenguaje puede sonar "aterrador". Me estoy refieriendo, entre otras, al hecho de llamar a la silla de ruedas de tracción mecánica o de motor, "silla eléctrica".
Para el profesional al que me refiero, el calificativo de la silla le llevaba a pensar, irremediablemente, en la silla eléctrica de los condenados a muerte (en los países donde esta existe).
El nombre de esta entreda se lo debo, nuevamente, a una niña de tres años, Enma, la nieta de Enrique, que tuvo la acertada idea de considerar "mágica" la silla del abuelo por el hecho de que se propulsara sola. Vemos que los niños, una vez más, nos dan mil lecciones y saben designar a las cosas de manera más acertada al tiempo que quitan hierro a las situaciones difíciles.
Continuando en la línea del lenguaje coloquial "clínico" que ese usa en el Hospital, nos sucedió en una ocasión que un paciente que estaba ingresado en UVI entró en pánico cuando oyó decir : "Voy a disparar". Esta es la frase que emplean los Técnicos de Rayos cada vez que tienen que hacer una placa a un paciente. Pues bien, este paciente había contraído su lesión a consecuencia de un disparo de arma de fuego, lo que explica su reacción.
Realmente, no nos damos cuenta la de términos que usamos que pueden ser mal entendidos o mal vividos por los pacientes que unas veces pueden resultar graciosos y acertados pero otras traer consecuencias que no les benefician en nada.
Retomando el tema de la "silla mágica", me gustaría comentar un poco en qué situaciones está indicada y el modo en que debe presentarse al paciente. Hasta ahora, todos los pacientes que tienen una lesión cervical, esto es, pacientes tetrapléjicos, son candidatos a la misma ya que en mayor o menor grado van a precisar propulsarse de este modo por la limitación de movilidad y fuerza de sus miembros superiores (MMSS). Asimismo, se proporciona, en algunos casos, a pacientes parapléjicos con A.P. de cardiopatías u otras patologías de base que hace que no podamos pedirles el mismo esfuerzo.
Independientemente de lo que se prescribe por el Facultativo, hay pacientes que adquieren una silla de motor para facilitarse la vida y poder acceder a lugares donde, de otro modo, no podrían llegar o para realizar actividades de ocio o tareas de un modo más fácil.
La silla deberíamos presentarla de un modo atractivo considerando que al paciente le da más independencia. Suelen, a priori, rechazarla y más cuando se trata de una silla con mando mentoniano. Este mando se propulsa, como su nombre indica, con el mentón y hace que al paciente se lo vea más limitado. Los pacientes que las propulsan de este modo suelen ser aquellos que tienen, a su vez, comprometida la respiración y dependen de un respirador aunque hay algunos que han logrado independizarse del mismo pero siguen precisando ese tipo de silla. La siguiente entrada la dedicaré a hablar de los pacientes con este tipo de lesiones.
2 comentarios:
Muy buenooo!!!!!!!!
Me alegro que sea de tu interés esta Post y que te incorpores al blog.
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