Sobre Ruedas no es sólo el título de la Revista que edita la Fundación Institut Guttman sino una expresión frecuente que todos hemos utilizado alguna vez para expresar cuando las cosas nos van bien.
¿Por qué, entonces, reviste un tinte tan dramático estar en silla de ruedas?.
Ya dice Francisco Vañó, en tono de humor, en su Libro "Perdonen que no me levante" que el lesionado medular asume su situación cuando "quita la silla de la cabeza y la pone en el culo que es el lugar que le corresponde".
Algunos l.m., al igual que Vañó, son capaces de "quitar hierro" a la silla y bromear con ella sorprendiendo al expectador. Así, ante la pregunta coloquial que hacemos al saludar ."¿Qué tal andas?", el l.m. responde : "andar, lo que se dice andar, no ando, más bien ruedo" ; y en la misma línea, hay expresiones como :"la vida me va sobre ruedas".
Volviendo a la primera acepción de la palabra, el lesionado medular debería "sacarle partido a la silla". He conocido l.m. que han tenido más oportunidades "sentados" que de pié, y no, precisamente, hablo de oportunidades en sentido laboral sino de ser más valorados, admirados, escuchados y queridos. Parece que hay un cierto grado de "compasión" entendido en términos positivos, como una especie de admiración por el valor y el coraje que ponen algunos l.m. para alcanzar sus logros. Esto no es aplicable a todos los l.m. sino a aquéllos que le han sabido, como dije antes, sacar "partido a la silla".
Así tenemos a un joven catalán, Albert Casals, que se ha lanzado a recorrer medio mundo con su silla y una mochila por compañeras, generando, probablemente, en la gente esa compasión de la que he hablado antes a juzgar por la acogida que ha tenido en todos los lugares.
3 comentarios:
A mi me encanta cuando voy por lugares muy concurridos en los que antes me tropezaba con cualquiera y a veces ni siquiera podía pasar. Ahora me dan paso muy ostentosamente.
Están pendientes de sus hijos, que sus volteretas no molesten mi paso.
O lo bien que me trataron el día que fui hasta Madrid desde Toledo con el AVE. Todos me trataban con mucha amabilidad.
La verdad es que me causa un poco de gracia. Pero aprovecho esas delicadezas. Sonrío y disfruto.
Como también la de poder aparcar sin problemas en muchos lugares donde antes era muy difícil.
Una vez me pasó de que alguien me preguntó cómo andaba. Yo que también quiero quitarle hierro a todas las situaciones, hice la broma de responderle que ahora "andaba" rodando.
El pobre hombre se puso muy mal y lo dejé con mucha tensión. Había quedado culpándose de lo "desubicada" de su pregunta. Pobre.
Tú "andar rodando", Horacio, me ha traído el recuerdo de Gloria, la mujer de un antiguo paciente, que tenía una forma muy peculiar de llamar a todo y cuando iba a salir a dar una vuelta con su marido decía : "os dejo que voy a "rodar" a.......".
Me ha gustado la expresión que has empleado para hacer alusión al trato preferente que recibís las personas con diversidad funcional : "delicadezas". Ojala y que la delicadeza fuera algo que se extendiera al resto de la población.
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