La expresión "Cambiar el Chip" la hemos incorporado para hacer referencia al cambio de actitud o de conducta o a la capacidad para adaptarse.
A los pacientes en el H.N.P. se les trasmite, con frecuencia, la idea de que hay que "cambiar el chip" por parte de profesionales de las diferentes áreas implicadas en la rehabilitación y, especialmente, de la Unidad de Rehabilitación Sexual.
Algunas personas han ido transformando la expresión hasta el punto de decir "cambiar el chis" lo cual no deja de tener cierta gracia y encanto. En cualquiera de sus dos modalidades "chip o chis", lo importante es el hecho de que hayan captado que hay que hacer un cambio para poder afrontar mejor las secuelas derivadas de la lesión.
Los pacientes se preguntan cómo es posible hacer ese cambio, esto es, cambiar el enfoque o la actitud para encajar mejor el revés que la vida les dio y para acostumbrarse a mirar y que te miren de un modo diferente. Se trata de buscar estrategias de afrontamiento activas y solución a los nuevos problemas que se presentan tras la lesión al tiempo que aprovechar las capacidades existentes y potenciar nuevas capacidades y territorios antes no explorados, como en el caso del cuerpo y , particularmente, en el terreno de la afectividad-sexualidad.
Si la imagen que ellos mismos tenían, previa a la lesión, sobre la silla de ruedas y quiénes se valían de ella para desplazarse, era la de "pobrecito", se preguntan cómo va a ser posible cambiar ahora la misma y en poco tiempo.
Los pacientes consultan sobre las mencionadas estrategias para hacer posible este cambio pero los estereotipos sobre la "discapacidad" son difíciles de cambiar ya que no son sólo personales sino también sociales y el cambio no es tan fácil como se les dice o parece.
Asimismo, ayer, una paciente me comentaba sobre la necesidad de otro enfoque para encajar el cambio dado que la vida le ha pegado una vuelta de tuerca y ya no podrá hacer las mismas cosas que hacía ni desenvolverse igual.
El cambio vendrá, como siempre, favorecido por los apoyos que la persona tenga y por el grado de calidad de vida del que vaya a poder disfrutar. Calidad de vida que podremos medir transcurridos, aproximadamente, uno o dos años tras el alta hospitalaria.
Aunque los jóvenes, ya comenté, tienen mayor plasticidad para afrontar los cambios, necesitan más tiempo para adaptarse al nuevo ritmo que la lesión impone al ser más impacientes y menos tolerantes, al tiempo que más activos. Algunos de ellos, al inicio, creen haber encajado o asimilado la situación pero el día a día, duro y con contratiempos (incontinencia, espasticidad, dolor), no juega a favor.
Ya sabemos que, aunque la personalidad juega un papel fundamental en todo este proceso de adaptación, hay, además, que dar tiempo.
El paso por el Hospital, ya comenté en otra entrada, favorece la adaptación del paciente y otro modo de entender la diversidad funcional. Una paciente lo resume muy bien cuando nos comenta lo que le dice su hijo : "Mamá, allí en Parapléjicos te han cambiado el chip". Previo al ingreso, la paciente no era capaz de asumir su enfermedad ni salir a la calle con la silla y ahora no para en casa ni un minuto cada vez que se va de fin de semana del Hospital.
2 comentarios:
Sin duda un cambio de Chip no nos viene mal, tener la actitud necesaria para avanzar y seguir no es fácil, lo pareciera pero no lo es.
A mi me gustaría saber donde compro ese Chip, se que no puedo llevar a mi amigo al hospital pero con todo lo que he aprendido aquí, pues ahora lo veo con otros ojos, entiendo y apoyo.
Creo que este blog ayuda mucho a ese cambio de chip
El cambio está en uno y no tiene precio, solo hay que estar atento para verlo.
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