domingo, 8 de octubre de 2017

Cuentos sobre Ruedas : V Certamen de Cuentos Cortos

Acabo de recibir hace unas horas el primer cuento. Iré colgándolos en esta entrada según los vaya recibiendo. Recuerdo a los seguidores que en esta entrada no se deben de emitir comentarios.

Cuelgo esta NOTA debida a su importancia

He cometido un enorme fallo y no he puesto el límite en la extensión de los cuentos.Como el pasado año, el límite está en 200 palabras sin contar el título. 


Aprovecho para hacer un llamamiento a los seguidores y a los nuevos que se incorporen y nos envíen sus cuentos.

Cuento nº 1

"Los Besos no se piden"

Hay besos que se dan.
Hay besos que se reciben.
El alma de cada uno es la mezcla de ambos besos.
Hay personas llenas de besos para dar, que tienen un entorno donde repartirlos, amigos, familia y conocidos a quien dar todos esos besos que lo llenan y de quien recibirlos.
Son personas llenas, con almas felices.
Hay otros que no tienen besos que dar ni de quien recibir.
Me dan miedo.
Almas vacías, sin nada dentro.
Algunos sin besos para dar, porque nunca tuvieron o los pocos que tenían se perdieron, pero con personas a su alrededor para darles los que llevan en su interior.
Son almas perdidas pero con una esperanza dentro.
Y qué hay de aquellos llenos de besos para dar, pero que sin tener apenas a quien darlos intentan encerrarlos para que no les ahoguen.
Aquellos que, además, también carecen de quien recibirlos.
Los besos no se piden, pero son el consuelo de esas almas que lloran por aquello que ni tienen ni pueden dar.
Y ahora que lo sabes, a qué alma ayudarías a llenar.

Milagros Lopez Vernet                                     7 de Octubre 2017


Cuento nº 2

"Pompas de jabón"

Estoy sentado en un banco del parque del Retiro tomando el sol de otoño, que calienta mis viejos huesos.
Veo acercarse a un grupo de niños con sus madres y precedidos por  un vendedor de un artilugio para hacer pompas de jabón que se para delante del grupo para hacer una demostración de su habilidad para generar enormes pompas iridiscentes, transparentes y frágiles que vuelan, arrastradas por la brisa, perseguidas con gran jolgorio por los niños que tratan de alcanzarlas antes de que exploten.
Cuando el vendedor cesa en su exhibición la atención de los niños se vuelve hacia sus madres para pedirles, suplicarles o exigirles que les compren inmediatamente uno de los artilugios; un pequeño tarro de plástico, lleno de un producto jabonoso, y un palito con un aro.
Los niños intentan emular al vendedor y unos consiguen las maravillosas pompas, soplando suavemente a través del aro, sumergido previamente en la solución jabonosa, y otros
no consiguen formar la pompa y se sienten defraudados por el juguete. En cualquier caso, tras un cuarto de hora de actividad frenética, se acaba el líquido jabonoso y  la mayor parte de los juguetes acaban en las papeleras el parque.
Cuando se aleja la patulea no he podido dejar de pensar que es maravilloso hacer pompas  de ilusión, que hay que hacerlo con delicadeza y que hay que tener suficiente acopio del líquido jabonoso para que nos dure la posibilidad de seguir haciendo pompas cuando estas vayan estallando.
Por lo menos mientras sigamos teniendo aliento.

Felipe Vila González                                              11 de Octubre 2017


Cuento nº 3

"Al final solo soy un ser humano"

He vivido mi vida tratando de conciliar mis principios con las exigencias de la vida familiar y social. Al principio todo ha sido fácil y me he sentido orgulloso, terrible error, llegando a creerme superior a una multitud de personas menos afortunadas que yo, sin saber nada de sus circunstancias vitales.
Después me vi sumido en la desgracia y sentí en mis carnes los latigazos del infortunio, sentí el dolor lacerándome el alma y llegué a rebelarme contra el dolor y contra la causa del mismo; sentí enormes deseos de evitar el dolor a cambio de mis principios. No lo hice y me sentí avergonzado de mis propios pensamientos.
El dolor se mitigó con el tiempo o mi mente se acostumbró a soportarlo.
Hoy, para perdonarme a mí mismo, sólo puedo hacerlo convenciéndome de que no soy superior a nadie, de que sólo soy un ser humano.

Felipe Vila González                                          11 de Octubre 2017


Cuento nº 4

Reconstrucción

Había llegado el momento. Miró aquel desastre, respiró hondo y sonrió. Estaba decidida a continuar, a pesar de las mil advertencias de que aquello no le iba a llevar a ninguna parte, pues se había roto demasiadas veces, lo habían dado por perdido.
Se remangó, se recogió el pelo y cogió pegamento. No podía dejar pasar la oportunidad de ver qué salía de ese montón de escombros. Colocó un trozo, después otro y luego el siguiente; alguna vez se cortó, pues el material era frágil y los fragmentos tenían aristas afiladas. Pero no le importó: se limpiaba, colocaba una tirita y continuaba. Según iba reconstruyéndolo, podía ver lo hermoso que era y pensaba en lo maravilloso que debía haber sido antes de hacerse añicos; aunque tenía que reconocer que las grietas le daban un toque interesante. Esa nueva forma estaba quedando infinitamente mejor que la original.

Y por fin, un día terminó de unir todos los trozos. Acarició su mano recompuesta y él cogió la suya con cariño. Se miraron profundamente. El abrazo le hizo crujir, pero el pegamento que tanto tiempo y amor había dedicado a poner, le hizo el más robusto y entero del mundo.   

Irene Rodriguez P.                                          15 de Octubre 2017



Cuento nº 5


Dedicado a las rampas del Hospital

¡QUÉ BIEN SIENTA SUBIR RAMPAS!




Autor : Mariano Rivera Álvaro

" Las rampas", lugar emblemático del Hospital de Parapléjicos, diríamos su columna vertebral.


Aquí, en estas cuestas, en este laberinto zig-zageante, en soledad, empujando una silla, derramando unas lágrimas, en estas vueltas y revueltas, este ir y venir de ideas. La cabeza da el paso de reconocerse parapléjico, de encontrarse con la realidad, asumiendo lo inevitable, ya no esperas el milagro.

Distinto al gimnasio, lugar de esperanza, de ilusión de futuro, de trabajo, de vida en compañía, de gratitud: aquel/lla fisio. Latido, "Corazón" del hospital.

Pero es aquí, en este camino retorcido, camino de iniciación, que te transporta a otra vida, diferente no peor.

Este bosque de pilares, de luz tenue tamizada.  Te agotan cuando las subes, si las bajas, te llevan en volandas, casi sin tocar el suelo, de terapia hasta el gimnasio.

Es en ellas donde se afronta el reto de subir un tramo más, y con ello el de luchar un día más , recuperar una actitud más, podríamos decir: que es aquí y es así, donde se forja el espíritu de superación.

No olvidaré aquel día depresivo y asustado las palabras de Sagrario en terapia, aconsejándome sabiamente:

"Vete y ya verás, qué bien sienta subir rampas".



Mariano Rivera Álvaro                                     25 de Octubre 2017




Cuento nº 6

PIERDE TU TEMOR.

Hoy seré dueño de mis emociones.
Si me siento deprimido, cantaré.
Si me siento triste, reiré.
Si me siento enfermo, redoblaré mi trabajo.
SI me siento inferior, vestiré ropas nuevas.
Si siento miedo me lanzaré adelante.
Si me siento inseguro, levantaré la voz.
Si me siento incompetente, recordaré éxitos del pasado.
Si me siento insignificante, recordaré mis metas.
Hoy seré dueño de mis emociones.
Si se apodera de mi la confianza excesiva, recordaré mis fracasos.


Juan José Muñoz Torés                                    26 de Octubre 2017



Cuento nº 7


El Pacto
Figura tétrica, visión espantosa, pavorosa.! Dónde nos lleva la desesperación! Una asociación terrible, que conlleva un contrato mortal.
-Sea según tus deseos. Una sombra negra susurra al oído.
-¿Estabas pensando cambiar el destino de tu alma inmortal por levantarte de la silla?.
-¿Si, lo haría si viviese sano?.
-Sí, vivirás en el conductor que provocó un fatal accidente.
Transcurrido un tiempo de su nueva vida sin lesión, decide cambiar.
-No soporto vivir siempre señalado, sano pero con la conciencia destrozada, con una vida infeliz.
-Para que nuestro trueque siga en vigor, habitarás el cuerpo de un ciego.
-Aceptaré, nada será peor que mi lesión.
Pero con el pasar del tiempo, descubrió que vivía en un mundo imaginado, ficticio, creado en su interior, sin poder ver la luz. Además, necesitaba ayuda, había perdido su independencia.
-Esto no es justo para mí, increpó.
-Será tu última opción. Ni serás señalado, ni estarás discapacitado.
Pero volvió de nuevo para romper su pacto.
-Esto no lo soporto, he visto la tristeza de sus ojos, abatidos, decaídos, he muerto en vida. Aceptaré mi lesión.
Se había reencarnado en aquellos que habían perdido a sus hijos.
-Aprenderé a aceptar la situación que me toque vivir.


Mariano Rivera Álvaro                                             27 de Octubre de 2017



Cuento nº 8
Sueños
Una noche tuve un bonito sueño, soñé que podía caminar, que mi vida era “perfecta”, pero al despertar, todo se transformó en realidad, mis piernas estaban dormidas y no respondían a mis órdenes y de nuevo empecé un nuevo día con todas las barreras que en mi situación me encontraba, y te preguntas, que hago aquí, este mundo no es para mí, no está preparado, para que pueda llevar una vida “normal”, la depresión te embarga, y nadie te dice cómo actuar, que hacer, y como vivir así.
Pero la vida sigue y tú tienes que adaptarte a ella, en ese momento ves, que hay cosas por las que tienes que estar contenta, tu marido, hijos y sobre todo en mi caso mis nietos, que son la alegría de mi vida, ellos llenan mi casa de ruidos, risas y sobre todo mucha alegría, alegría que me contagian.
Os dejo un estribillo de un tema que me encanta de una canción.
“Que nadie calle tu verdad, que nadie te ahogue el corazón, que nadie te haga más llorar, hundiéndote en silencio, que nadie te obligue a morir, cortando tu alas al volar
Que vuelvan tus ganas de vivir” (Manuel Carrasco).

Soledad Montero García                                              30 de Octubre 2017




Cuento nº 9

"Omnipatente"


  • ¿Papá?
  • ¿Pero tú no estabas dormido?
  • No puedo. No paro de pensar en una cosa. La profesora ha dicho hoy que Dios es "omnipatente".
  • Jaja. Será, omnipotente.
  • Eso. ¿Qué significa omnipotente?
  • A ver... Significa que tienes poder para hacer cualquier cosa.
  • ¿Es tener superpoderes? ¿Cómo Supermán?
  • Algo parecido. Pero ademas de superfuerza y poder volar, puedes hacer realidad cualquier cosa que desees.
  • Pero,¿sin límites?
  • Exacto, eso significa ser omnipotente.
- Guau.
  • ¿Lo entiendes ya?
  • Creo que sí.

  • Entonces, si tú fueras omnipotente, ¿qué harías?
  • Uff. Tener muchos juguetes y chuches, luego quitaría el cole, y haría que María de 2'B fuera mi novia.
  • Jaja. Muy bien. Pero siendo omnipotente podrías hacer cosas mucho más importantes. Acabar con las guerras, la pobreza, las enfermedades...
  • Si, puede ser. Eso estaría bien, pero…
  • Anda, deja ya de comerte el coco y a dormir.






  • ¿Otra vez despierto?
  • Es algo importante.
  • Dime.
  • Tenías razón. Si yo fuera "omnipatente" haría esas cosas que tú has dicho. Pero también un poco lo del colegio y las chuches. ¿Vale?
  • Me parece genial. Pero entonces esa niña de 2'B ya no sería tu novia.
  • Ya. Una pena. Pero no se puede tener todo en la vida.

Ángel Lozano Sicilia                                                                        4 de Noviembre 2017




Cuento nº 10


El Azacán  filósofo
                 

Como todos los días Fulgencio llegaba a la orilla del Tajo en la zona de San Martín. Era julio y el sol estaba saliendo. Hacía calor, pero cerca del río la temperatura era fresca. En un remanso llenó sus cántaros que fue cargando en la carretilla. Se pasó la correa sobre los hombros y antes de levantar el peso miró hacía la cuesta que tenía que subir. Hizo un gesto de resignación e inició el camino.

-“Esta es la vida- iba pensando - Un trabajo duro con muchas horas de frío y calor ¿merece la pena?”
Tenía a Dolores, su mujer, dos hijos, Blas y Sagrarito, dos habitaciones en el barrio de la Judería con derecho a cocina. Tenía la comida a sus horas - la mayoría de los días cocido - su cuartillo de vino y su rato para la siesta. De cena un tomate y sardinas saladas, pero especialmente le gustaba salir a tomar el fresco con los vecinos a la puerta de la calle antes de acostarse, mientras liaba y con parsimonia encendía y se fumaba un cigarro. ¿Se puede pedir más? Era feliz y mañana será otro día. Dios dirá.

A.V.A. “San Jo Elmer”                                  4 de Noviembre 2017


Cuento nº 11

¿Pasa el tiempo?


Tengo la sensación de haber dado siempre mucha importancia al tiempo, pero la verdad es que nunca he sabido bien lo que es, lo que significa. Mi memoria me lleva a que lo que estoy viendo ahora, hace ya mucho tiempo que lo vi, y recuerdo emocionado los sentimientos que albergaba de aquel lugar y aquellos objetos.

Parecía que el tiempo no había pasado. Todo estaba en el mismo sitio: la mesa-escritorio, un calendario del año 2000, un bote con un bolígrafo y un lapicero, unos folios escritos a un lado, unos libros detrás de la silla en una estantería junto a unas figuritas chinas de porcelana…¡Que recuerdos! Me parece estar oyendo a mi padre decirme:
“Esto que ves y tocas todos los días, imagínate que no vuelves por aquí hasta mucho tiempo después, que se cierra la habitación y nadie lo toca. Si vuelves, estaría todo exactamente igual, bueno, con un poco más de polvo. Es impresionante”.

En efecto, todo continúa igual…con bastante polvo. Miro los objetos y siento las mismas sensaciones después de diez años. Me siento diez años más joven…pero triste. Me da pena que todo siga igual, porque yo he cambiado.

A.V.A. “San Jo Elmer”                                  4 de Noviembre 2017


Cuento nº 12

Y si fuera un sueño 

Me encontraba muy bien. Me sentía vital, fuerte, seguro, con la energía que proporciona el saberse invencible. A veces iba en coche, veloz, esquivando obstáculos que parecían insalvables. Otras veces me encontraba conduciendo una bicicleta y subía cuestas inverosímiles sin cansarme. También conducía un biciclo, como los del circo, con el asiento a más de dos metros del suelo, me costaba mucho avanzar por aquel serpenteante camino, anocheciendo y sin saber bien a donde me dirigía. Y ya el colmo de la felicidad: la moto. ¡Como conducía la moto! No tenía permiso para conducirla, al menos no recordaba habérmelo sacado, es más, no recordaba que supiera conducirla, ¡pero allí estaba! Raudo y veloz por una carretera estrecha y sinuosa, adelantando a gente caminando, y observando que de cerca me seguía algún coche, pero que nunca me daba alcance !Que bien me encontraba! De improviso la carretera desapareció delante de mí y me encontré confuso, veía mucha claridad que se acercaba. Con la última campanada mi subconsciente dedujo que eran las 8 de la mañana. Hora de levantarse.

Mientras me incorporaba, pensé que a la noche siguiente tendría de nuevo oportunidad de volver a conducir.

A.V.A. “San Jo Elmer”                                  4 de Noviembre 2017



Cuento nº 13


Arriba el Telón
Mientras escuchaba los aplausos iba recordando cómo habían sido mis últimos tres años… Menudo tres años.
Una noche te despides con un “hasta mañana” y al despertar el mañana es algo que poco se parece a tu vida.
Una camilla. Tubos. Máquinas que pitan. Cuerpo inmovilizado. Médicos, enfermeras, auxiliares; mucha gente y ninguna cara conocida. Frío. Olor a hospital y a medicamentos. Dudas. Y sin poder hablar porque… ¿qué tengo en la boca metido? ¿Otro tubo?
Y un diagnóstico que no entiendo y además, no quiero entender… Todo empieza de nuevo.
La tetraplejia es una putada. Y todo lo que se mueve alrededor de ella mientras yo no puedo moverme, mucho más.
Y mientras veo como el público se va poniendo de pie y sigue aplaudiéndome, repaso cada día de estos tres años, cada lucha y cada logro. Todo lo que me ha llevado hoy aquí. Y miro a la primera fila, donde están ellos, mis incondicionales, mi familia, mi pareja, mis amigos. Los que me han empujado cuando no podía. Los que han creído en mí. Y me miro. Y miro este escenario.
Es hora de despedirme, de celebrar el éxito. De saborear el teatro, de cerrar el telón.


Laura Rodríguez y María Lebrato                           5 de Noviembre 2017

Cuento nº 14
La Mujer Más Hermosa del Mundo

El consuelo de estar viva a veces no es suficiente, aunque es hermoso vivir. No estamos preparadas. Yo no lo estaba. Y aunque la estadística dice que a una de ocho nos pasa, ¿por qué iba a pasarme a mí?
Llegó el día. Sabía que no iba a ser fácil, que no estaba preparada. Que jamás iba a estarlo.
Era el momento de enfrentarme al espejo, al reflejo, a mi amputación, a mi nuevo cuerpo. Y allí estaba yo, aún con el pañuelo en la cabeza y con una gran cicatriz de esternón a axila derecha, que me recordaba que mi vida ya era otra… que yo era otra…
Y mientras dejaba que las lágrimas recorrieran mis mejillas y mi corazón doliera, escuché cómo tus llaves abrían la puerta.
¿Ya son las 14.30h? Se me echó el tiempo encima – pensaba mientras recolocaba esa especie de globo que ahora era mi teta derecha dentro del sujetador, y secaba mi cara con la camiseta, como si no hubiera pasado nada. No quería preocuparte. Preocuparte más.
- ¿Qué tal la mañana de trabajo, cariño?
- Echándote de menos, Elena.
- Pero si sólo han sido 6 horas.
- Creo que eres la mujer más hermosa del mundo.

Laura Rodríguez y María Lebrato                    5 de Noviembre 2017

Cuento nº 15
A la altura del ombligo.
Eran verdes con un jaspeado marrón. Los ojos más bonitos y profundos que había visto jamás; y, ¿para qué engañarme?, también los más cercanos que había visto en mucho tiempo. Se había agachado para mirarme a mi misma altura entre la multitud que abarrotaba aquella cafetería del centro. Recuerdo que el ruido era tremendo y la luz exagerada, pero me quedé clavado en esos ojos que me escudriñaban con curiosidad y en esa voz que tímidamente balbuceaba “Hola, me llamo Ingrid, supongo que Antonio ya te hablaría de mí”.
Apenas conseguí articular un triste “sí”. Probablemente fue lo más absurdo que podría haber dicho, partiendo de que soy periodista y que Antonio no se olvidaría de contárselo a esta chica.
Lo cierto es que desde que miro a la gente a la altura del ombligo, apenas presto atención a otros detalles que no sean la talla del pantalón y la camiseta, igual que los demás sólo tratan de disimular que están fijándose más en mi silla que en mí. Pero Ingrid ya estaba estudiando mi cara antes de que pudiese decidir si su blusa combinaba con sus vaqueros. Sonrió con timidez y justo ahí, me sentí poner de pie.
Irene Rodriguez P                                       5 de Noviembre 2017  


Cuento nº 16

El Lebrillo

En mi casa, cuando yo era un niño, había un lavadero en el patio con un grifo, un lebrillo y una tabla rugosa para restregar los trapos sucios.
El proceso siempre era el mismo; se llenaba el lebrillo hasta muy cerca del borde, se echaba la ropa en el agua para remojarla, se iban enjabonando y restregando las prendas contra la tabla, se apartaban estas prendas hasta que se había completado la colada y se desaguaba el lebrillo para volver a llenarlo de agua limpia en la que se iba enjuagando la ropa para después estrujarla y tenderla al sol.
Resultaba bonito ver llenarse el lebrillo, poco a poco, y daba alegría ver la transparencia del agua que realzaba las huellas del artesano que torneó el barro. Después, cuando se iba lavando la ropa se dejaba de ver el fondo y el agua sucia no era agradable de ver, por lo que se agradecía que se vaciase y se volviese a ver el fondo.
El lebrillo, como la vida, solo es bonito cuando está vacío o cuando está lleno de agua limpia. ¡Lástima que en la vida también tengamos que lavar nuestra ropa sucia y que volvamos a ver con claridad los detalles del fondo cuando se acerca el fin de la colada!.



Felipe Vila González                                              7 de Noviembre 2017



Cuento nº 17

Poquito a Poco

Quiero decir que antes de verte estaba muy nerviosa. Sabía que te iba a conocer en poco tiempo… Más que nerviosa estaba asustada. Aterrada. Algo que comprobé, y reforcé, cuando te vi entrar por la puerta. Tu presencia me hacía sentir intimidada.
No sabía cómo encajaríamos.
Recuerdo nuestras primeras salidas. No podía mirarte de frente, y mucho menos ver nuestro reflejo. En tus brazos me di cuenta que el ritmo de mi corazón cambiaba…
Una vez pasadas las primeras citas, nos fuimos entendiendo poco a poco y ganamos confianza. Nos cogíamos de la mano y comenzábamos a caminar juntas.
Desde hace un tiempo, más que caminar, bailamos este baile desconocido que hemos aprendido, creando al mismo compás.
Ya no me intimidas, ni me siento tan pequeña a tu lado; más bien al contrario. Me das libertad, sumándome alas con las que poder volar.
Y llevamos 452 kms danzados, casi 500; en el cual haremos una fiesta para celebrar esta gran relación. Te decoraré con muchos globos y lazos de colores, como tú has coloreado mis días. Serás la silla de ruedas más divertida.
Gracias por tu paciencia, por todo este aprendizaje… y por los lugares nuevos que vamos a descubrir juntas.

Laura Rodríguez Moreno                                             8 de Noviembre 2017



Cuento nº18

El Transcurso del tiempo

Van pasando los segundos, los minutos, las horas, de aquel momento.
En un principio, poco significante, un pequeño revés, que cualquiera puede tener; fue una caída, estando de pie y a dar un paso y una extremidad no acompañó y seguidamente el cuerpo quiso seguir y al no haber un acuerdo entre ambos todo se precipitó al suelo.
En su camino, todos los miembros intentaron comunicar, unos firmes, otros más despistados y ese despiste, los llevó a todos ellos, hacia un destino no muy lejano (EL SUELO).
Una vez allí, pasados unos momentos de gran incertidumbre, volvieron a intentar, volver a comunicarse.
Debía ser hora punta.
Donde hubo comunicación, todos al unísono, se decían, venga, con fuerza todos a la vez, pero parecía que esos estímulos eran débiles y no podían surcar ese camino, tan abrupto y aparentemente cortado.
Las neuronas del cerebro no cesaron en enviar estímulos, se iban agrupando y con el trascurso, de un poquirriquitín de tiempo.
Pareció un espasmo muscular, pero enseguida se volvió a repetir, fue un gran despertar.
Poco a poco, se fueron uniendo conexiones y del no haber al hay es un gran haber.
No todo a veces se normaliza, pero si más de lo que uno piensa se llega a volver hacer.
Sea con tú ayuda, con la ayuda de alguien, algo…, todo ello junto, bienvenido sea.
El no cesar en el empeño, con fuerza, con pocas o muchas ganas y una inmensa ilusión, depara más avances de los que uno puede pensar.

A veces parece que.......

Manuel Penalva Melero                                               9 de Noviembre 2017


Cuento nº 19
Hoy el Presente

Estoy a punto de cumplir 5 años y en mi memoria parece que ha sido hace un instante.
En el trascurso de estos casi 5 años, parece mentira, que se puedan almacenar, tantas imágenes, sentimientos, decepciones, llantos, sonrisas, …….
En un principio se empiezan a almacenar, muchas informaciones de diferentes caracteres.
Que poco a poco, por diferentes motivos no se muestran.
Son momentos que has retenido, aquel que te dijo: (Para la vida que vas a llevar, mejor que…, en otros momentos, el silencio, la pauta, él hay que esperar…
Este espacio de tiempo no fue ni corto, ni largo. Pero fue difícil de asumir.
En un momento dado, un pequeño roce en el cuerpo y este lo reconoce, una simple sílaba que no logras entender, pero si escuchar.
Con el trascurso del tiempo, vuelve a haber una conexión, entre el cerebro, el cuerpo y el ser.
Un muy despacio, pero se van reparando conexiones, la recuperación es mínima, escasa, pero va sucediendo.
En un principio, todo indica que no podrás, hacer, realizar… y posteriormente consigues, respirar, estar vivo, sonreír, llorar……
Las secuelas ahí están, y algunas no se irán, pero yo intenté, intento e intentaré que disminuya, su intensidad.
Cada día es diferente, no amanece igual y uno tampoco está igual, pero eso no es lo más importante.
Opinión personal: Poder sonreír es importante, sonreír es magnífico, pero :(SER SONREIDO) es lo mejor.

Manuel Penalva Melero                                      9 de Noviembre 2017

Cuento nº 20
El soñar es un bien de todos

Hubo, un ayer que ya pasó, fueron ideas que se fueron formando, pero una huella las dejó marcadas y estancadas.
Un traspiés, las atrapó y las retuvo.
Ideas de un futuro, que pasaron a un pasado y que hoy día actual, van aflorando algunas, unas se van desechando, otras van dando forma a otras nuevas, que en parte contienen un ayer.
Es bueno el no olvidar todo el ayer, pero no debe de influir, para construir un ahora mismo mejor, siempre se puede hacer mejor, pero no buscar la perfección, ¿Por qué?
Con permiso para mí no existe. Existe una continuidad, un no darlo todo por perdido.
En el ayer todo fue muy montaña rusa, con cuestas hacía arriba, el hoy es más llano, con montículos y curvas, pero poco a poco se van superando.
El mañana, no ha llegado. Por lo tanto, seguiré poco a poco, seguiré pensando, seguiré soñando: Qué bello y bonito es el instante exacto.

Manuel Penalva Melero                                      9 de Noviembre 2017


Cuento nº 21

No me nombres así


Un día cualquiera, que luego resultó no serlo, fue para ser recordado, una masa densa, aparentemente trasparente y pegajosa me engulló.
Cuando me miran, desde todos los puntos de fuga que apuntan las miradas, se puede leer en la viscosa masa una única y terrorífica palabra que marca mi conducta y la de quien me ve.
No soy la única engullida, su capacidad viral se propaga a través de días cualquiera, que luego no resultan serlo, afectando indiscriminadamente a cualquiera, en cualquier momento del ciclo vital.
Engullidos vemos y vivimos el tiempo, mientras la masa pasa por diversos cambios y fases, que se ordenan de maneras múltiple, en nombres y experiencias en cada caso, modificando su pesadez y poder.
Pese a sus cambios, la masa densa tiene la extraordinaria capacidad de mantener la palabra siempre para todos, pero solo ser vista como masa, por quienes la portamos, resultando para el resto como una realidad más, liviana, sin forma, abstracta y compartida, que viaja en su pensamiento, ligera, mientras se reitera, se mantiene y se aposenta adosada sobre nuestros hombros, en el día a día, a través de una única y pavorosa palabra, cada vez que la leen, cada vez que nos nombran así.



Elena Prous Climent                                           9 de Noviembre 2019



No hay comentarios: