Cuento nº 16 "Valió la pena"
Cuando mi suegro nos donó una parcela nunca pude imaginar los esfuerzos, manuales y económicos, que tuvimos que hacer para convertir aquel terreno reseco en una casa y un jardín.
Miles de horas de trabajo y cientos de plantas, sembradas con nuestras propias manos transformaron aquellos bancales en un lugar que ha proporcionado a mi familia muchos buenos momentos.
Cuando la desgracia se abatió sobre mi familia y tuvimos que irnos a Toledo a cuidar de nuestra hija la casa y el jardín cayeron en el abandono. La casa quedó cerrada durante nueve meses y el jardín se pobló de malas hierbas, hasta convertirse en un lugar casi intransitable.
A la vuelta a casa hubo que volver a empezar, esta vez con más años y menos ánimo, a desbrozar la maleza, sustituir las muchas plantas y árboles que se habían secado y solucionar los problemas de riego.
Ahora, cada vez que mis hijas y mis nietos nos visitan, cada vez que mi hija pequeña se pasea en su silla de ruedas por la terraza para ver a lo lejos el mar y la sierra de Almijara, cada vez que por las noches de verano se pueden oler los perfumes del jazmín y la dama de noche, creo que valió la pena.
Felipe Vila Málaga, 6 de Noviembre 2019
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