Cuento nº 18
"Farú, el cervatillo que aprendió a volar"
Farú era un cervatillo como todos y como ninguno. Pasaba los días pegando brincos y trepando por los riscos de los Montes de Toledo.
Una noche de verano, misteriosamente, comenzó a sentirse mal. De repente, se quedó inmóvil entre encinas y melojos. Toda su vitalidad se había perdido ipso facto, sin saber por qué.
Al amanecer, una musarañita distinguió a Farú, sumido en sollozos y lamentos. Avisó a sus amigos, si bien sólo podían transmitir algo de paz al maltrecho cervatillo.
Pronto se corrió la voz. Linces, corzos, gatos monteses, tejones y jabalíes se acercaron a consolar a Farú. Entre las hojas apareció Rapsi, una simpática culebra de escalera. “Sé cómo ayudarte. Avisaremos a Martina”. Todos se negaron, temiendo una reacción desmedida de la siempre hambrienta águila imperial. No obstante, Rapsi la llamó.
Martina agarró a Farú con fuerza, y sobrevoló la zona para llevarlo a un lugar perdido. Todos los animales peregrinaron hasta allí. Era un hospital secreto.
Vicente López Puertollano (Ciudad Real), 28 de Noviembre 2018
6 comentarios:
Enternecedor y muy entrañable,espero que pronto tu y tu amor, al igual que el resto de enfermos, consigaís la paz y el sosiego que os merecéis
Todo es posible, incluso lo que en apariencia es imposible
Voto por el 18.la fe mueve montañas .y el amor todo lo puede.
F.H
Voto por este relato del cervatillo como todos y como ninguno..que no perdió la capacidad de soñar. Enternecedora metáfora.
M.L.
Voto por el relato del cervatillo, A veces los sueños dificiles se convierten en realidad.
Precioso, mi voto es para este relato
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